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A un año de la guerra, Putin amenaza a los rusos: se adoctrinan o cárcel o exilio

El presidente ha emprendido un acelerado lavado de cerebro de los rusos mediante la glorificación de los soldados que luchan por “liberar” al pueblo de los “Natonazis”... y pobre del que no se someta. De hecho, que la guerra prosiga un año después está ayudando a “limpiar el país del veneno occidental”

primer aniversario

Putin con los participantes de las olimpíadas culturales en Kaliningrado en septiembre de 2022

Putin con los participantes de las olimpíadas culturales en Kaliningrado en septiembre de 2022

PA

La segunda lección para instaurar un Estado totalitario es adoctrinar a la población y perseguir a los que no se someten. A punto de que se cumpla un año de la invasión rusa de Ucrania (como primer paso para reconstruir el caído imperio soviético), el presidente ruso, Vladimir Putin, acelera este proceso de adoctrinamiento, una vez que completó con éxito la primera lección del manual del totalitario perfecto, cuando logró someter la Duma (legislativo), el Tribunal Supremo y el llamado cuarto poder, los medios de comunicación, al capricho del presidente.

Con los dos únicos líderes democráticos fuera de juego —Boris Nemtsov fue asesinado en el muro exterior del Kremlin en 2015 y Alexei Navalni se pudre en una cárcel tras sobrevivir a un envenenamiento—, con los portales independientes clausurados y sus directores encarcelados o huidos del país, y con más de una veintena de oligarcas críticos con la guerra asesinados misteriosamente, el presidente ruso ha logrado extirpar lo que quedaba de democracia en Rusia.

Sin embargo, sabe que el apoyo del Ejército y la bendición de la Iglesia ortodoxa rusa no son suficientes para reconstruir el imperio ruso

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Guerra a los “Natonazis”

Putin necesita el apoyo sin fisuras del pueblo ruso, al que trata de convencer de que él no empezó la guerra en Ucrania hace un año, sino que empezó en 2014 cuando el gobierno “neonazi” de Kiev emprendió un “genocidio” contra el pueblo ruso del este de Ucrania, por lo que, al presidente no le quedó otro remedio que enviar a los soldados rusos a librar otra guerra patriótica contra “los genocidas de Kiev y sus aliados los Natonazis”, como hicieron sus abuelos durante la Segunda Guerra Mundial contra las tropas hitlerianas.

Pese a que estos argumentos son mentiras descaradas —ni el gobierno de Volodimir Zelenski (que es judío) es neonazi (aunque pueda haber elementos, como en tantos otros gobiernos) ni sus tropas cometieron un genocidio en el este rusófilo de Ucrania, sino que las tropas de Kiev lanzaron una legítima ofensiva contra los separatistas prorrusos armados por Putin—, y gracias a la férrea censura, que oculta los crímenes de guerra cometido por los rusos en Ucrania, unido a la la machacona propaganda belicista y patriótica, bendecida por el patriarca ortodoxo como si se tratara de una cruzada religiosa, este proceso de rusificación ultrapatriótica está arrojando resultados mucho mejores que la “operación especial” de las tropas rusas en Ucrania, con un apoyo al presidente que roza el 80% de la población, pese a las duras sanciones internacionales, como admiten observadores independientes.

Pero este ardor belicista podría decaer peligrosamente, si no llegan pronto buenos resultados en el frente de batalla y si se agrieta la censura en su punto más débil, las redes sociales; por lo que es necesario convertir la propaganda en un acto de fé mesiánico, y qué mejor manera que lograrlo mediante el adoctrinamiento sectario en las aulas.

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Universidades adoctrinadas

A días de que se cumpla el primer aniversario de la invasión de Ucrania (ordenada por Putin el 24 de febrero de 2022), el ministro ruso de Educación, Serguéi Kravtsov, decretó que todas las universidades comenzarán, a partir del próximo curso, con el izado los lunes de la bandera tricolor, el himno ruso y clases patrióticas, como ya se hace en las escuelas desde el año pasado.

Rusia ya instauró en septiembre de 2022 el izado de la bandera rusa y el himno como una obligación en todas las escuelas del país, al igual que una clase los lunes dedicada a la educación patriótica.

Desde entonces, como relata The New York Times en su crónica de la guerra este domingo, “escolares rusos recogen latas vacías para hacer velas para los soldados en las trincheras, mientras aprenden en una nueva clase semanal que el ejército ruso siempre ha liberado a la humanidad de agresores que buscan dominar el mundo”.

Niños juegan con armas en parques destinados a glorificar a los soldados rusos en la guerra

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Y los papás también

Esta asignatura fue inicialmente criticada por algunos sindicatos de padres que vincularon su aparición con el deseo de las autoridades de hacer propaganda de la campaña militar rusa en el país vecino. Pero las sucesivas leyes aprobadas para criminalizar la disidencia —un profesor puede ir a la cárcel, si se resiste a permitir este adoctrinamiento bélico— terminó por acallar las críticas.

El ministro de Educación adelantó que planea incluir en los libros escolares de forma obligatoria la historia de la campaña militar rusa en Ucrania para “desnazificar al gobierno de Kiev y liberar al pueblo”.

Y como castigo a los padres, Kravtsov afirmó además que "tomamos la decisión de que Conversaciones sobre lo importante también fuera para los padres", recalcó este domingo, obviando un detalle no menor:

Si Rusia fuese un Estado de derecho, este adoctrinamiento no habría sido posible porque el Artículo 13 de la Constitución de la Federación Rusa penaliza la “ideología coercitiva”. Pero Rusia dejó hace tiempo de ser una democracia que respeta las reglas del juego y el Tribunal Supremo no juzga según lo establecido por las leyes de la Carta Magna, sino por las leyes que decreta Putin y que aprueba sin rechistar la Duma.

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“Gracias a Dios, la guerra sigue”

Aunque parezca paradójico, el hecho de que Putin fracasara hace un año en su intento de tomar militarmente Kiev y la guerra se haya enquistado con decenas de miles de muertos en ambos bandos, muchos piensan en Rusia que no hay mal que por bien no venga.

“El liberalismo en Rusia está muerto para siempre, gracias a Dios”, se jactó Konstantin Malofeyev, un oligarca ultraconservador, en una entrevista telefónica el sábado al Times. “Cuanto más dura esta guerra, más se limpia la sociedad rusa del liberalismo y del veneno occidental”, declaró el aliado de Putin.

El hecho de que la invasión se prolongue durante un año ha hecho que la transformación de Rusia sea mucho más profunda, dijo, de lo que hubiera sido si se hubieran realizado las esperanzas de Putin de una rápida victoria.

“Si la Blitzkrieg (guerra relámpago) hubiera tenido éxito, nada habría cambiado”, remató , porque, en realidad, dijo, lo importante no es “desnazificar” Ucrania, sino “desoccidentalizar Rusia”.