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Del Brexit al Bregret: una historia de arrepentimiento y descontento

A tres años de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea la mayoría de británicos cree que se equivocaron, pero su orgullo les impide rectificar y canalizan su frustración con la peor ola de huelga en una década

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Miles de huelguistas se manifestaron este miércoles por el centro de Londres, una escena cada vez más habitual

Miles de huelguistas se manifestaron este miércoles por el centro de Londres, una escena cada vez más habitual

EFE

La palabra Brexit ni siquiera es la original, sino que es un derivado de Grexit, creada a raíz del ruinoso problema de deuda del país heleno, que tuvo que ser rescatado y estuvo a punto de ser expulsado de la Unión Europea.

Surgió de la ocurrencia del premier británico, David Cameron, de convocar un referéndum sobre la permanencia de su país en el club comunitario europeo, el 23 de julio de 2016. Nunca pensó que fuera a ganar el sí, pero fue lo que ocurrió; gracias a ese voto nacionalista inglés superpoblado, para espanto de los escoceses, que votaron a favor de seguir vinculados a Bruselas y que su destino no dependa de la "madrastra" Londres.

Un partidario de un Brexit duro que corte por las malas con Europa

Un partidario del Brexit duro que corte por las malas con Europa se manifiesta frente al Big Ben de Londres

EFE

Casi siete años después, cuando se cumplen tres de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, luego de la sorprendente (o no tanto) victoria de los partidarios de divorciarse de la UE en el referéndum que se montó para contentar a los euroescépticos, la palabra Brexit se ha convertido en una especie de maldición que ha derribado ya cuatro gobiernos conservadores y ha generado el actual invierno del descontento.

Cameron —quien creyó ingenuamente que los británicos nunca iban a atreverse a romper con el continente, pese a que llevan en el ADN su insularidad que los diferencia del resto de Europa— dimitió tras ganar el sí al Brexit; su sucesora, Theresa May, se hartó de intentar negociar un Brexit que contentase al sector moderado y al duro del partido gobernante; finalmente se impuso este último de la mano de Boris Johnson, quien también acabaría siendo arrastrado por sus juergas durante la pandemia, mientras el Brexit empezaba a hacer ya estragos en los precios y en la falta de personal sanitario (tras perder sus trabajos y sus permisos de residencia miles de inmigrantes).

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Cuando todos pensaban que nada podía ir peor llegó tras la rebelión "tory" contra Johnson, su sucesora, Liz Truss, casi pone el país al borde del colapso económico por su empeño de llevar al extremo la política neoliberal y antieuropea de su admirada Margaret Thathcher. Pero lo único  que logró fue hundir la libra y la imagen del país, además de convertirse en el gobernante británico que menos tiempo ha durado en la era moderna: 44 días.

Liz Truss dimitió el 21 de octubre de 2022, tras permanecer sólo 44 días en el poder

Liz Truss dimitió el 21 de octubre de 2022, tras permanecer sólo 44 días en el poder

EFE

Tras ser echada a patadas (casi literalmente) del 10 de Downing Street, su sustituto y actual primer ministro, Rishi Sunak, tampoco está siendo capaz de sacar al país de la debilidad y del descontento en el que se encuentra desde que tomó el poder, a finales de octubre de 2022.

Nada que celebrar

Por todo lo señalado, nadie celebró este 31 de enero de 2023 el tercer aniversario de la consumación del Brexit. Al contrario: este miércoles, la segunda economía del viejo continente amaneció semiparalizada por las mayores huelgas en una década, que recuerdan peligrosamente

Se calcula que medio millón de personas secundaron las huelgas que, sin llegar a paralizar por completo el país, sí alteraron de manera significativa la vida cotidiana de gran parte de los británicos, que llevan meses soportando huelga a tras huelga de diferentes sectores. En el caso de ayer no acudieron al trabajo medio millón de profesores y personal ferroviario.

Cien días de Sunak sin luna de miel

Se considera ya este miércoles el día de mayores movilizaciones en el Reino Unido desde 2011, pero, de momento, Sunak, quien cumple precisamente cien días en el poder (sin que disfrutara de un día de gracia por la opinión pública) no cede a las exigencias de subidas salariales para compensar una de las inflaciones más altas de Europa, por culpa, en gran parte, por la falta de suministros procedentes del continente que presiona los precios al alza.

La inflación en Gran Bretaña cerró en diciembre en el 10.5%, frente al 8.2% de Alemania, la primera economía europea, o el 5.2% de España, el dato mejor de las grandes economías del continente.

Pese a que la temperatura sube en las calles, Sunak, al que todos asocian inexorablemente como otra víctima del Brexit no parece transigir; y es que el primer gobernante británico de la historia de origen indio se encuentra entre la espada y la pared.

Su posición, como no se cansa de repetir, se basa en un fundamento claro, pero dramático: si se suben los salarios al ritmo que crece la inflación, ésta nunca bajará.

… y llegó el Bregret

.Manifestación en Londres de partidarios de que  Gran Bretaña regrese a la Unión Europea

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EFE

De las cinco grandes economías europeas —Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España— la única que cerró con su PIB negativo fue precisamente la británica, la que se salió de la UE porque se dejó convencer por políticos populistas como Johnson, quien vendió poco menos que un regreso al glorioso pasado imperial, si rompía con la “ladrona Bruselas”.

Según el laboratorio de ideas británico Centre for European Reform (CER, siglas en inglés), la economía británica era en 2022 un 5.5 % menor de lo que habría sido si el país continuase en la UE.

Además, más de tres cuartas partes de las empresas británicas (un 77%) admiten que el Brexit no les ha ayudado a expandir su negocio en los últimos años a pesar de las promesas de que les sería favorable, según un sondeo de las Cámaras de Comercio Británicas (BCC, en inglés).

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El apoyo al Brexit ha caído en el arranque de 2023 al 32%, el mínimo de los últimos dos años, según una encuesta de YouGov, que muestra por el contrario que el 56% cree que no debió de ocurrir. En otras palabras, los británicos están arrepentidos, de ahí que la palabra de moda sea Bregret: Brexit+regret (arrepentirse).

Una encuesta de The Independent concluía que casi dos tercios de los británicos ahora apoyan un referéndum para reincorporarse de nuevo a la UE, pero al mismo tiempo son conscientes de que esto no va a ocurrir porque el orgullo les impediría volver a convocarlo.

De hecho, el líder laborista, Keir Starmer, quien todas las encuestas anuncian que ganará las elecciones (a celebrarse a más tardar el 24 de enero de 2005), ha reiterado que no está en su agenda.

El profesor de Política Europea de la London School of Economics (LSE) Kevin Featherstone señaló a EFE que el "Brexit creó una división sin precedentes en las identidades políticas que trasciende las lealtades partidarias tradicionales".

Ante esta situación, algunos británicos no descartan volver a la UE en el futuro, si bien Featherstone consideró que esto permanecerá fuera de la agenda política durante al menos 10 años.