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Boris Johnson se salva por los pelos del voto de confianza de los tories y sigue de premier

El polémico primer ministro británico tiene aún el favor de sus compañeros de partido en la Cámara de los Comunes pero el 41% votó en contra

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El premier Boris Johnson, en el ojo del huracán por las fiestas durante el confinamiento

El premier Boris Johnson, en el ojo del huracán por las fiestas durante el confinamiento

EFE

Una vez más, el primer ministro británico, Boris Johson, salió indemne del último escándalo de su polémico gobierno.

Una mayoría de 211 diputados votó a favor del voto de confianza de los diputados del Partido Conservador, frente a los 148 que pidieron en voto secreto que el primer ministro fuera destituido.

Pese a sobrevivir, la votación del lunes muestra que el jefe de Gobierno tiene a un 41.3% de sus parlamentarios en contra, lo que supone un duro varapalo político.

Peor parado que Theresa May

Esta última cifra es muy superior a la de los parlamentarios que votaron en su día contra la antecesora de Johnson, Theresa May (un 37%, lo que equivaldría a 133 con el número actual de 359 diputados conservadores), cuando la entonces primera ministra sufrió también su propia rebelión interna por culpa de su gestión del Brexit. De hecho, ocho meses después de que ganara el voto de confianza, May estaba fuera del poder y fue sustituida por el antieuropeísta Boris Johnson, uno de los artífices de su caída.

Se presenta, pues, un futuro cercano complejo para Johnson, cuya popularidad entre la opinión pública británica cayó en picada por el escándalo “Partygate”, sus fiestas regafas en alcohol durante la etapa más dura del confinamiento y cuando muchos ciudadanos murieron o perdieron sus puestos de trabajo.

Los precedentes no son buenos. Margaret Thatcher, John Major o la propia May sobrevivieron sus propias revueltas internas, para dimitir poco después. O sufrir, como fue el caso de Major, una espectacular derrota en las urnas.

Peligro de derrota electoral

De hecho, antes de la votación, la figura más relevante del sector rebelde, el exministro Jeremy Hunt, declaró que "las consecuencias de no cambiar (de líder) serán entregar el país a otros que no comparten esos valores (conservadores)".

Tras salvar Johnson el voto de confianza, Hunt, ahora presidente de la comisión parlamentaria de Sanidad, consideró que los "tories" van rumbo a perder las próximas elecciones generales de 2023.

Sin entrar en predicciones, William Hague, exministro de Exteriores y líder de los tories durante cuatro años hizo una ilustración sobre el particular modo de entender el liderazgo los conservadores británicos: “El Partido Conservador es una monarquía absoluta, moderada por la práctica del regicidio”.

A primera hora de este lunes, el presidente del Comité 1922, Graham Brady, anunciaba que se había sobrepasado el umbral de las 54 “cartas de retirada de confianza”, el 15% de los diputados conservadores, que solicitaban la dimisión de Johnson. Se activaba de ese modo el mecanismo de la moción de censura interna, la amenaza que había sobrevolado la cabeza del primer ministro desde que estalló el escándalo de las fiestas en Downing Street durante el confinamiento.

El comité reúne a los llamados backbenchers (literalmente, los diputados de los escaños traseros), la mayoría de los representantes parlamentarios conservadores que no ocupan un puesto en el Gobierno, y tienen, por tanto, más lealtad hacia sus electores y hacia su propio futuro político que a Johnson. Brady advirtió previamente a Johnson este domingo de la tormenta que se avecinaba en unas horas, cuando el Parlamento reanudara su actividad.

En teoría, los diputados no pueden solicitar una nueva votación de censura interna en el plazo de un año. Pero del mismo modo que se le advirtió a May de que las reglas pueden ser cambiadas, cuando soñó con seguir adelante en el cargo, Johnson será consciente de su fragilidad.