
Silenciados por sicarios del crimen organizado, asesinados en medio de fuego cruzado en zonas de guerra o por afectar intereses de líderes gubernamentales o víctimas de grupos terroristas, en casi 26 años, 2 mil 308 periodistas han sido asesinados en el mundo por cumplir con su tarea; informar sobre conflictos bélicos, revoluciones, crímenes y actos de corrupción, según reportes de organizaciones internacionales como la Federación Internacional de Periodistas (FIP), Reporteros Sin Fronteras (RSF), Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW).
El gremio de periodistas en el mundo, registrado en sus distintas organizaciones y federaciones ha denunciado que desde 1990, cuando estalló la primera guerra en Irak, la denominada Guerra del Golfo (2 de agosto) que inició con una ofensiva militar de Estados Unidos, también fue el año en el que se registraron varias muertes de comunicadores, ya sea porque se encontraban en una zona de fuego cruzado, o por “error de fuego amigo”, como han calificado en más de una ocasión autoridades cuyas fuerzas armadas se han visto involucradas en estos sucesos.
Además de Irak, el convulsionado Oriente Medio ha sido escenario de cobardes crímenes de comunicadores que han ignorado las advertencias de censura de gobiernos dictatoriales y han sido secuestrados y posteriormente ejecutados por grupos terroristas como Al Qaeda, Abu Sayyaf y el Estado Islámico.
De acuerdo con los informes de la FIP y RSF, desde 1990 hasta agosto de 2016, al menos 2 mil 308 periodistas han sido asesinados en distintas circunstancias, aunque la cifra podría ser mayor, ya que medios de comunicación en el mundo que han perdido a alguno de sus reporteros en el cumplimiento de su trabajo, no han denunciado los asesinatos por estar bajo amenazas.
La Federación Internacional de Periodistas reportó en abril pasado, que desde 1990, cuando empezó con el registro de reporteros asesinados y que cifró en 40 en ese año, el número aumentó y desde el 2010 la cantidad de asesinatos no baja de 100.
El secretario general de la FIP, Anthony Bellanger, dijo a medios internacionales que el peor año que se vivió fue en 2006, cuando se registraron 155 muertes de periodistas, seguido del 2009, cuando perecieron 135 comunicadores.
Amnistía Internacional y HRW, que apoyan sus números en informes de la FIP y RSF, revelan que en lo que va del 2016 al menos 48 periodistas han sido asesinados y según el recuento, Argelia registró 1; Arabia Saudita 8; Azerbaiyán 4; Bahréin 5; China 84; Egipto 1; Emiratos Árabes 2; Irán 15; Laos 1; Libia 1, México 11; Omán 1; Palestina 1; Siria 17; Tailandia 1; Turquía 1; Ucrania 1, Vietnam 15.
El reporte indica también que 16 traductores o colaboradores de periodistas en zonas de conflicto fueron asesinados en este año en Afganistán 7, Siria 5, Turquía 2 y Honduras 1.
Asimismo, hay un registro de 169 comunicadores encarcelados y acusados de delitos infundados, cuando su única imputación es haber informado sobre actos de corrupción gubernamental, por vínculos con narcotraficantes o por no comulgar con el régimen. La lista la encabeza Arabia Saudita con 2; Azerbaiyán 9; Bahréin 10; Bangladesh 1; Birmania 4; Camerún 1; China 24; Corea del Norte 1; Cuba 2; Egipto 26; Eritrea 15; Gambia 1; India 1; Irán 19; Israel 1; Kazajistán 1; Kuwait 1; Laos1; Libia 1; Marruecos1; Omán 1; Uzbekistán 9; RDC 1; Rusia 3; Somalia 1; Sudán 1; Sudan del Sur 2; Siria 9; Tailandia 2; Turkmenistán 1; Turquía 8 y Ucrania 1.
En lo que respecta a la Ley Mordaza, con la que se busca silenciar a los medios para ocultar arbitrariedades, fraudes o actividades ilícitas de gobiernos y líderes políticos, no podían quedar excluidos Venezuela, Nicaragua y Turquía.
En Venezuela la crisis económica y social que vive este país al mando de Nicolás Maduro ha obligado a su gobierno a meter mano dura contra los medios de comunicación, a los que mediante represión les ha obligado a callar para no exhibir la quiebra del gobierno y que tiene al borde del abismo a los venezolanos. Periódicos y revistas se han visto limitados a sacar sus publicaciones diarias o semanales por falta de materia prima como papel y tintas, además de los constantes recortes en la energía eléctrica. Las televisoras y radiodifusoras locales se ven atadas de manos y prefieren no denunciar la crisis que se vive, ya que está la advertencia de la pérdida de concesiones.
En Nicaragua el panorama es similar, aunque aquí el gobierno del presidente Daniel Ortega manipula decenas de periódicos, revistas, radiodifusoras y la televisión estatal, por lo que las noticias en contra de su régimen sólo se conocen por valientes internautas que exhiben videos y fotos de la represión gubernamental.
Pero el caso que acapara los reflectores es el que surgió a partir del fallido golpe de estado en Turquía el pasado 15 de julio contra el presidente Recep Tayyip Erdogan. El mandatario, que acusa a funcionarios de su administración y políticos de traidores a la patria por apoyar la asonada que encabezó un pequeño grupo militar, no sólo ordenó encarcelar a todos los rebeldes, sino que por decreto, expropió y cerró 102 medios de comunicación que según Erdogan, formaron parte de la rebelión.
De acuerdo con Reporteros Sin Fronteras, la orden del presidente turco se cumplió el pasado 27 de julio con el cierre de los 102 medios, de ellos 45 periódicos que fueron expropiados, 16 canales de televisión, 23 emisoras de radio, tres agencias de noticias y 15 revistas, además de 29 editoriales.
En el caso de los periodistas, activistas locales han denunciado que el gobierno ordenó el arresto de 42 comunicadores acusados de participar en la asonada, además de que al menos una veintena de comunicadores están desaparecidos sin que hasta el momento se tengan noticias de ellos.
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