
Al menos ocho personas, incluyendo un niño de tres años y una misionera de origen irlandés, fueron secuestradas el domingo en un orfanato ubicado en una zona montañosa de Puerto Príncipe, Haití, asediada desde hace meses por bandas armadas que buscan tomar el control del territorio.
Las víctimas fueron raptadas en el orfanato Saint-Helena, localizado en la localidad de Tête Bois-Pins, en Kenscoff, una de las comunas más afectadas por la violencia. Entre los secuestrados se encuentra la directora del centro, también de nacionalidad irlandesa, que además atiende a personas con discapacidad.
La red de instituciones que incluye a Nos Petits Frères et Sœurs (NPFS) y la Fundación Saint Luc (FSL) condenó enérgicamente lo ocurrido, calificándolo como un acto “odioso e inaceptable”. En respuesta, anunciaron el cierre temporal de todos sus centros (como el Hospital Saint-Damien y el Family Hospital) hasta que los rehenes sean liberados sin condiciones.
“Decimos no a la impunidad, no a la indiferencia, no a la banalización del terror”, expresaron en un comunicado conjunto, subrayando su compromiso de seguir trabajando por un Haití más justo y digno.
Desde hace meses, Kenscoff ha sido escenario de constantes ataques y enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas del orden. Tan solo entre abril y junio de este año se reportaron al menos 185 secuestros en todo el país, de acuerdo con cifras de la Oficina Integrada de la ONU en Haití (BINUH), que alertó sobre el grave deterioro de los derechos humanos en medio de la prolongada crisis social y política que atraviesa el país.