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El Banco Mundial rebaja el crecimiento global al 2.9% y alerta sobre la estanflación

Brasil y México, las economías más rezagadas de las principales economías de América Latina

informe semestral 2022

Puerto de Long Beach, California, punto rojo en la cadena mundial de suministros

Puerto de Long Beach, California, punto rojo en la cadena mundial de suministros

Long Beach Authority

El Banco Mundial (BM) rebajó este martes 1.2 puntos la previsión de crecimiento global en 2022, que pasa del 4.1%, previsto en enero, hasta el 2.9% de junio, en su primer informe tras la invasión rusa de Ucrania, el estallido de la guerra y las sanciones internacionales contra el país más grande del mundo.

Este hecho, unido a los altos precios y los problemas en la cadena de suministros —que el mundo arrastra desde finales del año pasado, tras reactivarse el consumo postconfinamiento— está arrastrando a la economía global a una “fase crítica”, alerta el Banco Mundial en su informe semestral Perspectivas Económicas Globales, aunque descarta, de momento, la temida recesión.

“Tras el daño causado por la pandemia de coronavirus, la invasión rusa de Ucrania ha magnificado la desaceleración del PIB mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de crecimiento débil e inflación elevada, elevando el riesgo de estanflación". Este fenómeno es uno de los peores escenarios a los que se enfrenta una economía, porque los remedios para estimular el crecimiento (bajar los tipos de interés) retroalimentan la inflación

Putin contra el mundo

El principal elemento nuevo en las previsiones del Banco es la guerra de Ucrania, ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, que empezó a finales de febrero y que está teniendo muchos efectos sobre la economía mundial, principalmente un aumento del precio de las materias primas.

Para 2023, el BM también rebajó la perspectiva de crecimiento, en este caso en 0.2 puntos, hasta dejarla en un 3%.

El organismo financiero internacional alertó de la tentación que pueda darse entre los gobiernos de países en vías de desarrollo de fijar controles de precios o restricciones a la exportación para hacer frente a los altos precios y a las previsibles protestas ciudadanas.

"Los políticos de los mercados emergentes y las economías en desarrollo deben abstenerse de implementar restricciones a las exportaciones y controles de precios que podrían magnificar el aumento en los precios de las materias primas", indicó el informe.

Entre las mayores economías del planeta, el Banco Mundial prevé para este año un crecimiento del 2.5 % en Estados Unidos (1.2 puntos menos que enero); del 4.3% en China (una rebaja de 0.8 puntos) y también del 2.5% en la Eurozona (1.7 puntos menos).

En el caso de Japón, el ente financiero espera un crecimiento del 1.7% (1.2 puntos menos que en enero), y en el de Rusia, una actividad económica de -8.9% (11.3 puntos menos), a causa de su invasión de Ucrania y de las sanciones económicas impuestas por Occidente.

Dependencia latinoamericana del fertilizante ruso

En cuanto a América Latina y el Caribe, el Banco Mundial dejó prácticamente invariable la previsión, que rebaja apenas 0.1 puntos, hasta dejar el crecimiento en 2.5%. En enero proyectó 2.6%, antes del estallido de la guerra de Ucrania.

Sí redujo significativamente, sin embargo, la previsión para el próximo año, 2023, que en enero se había situado en el 2.7% y ahora ha rebajado hasta únicamente el 1.9%.

El principal riesgo que el BM señaló para Latinoamérica y el Caribe fue un posible impacto en las exportaciones y de la inversión a causa de la caída del crecimiento en el resto del mundo, especialmente en países como China (principal destino comercial de los productos sudamericanos) y Estados Unidos (con estrechos vínculos con las economías mexicana y centroamericanas).

Una caída de las exportaciones, unida a la debilidad de la demanda interna, podría llevar a algunas de las grandes economías de la región a la recesión, según el informe.

La guerra en Ucrania es otra de las principales amenazas para las economías latinoamericanas, dada su dependencia de los fertilizantes rusos y bielorrusos para el campo, por lo que una hipotética situación de escasez de fertilizantes empeoraría las cosechas, aumentaría el precio de los alimentos y dispararía la pobreza.

Este escenario, según la entidad financiera, desataría previsiblemente protestas, lo que a su vez reduciría las inversiones y podría llevar a los Gobiernos de la región a adoptar medidas consideradas negativas para el crecimiento como controles de precios o restricciones a la exportación.

Por países, el Banco Mundial prevé un crecimiento del 1.5% para la mayor economía de la región, Brasil; y del 1.7% para México, la segunda economía de la región. El mayor crecimiento en las mayores economías regionales se dará en Colombia, con un 5.4% y Argentina, con un 4.5% (tras el descalabro vivido en 2020).

Por su parte, los dos “pumas sudamericanos” en los últimos años, Chile y Perú, con crecimiento sostenido de dos dígitos o cercanos a este, se estancan en 3.1% en el caso peruano y 1.7% en el chileno. El BM prevé un crecimiento de 3.9% para Bolivia, Ecuador (3.7%), Uruguay (3.3%) y Paraguay (0.7%).

En Centroamérica y el Caribe, las proyecciones del BM son de un crecimiento del 6.3% para Panamá, la mayor de la región; 5% para República Dominicana; 3.4% para Costa Rica; 3.4% para Guatemala; 3.1% para Honduras; del 2.9% para Nicaragua y 2.7% para El Salvador.