Mundo

Ciao Berlusconi, fundador del nuevo populismo macho-alfa que inspiró a Trump

Muere el magnate tres veces primer ministro, perseguido por los escándalos y clave en la historia de la Italia moderna y el resurgir de la extrema derecha

italia

Foto de Berlusconi durante una convención de Forza Italia en 2017

Foto de Berlusconi durante una convención de Forza Italia en 2017

EFE

Silvio Berlusconi murió este lunes en un hospital de Milán consagrado como uno de los políticos fundamentales no sólo de la historia de Italia, sino de la política mundial de finales del siglo pasado y los 23 años que llevamos de siglo XXI.

Nacido en Milán hace 86 años, Berlusconi era conocido por sus compatriotas como il Cavaliere, un sobrenombre que dudosamente se pudo ajustar al político fallecido, a menos que el significado de “caballero” sea en italiano "quien compra diputados para que cambien el voto a su favor, o tenga amistades peligrosas con mafiosos, o compre a prostitutas menores de edad sus servicios sexuales y luego su silencio".

Fundador de una nueva generación de políticos populistas

De lo que nadie duda es de que ha sido el personaje más influyente de las últimas tres décadas en Italia y el fundador de esa generación de políticos macho-alfa, partidarios de un estado nacionalista fuerte que floreció en el arranque del siglo XXI y que inspiró a engendros criminales como el ruso Vladimir Putin; populistas supremacistas como el estadounidense Donald Trump o su sucedaneo ecocida latinoamericano, el brasileño Jair Bolsonaro; o los ultranacionalistas como el húngaro Viktor Orban o el turco Recep Tayyip Erdogan.

Pocas veces se vio a Putin tan feliz y sonriente con un líder mundial que como con Berlusconi

Pocas veces se vio a Putin tan feliz y sonriente con un líder mundial que como con Berlusconi

Archivo

La clave del éxito de Berlusconi fue que supo convertir su imperio mediático en una valiosa herramienta para promocionarse a sí mismo ante las masas de clase media como un hombre de éxito, para luego convertir esa permanente promoción publicitaria en votos.

Como la mayoría de los que imitaron su trayectoria populista, Berlusconi fue objeto de burlas de los políticos tradicionales por sus promesas de reconstruir la grandeza de Italia sin decir cómo iba a lograrlo. Sin embargo, esas burlas se apagaron en seco cuando llegó el voto de castigo contra esos partidos avejentados y debilitados por la corrupción y por el descontento por un modelo de democracia que no corregía la desigualdad social ni la mala gestión económica.

En los albores del fin del siglo XX, millones de italianos prefirieron votar a ese joven millonario de sonrisa Colgate que levantó un imperio inmobiliario, mediático y triunfó incluso con la compra del club de futbol Milan, el eterno rival inferior del Inter de Milán, al que convirtió con sus millones en un equipo que tocó la gloria cinco veces en el calcio (la otra religión de los italianos).

Lee también

Berlusconi aprovechó el vacío dejado por el desmantelamiento —a manos de los jueces de la operación Manos Limpias— de la hegemónica Democracia Cristiana (el equivalente italiano al PRI) para lanzar un partido centroderechista nuevo. Y aprovechó su instinto de empresario de la tele para atrapar espectadores con sus exitosos (aunque vulgares y bochornosos) shows televisivos y lanzar en 1993 un partido con un nombre contundente y con cierto tufo a eslogan fascista: Forza Italia.

De esta manera, un joven y ambicioso Berlusconi ganó en 1994 sus primeras elecciones al primer intento, más de dos décadas antes de que otro magnate, éste neoyorquino, hiciera lo propio en 2016, cuando Donald Trump ganó en Estados Unidos con otro exitoso lema que es ya el lema de la extrema derecha estadounidense: Make America Great Again.

3,291 días en el poder

Tras su victoria, con la que sepultó la I República italiana y sepultó la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, Berlusconi fue tres veces primer ministro en los siguientes 17 años y el hombre que ocuparía más tiempo el palacio de gobierno Chigi (léase kiyi), con 3,291 días, muy por delante del democristiano Giulio Andreotti, la otra figura fundamental de la Italia moderna.

Un joven Berlusconi junto al veterano exprimer ministro de la Democracia Cristina, Giulio Andreotti

Un joven Berlusconi junto al veterano exprimer ministro de la Democracia Cristina, Giulio Andreotti

Archivo

Desde entonces hasta sus últimos días en el hospital de Milán donde ingresó hace dos meses, aquejado de problemas cardiacos y leucemia, Berlusconi no ha dejado de estar en primera línea de fuego de la política italiana, aunque, tras años de escándalos y batallas judiciales, su Forza Italia se vio forzado a ser socio de la coalición ultraderechista de gobierno liderada por la ultraderechista Giorgia Meloni, 40 años menor que él.

De la Cosa Nostra al Bunga Bunga

Casado tres veces, con cinco hijos y con una novia en sus últimos años 53 años menor que él, Berlusconi consideraba, al igual que su "discípulo" Trump, que tenía que demostrarse que poder y virilidad van de la mano.

