
El gobierno israelí aprobó en secreto la creación de 22 nuevos asentamientos en Cisjordania ocupada, incluidos varios puestos ilegales previamente establecidos sin autorización oficial, según se conoció esta semana tras una votación del gabinete de seguridad celebrada la semana pasada.
La iniciativa, impulsada por el ministro de Defensa, Israel Katz, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich —ambos de extrema derecha— marca una nueva escalada en la política de consolidación territorial en territorios palestinos ocupados desde 1967, cuando Israel tomó el control de Cisjordania tras la guerra de los Seis Días.
“Impedir un Estado palestino”
Katz justificó la decisión afirmando que “fortalece nuestro control sobre Judea y Samaria” —nombre bíblico usado por sectores nacionalistas israelíes para referirse a Cisjordania— y constituye una “respuesta aplastante al terrorismo palestino”.
Por su parte, Smotrich, quien reside en el asentamiento de Kedumim, considerado ilegal por la comunidad internacional, sostuvo en redes sociales que el plan representa “una decisión histórica” y un paso estratégico para “impedir la creación de un Estado palestino que ponga en peligro a Israel”.
El proyecto contempla consolidar la presencia israelí en torno a la carretera 443, eje vial que conecta Jerusalén con Tel Aviv, lo cual, según el Consejo Yesha —organismo que agrupa a municipios de colonos en Cisjordania—, constituye “la decisión más importante desde 1967”.
Críticas por expansión
La organización israelí Peace Now reveló que en julio de 2024 se aprobó la mayor apropiación de tierras en Cisjordania en más de tres décadas: 12,7 km² en el valle del Jordán. En una grabación filtrada, Smotrich celebró que las confiscaciones de este año superan por diez veces los promedios anuales anteriores. “Es algo megaestratégico”, dijo, y añadió: “Esto cambiará el mapa dramáticamente”.
En 2023, el propio Smotrich declaró que su “misión de vida es impedir la creación de un Estado palestino”, y ordenó a los ministerios prepararse para recibir a medio millón más de colonos israelíes en el territorio ocupado.
Además, en mayo pasado se descubrió que el ejército israelí transfirió silenciosamente poderes legales clave en Cisjordania a funcionarios civiles vinculados a Smotrich, lo que supone un avance hacia el control civil pleno sobre el territorio y la desmilitarización administrativa del régimen de ocupación, lo cual, según expertos, acelera una posible anexión de facto.
Denuncias de limpieza étnica
Organizaciones de derechos humanos, como B’Tselem, condenaron duramente la medida. En un comunicado, un portavoz de la ONG señaló: “Israel continúa promoviendo la supremacía judía mediante el robo de tierras palestinas y la limpieza étnica en Cisjordania. El gobierno israelí trabaja abiertamente para destruir al pueblo palestino”.
Agregó además que la comunidad internacional “es cómplice de estos crímenes al quedarse al margen mientras millones de palestinos son sometidos a un régimen racista y brutal”.
La política de asentamientos ha sido reiteradamente declarada ilegal bajo el derecho internacional por Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia. Pese a ello, Israel ha multiplicado las construcciones, con más de 10 mil viviendas nuevas aprobadas solo entre enero y marzo de 2025, superando las cifras anuales previas.
Trumpismo y anexión: la alianza ideológica
El actual impulso expansionista de Israel cuenta con el respaldo ideológico del gobierno de Donald Trump. Su nuevo embajador en Israel, Mike Huckabee, dijo en una entrevista: “Sí, Israel está ocupando esa tierra, pero es la tierra que Dios les dio hace 3.500 años. Es suya”.
La administración Trump ha levantado sanciones a colonos violentos y ha dado señales de avalar plenamente la anexión, lo que ha sido recibido como una “oportunidad única” por los líderes del movimiento colono.