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El drama de las familias de Azov: sin noticia de los cautivos y con la certeza de torturas

Los familiares de los combatientes ucranianos de la brigada Azov enfrentan la angustia de la incertidumbre y la certeza de torturas en cautiverio ruso

Ucrania

Oleksandra Vazianova, acompañada por algunos de sus amigos, participa en un acto de apoyo a las familias de los prisioneros de guerra ucranianos de la brigada Azov

Oleksandra Vazianova, acompañada por algunos de sus amigos, participa en un acto de apoyo a las familias de los prisioneros de guerra ucranianos de la brigada Azov

EFE/ Marcel Gascón

Sin posibilidad de comunicarse con sus seres queridos en cautiverio ni información sobre su paradero o estado, los familiares de los combatientes ucranianos de la brigada Azov viven inmersos en la agonía de la incertidumbre con la certeza casi absoluta de que sus padres, maridos, hijos y amigos están siendo torturados en Rusia.

Un 94 % de los prisioneros de guerra ucranianos liberados dicen haber sufrido torturas en cautiverio ruso. A estos malos tratos sistemáticos los militares de Azov han de sumar la hostilidad adicional que despiertan en los rusos por formar parte de una brigada que el Kremlin considera su enemigo número uno.

"Vadim fue mi compañero de clase y está en cautividad; ha estado en las listas de intercambios en varias ocasiones, pero no ha sido liberado. Por ser de Azov se le somete a un tratamiento especial", dice a EFE Olga Bielous, una ucraniana de 22 años que explica el tormento que suponen para familiares y allegados estas expectativas frustradas.

En el centro del discurso de Rusia

Con orígenes en el movimiento patriótico del mismo nombre que en 2014 tomó las armas para defender el territorio ucraniano de las milicias separatistas títeres del Kremlin, Azov es hoy un componente plenamente integrado en las fuerzas regulares de Ucrania dentro de la Guardia Nacional.

Pero Rusia lo considera una organización terrorista y sigue explotando la ideología de extrema derecha de algunos de sus integrantes para apuntalar su discurso sobre la existencia de un régimen nazi en Ucrania y justificar así su agresión militar contra el país.

Gary Tabach es capitán en la reserva de la Marina de Guerra estadounidense y fue representante de la OTAN en Moscú. Tabach viaja constantemente a Ucrania para apoyar a los mutilados de guerra de Azov, para los que recauda dinero y hace gestiones que permiten su rehabilitación en Estados Unidos.

"Para Rusia son neonazis, aunque esta acusación no tiene ningún sentido; en todos los ejércitos y movimientos patrióticos hay extremistas, también en los de EE.UU. y el de Rusia”, dice a EFE Tabach, que es judío e invita regularmente a los militares de Azov a sus sinagoga en Florida y Kiev.

Casi dos años sin noticias

"La Federación Rusa no nos da ninguna información sobre dónde están o cómo están; no sabemos nada de ellos desde el momento en que salieron de Azovstal el 18 de mayo de 2022", dice a EFE Natalia Kravtsova, madre de un soldado de Azov capturado por Rusia en la rendición masiva de los combatientes ucranianos que defendían la acerería de Mariúpol, en la región oriental de Donetsk.

Kravtsova es una de las organizadoras de las manifestaciones que, periódicamente desde hace meses, piden el retorno de los defensores de Mariúpol que Rusia hizo prisioneros al caer la ciudad después de casi tres meses de asedio.

Estos actos sirven a los familiares para apoyarse mutuamente y encontrarse con prisioneros de guerra liberados que en ocasiones se han cruzado con sus seres queridos durante el cautiverio.

Además, las concentraciones muestran a los soldados ucranianos retornados de Rusia que la sociedad ucraniana no se ha olvidado de ellos, dice a EFE sobre su motivación para estar presente Oleksandra Vazianova, una desplazada de la ciudad de Mariúpol que defendieron los combatientes de Azov.

Apoyo moral e información

"Venir aquí me da fuerzas; me encuentro con gente que me entiende al cien por cien, con gente que ha visto a mi marido recientemente", relata a EFE en la manifestación celebrada el pasado domingo Victoria Velihura, esposa de otro combatiente de Azov capturado en Azovstal.

Como ocurre con otros cautivos de Azov, una de las pocas informaciones que tiene Velihura de su marido es que sobrevivió a la matanza de Olenivka, una localidad de la Ucrania ocupada en la que en julio de 2022 murieron más de cincuenta prisioneros de guerra ucranianos en una explosión en las barracas que ocupaban.

Más detalles e igual de poco tranquilizadores se conocen sobre los prisioneros de Azov condenados en Rusia a largas penas de prisión por terrorismo pese a ser parte de las fuerzas regulares ucranianas que defienden su territorio de la invasión rusa.

Sus rostros demacrados y envejecidos, fotografiados durante los juicios, han aparecido en medios rusos. Su aspecto recuerda al que presentan al llegar a casa muchos de los prisioneros ucranianos canjeados, que a menudo han perdido decenas de kilos tras meses de inanición bajo custodia rusa.

"Para nosotros es una situación muy dura", señala Natalia Kravtsova sobre lo que viven los familiares de los defensores de Mariúpol. "Ellos defendieron a Ucrania en territorio ucraniano y no cometieron ninguna acción que pueda considerarse un crimen de guerra. Sólo defendieron a la gente y a su país", remacha la madre de uno de los prisioneros de Azov.