Fue imputado en numerosas ocasiones por escuchas ilegales y prostitución de menores, como el escándalo de las fiestas “Bunga Bunga”.

La fiscal de Milán, Tiziana Siciliano, acusó a Berlusconi de tener "grupos de esclavas sexuales" en su mansión de Ancore, donde "ocurría algo moralmente cuestionable, medieval, increíble", una "horrible violencia contra las mujeres" que en la actualidad se "mira con repugnancia" y mencionó a Emilio Fede, periodista de Mediaset, el grupo audiovisual propiedad de la familia del magnate, como la persona que "ofrecía" las chicas al "sultán" para "completar el harén".

La polémica sobre las fiestas 'bunga bunga' surge bajo el marco del caso "Ruby", en el que Berlusconi fue acusado de comprar con 12 millones de dólares el silencio de 13 chicas que estaban involucradas en prostitución de menores. 

En el caso específico de Ruby Rubacuori (Rompecorazones en español), Berlusconi fue acusado de mantener relaciones con la joven marroquí a cambio de dinero cuando esta era menor de edad (con 17 años). 

Ruby Rubacuori (Rompecorazones), durante una fiesta en la Ópera de Viena en 2011

Ruby Rubacuori (Rompecorazones), durante una fiesta en la Ópera de Viena en 2011

G3online

Además, Berlusconi fue acusado de abuso de poder al aprovechar su cargo para liberar a la joven tras un arresto por robo. El propio Cavaliere reconoció en una sesión del juicio que llamó a la Policía para lograr que Ruby saliera de la cárcel. 

De todos los casos fue absuelto por la Justicia y logró que fuese perdonado por la conservadora sociedad italiana, pese a la omnipresencia vigilante del Vaticano. 

Durante años se investigaron también sus vínculos con la Mafia y el dudoso origen de su fortuna, relacionada con la Cosa Nostra. Berlusconi siempre negó esta grave acusación formulada por la Fiscalía Antimafia en varias ocasiones. 

Muchos de sus detractores lo veían ya durmiendo en la cárcel, pero, por increíble que parezca, la Justicia italiana nunca pudo (o no quiso) indagar hasta el final este nexo, aunque durante años tuvo como cuidador de sus caballos en su mansión familiar de Ancore, en la periferia de Milán, a Vittorio Mangano, un sicario de la mafia con varios asesinatos en su currículum.

Importantes jueces antimafia de Italia, como Nino Di Matteo, nunca dudaron de ese vínculo real. “Berlusconi subvencionó a la Mafia durante años”, declaró frustrado el juez al diario español El País recientemente.

Finalmente, Il Cavaliere si fue condenado e inhabilitado por fraude fiscal en 2012, por lo que no pudo presentarse a unas elecciones hasta enero de 2019. Su primera condena judicial en firme parecía una oportunidad para renunciar al poder por ética personal y nombrar a un sucesor. Pero los líderes con un ego del tamaño del Coliseo no nacieron para ser sustituidos (como bien aprendió de él Trump).

El partido era suyo y ni siquiera entonces, cuando era crucial sustituir su liderazgo por el de alguna cara joven (“he tenido más sardinas que delfines”, dijo de sus posibles relevos en 2018), dio un paso al lado.

Sólo cuando se hizo evidente que no podía seguir ganando, autorizó el apoyo de sus parlamentarios para el gobierno del tecnócrata Mario Draghi. Y cuando ya no le convino el liderazgo del expresidente del Banco Central Europeo (empezó a ponerse celoso de su buena gestión económica), dio luz verde para un golpe parlamentario de la derecha que liquidó la legislatura en julio de 2022 y dejó el campo abierto para una marcha triunfal de Giorgia Meloni como líder de la derecha populista y neofascista, aunque vigilada muy de cerca por la Unión Europea.

La triada del poder en Italia hjasta este lunes: el xenófobo Matteo Salvini, la premier ultraderechista Giorgia Meloni y Berlusconi

La triada del poder en Italia hjasta este lunes: el xenófobo Matteo Salvini, la premier ultraderechista Giorgia Meloni y Berlusconi

EFE

Admirador de Putin

Berlusconi se pavoneó sin rubor de sus amistades con dictadores, como el sátrapa libio Muamar Gadafi, y es uno de los políticos occidentales que defendió hasta el final al ruso Putin y que criticó la ayuda militar de la OTAN al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que pueda expulsar a los invasores de su país; algo a lo que ni siquiera ha llegado tan lejos Trump, otro amigo del criminal de guerra ruso.

Tanto cariño sentía il Caimano (el otro sobrenombre de Berlusconi, menos conocido, pese a ser mucho más acertado) por Putin, que éste le dedicó este lunes una palabras sentidas en los que lo definió como “ un gran amigo de Rusia; un gran patriota de los pocos que quedan”.

Y a falta de un pronunciamiento de su otro gran amigo, Trump (concentrado en el histórico juicio en su contra que se celebrará este martes en un tribunal de Miami), el diario británico The Guardian describió así la herencia  del político italiano para la posteridad: “Berlusconi nos ha dejado, pero aquí sigue Trump. El legado podrido del populismo está en todas partes”.