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Ejército israelí deja un rastro de muerte y devastación en Yenín, como hace 20 años

El número de palestinos muertos en dos días de bombardeos y ofensiva terrestre se elevó a 12, entre ellos cuatro menores

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Palestinos corren tras una carga de tropas israelíes en una calle de Yenín, Cisjordania ocupada

Palestinos corren tras una carga de tropas israelíes en una calle de Yenín, Cisjordania ocupada

EFE

El Ejército israelí comenzó este martes la retirada de tropas del campo de refugiados de Yenín, lo que apunta a que el fin de la operación militar a gran escala podría estar cerca, dejando atrás un rastro de muerte y destrucción, con un saldo provisional de 12 palestinos muertos, entre ellos cuatro menores, y los servicios de emergencia informan de varios heridos graves de bala.

"Algunas tropas están saliendo ahora del campo", dijo un portavoz militar israelí, aunque no confirmó si se trataba de la retirada definitiva. En las últimas horas, se seguían registrando intensos intercambios de fuego dentro del campo.

Sin embargo, las recientes declaraciones tanto del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como del titular de Defensa, Yoav Gallant, sugieren que la operación estaría llegando a su fin.

"Estamos completando todos nuestros objetivos en Yenín", afirmó el primer ministro sobre esta operación, por tierra y aire, la de mayor envergadura en Cisjordania ocupada desde la Segunda Intifada, hace veinte años.

"Continuaremos el tiempo que sea necesario para desarraigar el terrorismo. No permitiremos que Yenín vuelva a ser una ciudad refugio para el terrorismo. Erradicaremos el terrorismo dondequiera que este", manifesto Netanyahu.

Por su parte, Gallant afirmó que Yenín, histórico bastión del movimiento miliciano palestino, "ha dejado de ser un sitio de producción de terrorismo" e indicó que en dos días las tropas "han interceptado líneas de producción de armas, confiscado miles de artefactos explosivos, demolido decenas de sitios de fabricación de armas, escondites y laboratorios para la producción de explosivos”.

“Durante los últimos dos años, Yenín se ha convertido en un sitio de producción para el terrorismo. Como resultado de nuestras actividades de los últimos dos días, esto ha llegado a su fin", dijo el ministro durante una visita al puesto de control militar de Salem, cerca de Yenín, junto con Netanyahu.

Cuatro niños muertos

El operativo ha dejado un rastro de devastación en el campo, sin agua ni luz, que ha obligado a más de 3,000 personas de entre los casi 20,000 residentes a abandonar sus hogares para huir de la violencia.

El Ministerio de Sanidad palestino confirmó que la cifra de muertos en Yenín se elevó a 12 —entre ellos cuatro menores—, aunque servicios de emergencia como la Media Luna Roja han informado de que han atendido a varios heridos graves de bala y que incluso han trasladado algunos cuerpos a los hospitales, por lo que la cifra de fallecidos previsiblemente aumentará en las próximas horas.

La historia se repite

Ataf Damaj, una mujer palestina en la cincuentena, ve como la historia se repite. Hace 21 años huyó de su casa por la dura batalla de Yenín en la Segunda Intifada, y anoche volvió a escapar de su hogar en el campo de refugiados por la cruenta operación militar del Ejército israelí, que ha dejado 12 palestinos muertos y un paisaje de amplia devastación en la ciudad.

"La situación en el campo era horrible", cuenta Damaj, que anoche se marchó con su marido y sus seis hijos para ir a refugiarse a casa de su cuñado en otro barrio más seguro de Yenín, mientras se recrudecían los combates entre milicianos palestinos y las tropas israelíes en las callejuelas del campo de refugiados.

En marzo y abril de 2002, en plena Segunda Intifada, el Ejército israelí lanzó la operación Escudo Defensivo en Cisjordania, una de sus ofensivas más duras desde la Guerra de los Seis Días de 1967, que en gran parte se centró contra las milicias del campo de Yenín.

Los combates de entonces causaron "gran destrucción" y muchos habitantes del campo huyeron, rememoraba Damaj tras escapar de nuevo ayer junto a 500 familias más, después de verse atrapada en casa sin agua, electricidad y casi sin alimentos.

"La gente está triste y enfadada", se lamentaba Suheib Sabana, vecino del centro de Yenín que contemplaba la situación en la calle.

Todo ello, entre el incesante ruido de explosiones y disparos por los choques armados que no pararon desde que la operación empezó la madrugada del lunes y el rumor de fondo de drones sobrevolando los cielos de la urbe, desde los que Israel realizó más de una decena de ataques aéreos que asestaron un duro golpe a las milicias locales.

"Se trata de un campo de refugiados, ¿Quién usa todo un Ejército y toda su fuerza militar para atacar un lugar lleno de civiles?", declaró Mustafa Barguti, exdiputado y médico palestino que fue a ver la situación de primera mano en Yenín. Según lamentó, la urbe está condenada a un inacabable "círculo vicioso" de violencia.

La frustración por ello se percibía en el ambiente, también entre el alcalde de la ciudad, Nidal Abu Saleh, presente en instalaciones en las afueras de la ciudad donde ayer se alojó a algunos evacuados.

"Estamos cansados y ya no tengo nada que contar", indicó, mientras residentes de la ciudad ayudaban en las tareas de apoyo a los habitantes del campo evacuados, muchos de alojados en casas de amigos, parientes o incluso desconocidos, y otros en hoteles que les acogieron, en un ambiente de solidaridad que impera entre palestinos pese a las graves adversidades.