
Vladimir Putin aspira a reconquistar militarmente el imperio de lo que fue la URSS (empezando por Ucrania), pero de poco le sirve si este está despoblado o envejecido, como está ocurriendo de forma acelerada en Rusia, tras publicarse esta semana el dato de que el número de nacimientos en 2024 fue el menor desde 1999.
Este miércoles, el presidente ruso reconoció que las medidas para el aumento de la natalidad en Rusia, uno de los principales objetivos del Gobierno, han fracasado. “Siendo honestos, debemos admitir que las medidas de apoyo que hemos elaborado, que son muchas, son insuficientes”.
“Ni tiempo ni fuerzas”
Se quejó, entre otras cosas, de que las mujeres rusas se resisten a tener hijos y las que se deciden se convierten en madres por primera vez a la edad de los 28 o 29 años “y luego no queda tiempo ni fuerzas para ampliar la familia, pese a que no hay mayor felicidad en la vida que tener hijos”.
Como medida coercitiva, la Duma (cámara baja del Parlamento ruso) aprobó el pasado 12 de noviembre de 2024 una ley que prohíbe la propaganda de la ideología ‘childfree’ (que busca reconocer el derecho de las mujeres a no tener hijos).
La nueva ley represora establece multas desde 400,000 rublos (4,200 dólares, el equivalente al salario medio de cuatro meses en Rusia) a quien defienda públicamente el derecho de las mujeres a no tener niños, y hasta 5 millones de rublos a las empresas o medios de comunicación que inciten a las mujeres a no tener hijos. En casos graves o de reincidencia, la ley impone arresto y deportación en caso de ciudadanos extranjeros.
Prohibido ver “Juego de Tronos”
La obsesión de Putin para que las rusas tengan hijo lleva a situación delirantes, como el anucio del Ministerio de Cultura de prohibir las series y películas donde las mujeres antepongan su carrera a tener hijos.
La lista de obras afectadas por este veto se hará pública previsiblemente después del verano, pero la revista oficial del Parlamento ruso ha deslizado la posibilidad de que entre ellas estén series como House of Cards, Sexo en Nueva York o Juego de Tronos.
En paralelo, el Kremlin destinará en los próximos tres años 37,500 millones de rublos (más de 402 millones de dólares) a programas para promover la natalidad y atajar la crisis demográfica más grave del último cuarto de siglo.
Hemorragia demográfica
Rusia perdió en 2024 más de 772 mil personas, por lo que su población cayó a 143.9 millones de habitantes, desde su pico histórico de 148.5 millones en 1992. En términos absolutos, es el segundo país del mundo que más población ha perdido en el último cuarto de siglo —5.5 millones—, más que China y Japón —ambos 4.5 millones— y sólo superado por Ucrania, que sufre una auténtica sangría, con 12.8 millones de habitantes menos, proceso que se ha acelerado desde que Putin ordenara la invaisón del país, en 2022.
Comparado con su adversario histórico, Estados Unidos ha ganado en este periodo 90 millones de habitantes, hasta alcanzar los 340 millones.
De hecho, de mantenerse esta tendencia, las proyecciones para 2050 será de un crecimiento en EU, hasta alcanzar los 375 millones (aunque esta tendencia podría revertirse pronto, si Donald Trump se empeza en cerrar la frontera y expulsar a millones de inmigrantes). En cuanto a Rusia (país al que pocos quieren emigrar) la proyección es que en 25 años su población se haya reducido a 113 millones o incluso 105 millones, en su escenario más pesimista (la proyección para México, pese a que no escapa de la caída de la natalidad pasará de 126 millones actuales a 144 millones).
¿Qué paso en 2024?
En Rusia nacieron 1.22 millones de bebés en 2024, la cifra más baja desde 1999, pese a los incentivos del Kremlin y la amenaza a las mujeres que renuncien a tener hijos.
Además se registró una alta mortalidad, con más de 1.9 millones de decesos, un 13.40% por cada mil habitantes, muy por arriba de México (6.3%), debido, entre otros factores, a la elevada tasa de alcoholismo, especialmente entre los hombres.
Junto con Lituania, Rusia es el segundo país que consume más litros de alcohol per cápita, 15.1 litros, frente a 7.2 litros de México o 4.2 litros el promedio mundial.
Pero existe otro factor fundamental que está aumentando la sangría demográfica en Rusia y que es culpa directa de Putin: la guerra en Ucrania.
El costo de su ambición imperialista
La decisión de Putin de ordenar la invasión de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, y la guerra (de la que todavía no se le ve el fin) le está saliendo muy caro a Putin y a sus planes imperialistas. Se estima que más de 300 mil soldados rusos en edad de procrear murieron o resultaron heridos.
Además, otro millón de rusos huyeron del país, en su mayoría jóvenes para no ser reclutados forzosamente, pero también para escapar de la imparable ola represiva del régimen autoritario de Putin.
Pero no es sólo la guerra, la deriva represora del régimen de Putin a convertido la homosexualidad en chivo expiatorio, culpable de que no se formen familias “tradicionales” con hijos, al extremo de que su activismo está castigado con cárcel. Asimismo, los sectores ultras en la Duma, todos afines a Putin, están haciendo cada vez más difícil el derecho al aborto.
“Los niños, asunto de Estado”
Esta cruzada ultraconservadora para repoblar Rusia es, desde 2020, en un asunto de Estado cuando Putin ordenó modificar la Constitución para declarar que “los niños son la prioridad más importante de la política estatal rusa”.
En 2022 y para satisfacción de su aliado, el patriarca ortodoxo Kiril I, Putin firmó un decreto titulado “Fundamentos de la política estatal para la preservación y el fortalecimiento de los valores espirituales y morales tradicionales rusos”.
El decreto afirma, entre otras cosas, que la situación demográfica del país está amenazada por la “influencia ideológica destructiva” que se ejerce sobre los ciudadanos rusos, propagada por “Estados Unidos de América y otros Estados extranjeros hostiles, así como por una serie de organizaciones no gubernamentales extranjeras”.
Pero, de momento, ni los incentivos, ni las amenazas, ni el apoyo de la Iglesia nacional han logrado convencer a las jóvenes rusas de que se pongan a tener hijos, y menos cuando el gasto de la guerra en Ucrania empieza a dañar seriamente la economía.
Mientras tanto, las quejas de los observadores internacionales sobre los derechos humanos en Rusia caen en saco roto.
La Federación Internacional para los Derechos Humanos (FIDH) ha denunciado en reiteradas ocasiones las leyes rusas que violan la libertad de expresión y los derechos reproductivos de las mujeres “que busca controlar el cuerpo femenino y censurar posturas no alineadas con el discurso oficial”.
Natalia Morozova, directora en funciones del departamento de Europa del Este y Asia Central de la FIDH tiene clara la causa del declive demográfico: “La guerra, la movilización y el pexodo por la represión son las que han provocado la crisis demográfica en el país, y no supuestas influencias externas”.
“Ahora, al régimen de Putin le faltan soldados para su guerra en Ucrania, ’carne de cañón’, razón por la cual la Duma Estatal aprueba continuamente leyes fascistas a un ritmo sin precedentes. Obviamente, esto tendrá un efecto perverso sobre las tasas de natalidad”.