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Más esperanza que temor: la IA puede guiarnos a un mejor futuro

El impacto de la IA preocupa a muchos, pero no todo es motivo de alerta. Bases de datos y robots son ya imprescindibles para combatir los grandes desafíos que amenazan a la Humanidad y al planeta. 

Inteligencia artificial

Los desarrollos tecnológicos en IA pueden ayudar a mejorar la sostenibilidad de las técnicas agrícolas.

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V-MR

La robotfobia se va metiendo más en las mentes. Los medios hablan del miedo a la Inteligencia Artificial (IA), a robots que puedan pensar y arrebatar empleos a las personas. Cunde el temor a que la Humanidad termine siendo el juguete de las máquinas.

Hace unas semanas científicos, expertos, empresarios y analistas firmaron una carta solicitando que se suspendan durante seis meses los experimentos con IA.

Este lunes los eurodiputados que redactan la futura ley de IA pidieron a la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, y al presidente de EU, Joe Biden, que convoquen una cumbre internacional para regular sistemas tecnológicos.

Parte del pánico ante el impacto disruptivo de la IA viene de la falta de transparencia de estas herramientas. Sabemos poco sobre las posibilidades de que los datos que nos brinda la IA resulten opacos, con sesgos insertados. Preocupa su uso para prácticas de vigilancia. Y ha surgido alarmas por la equidad y el riesgo para los derechos humanos y otros valores fundamentales.

Pero el desarrollo de herramientas tecnológicas con IA también implica avances para el bien social. Porque bases de datos y robots se perfilan como sumamente necesarios para ayudar a resolver los problemas más graves que amenazan al ser humano y al planeta. Es ya imposible afrontar los grandes retos que se le vienen a la Humanidad sin la ayuda de la IA.

¿Qué entender por IA? 

Hay múltiples definiciones para Inteligencia Artificial. Algunos especialistas la definen en términos complejos y otros en palabras más sencillas. Como el CEO de DataRobot Jeremy Achin, que la describe como un sistema computacional que se utiliza para que las máquinas realicen trabajos que requieren la inteligencia humana.

La IA tiene como referencia la inteligencia humana, por demás compleja. Es decir, busca emular las múltiples habilidades cognitivas que tenemos los humanos.

Desde el plano de la competencia, los sistemas de IA se dividen en tres niveles. La IA específica o Artificial Narrow Intelligence es la que existe hoy en día y que es capaz de hacer muy bien –probablemente mejor que el mejor de los humanos– una tarea o conjunto de tareas previamente acotadas y solamente esas tareas. Por ejemplo, jugar al ajedrez. Pero este sistema sólo es capaz de jugar al ajedrez.

La IA general implica todas las habilidades y capacidades que tenemos los humanos. Como máquina es capaz de imitar la inteligencia humana y con amplia capacidad de acción. En su comportamiento, puede aprender y, con base en eso, replicar actitudes para resolver diferentes cuestiones. Muchos expertos sostienen que aún estamos a años de contar con una verdadera IA general.

Mientras que la Súper IA es vista como la más poderosa, precisamente porque es la máquina capaz de volverse consciente y autónoma. Incluso se le considera capaz de pensar mejor y de ser más hábil que nosotros. Pero estamos lejos de eso.

Cuando el mundo haya alcanzado el nivel de la Súper IA estaremos en el nivel de la “singularidad”. Ese es el estado que teóricamente preocupa a muchas personas.

IA para medicina e investigación médica.

IA para medicina e investigación médica.

Systemsmedicine.net

Pérdida de empleos, la pesadilla inquietante

Según el Foro Económico Mundial habrá un desplazamiento laboral producto de la IA. En su reporte asegura que 85 millones de empleos serán reemplazados por máquinas con IA para el año 2025.

El fenómeno causado por ChatGPT ayuda a comprender la razón de esta preocupación. Este modelo de IA se está incorporando a programas informáticos e incluso a programas para profesionales creativos.

Según un estudio difundido por OpenAI, su desarrolladora, este despliegue afectará al 80% de los empleos en un futuro próximo. Algo similar se espera con Bard, el bot conversacional de inteligencia artificial desarrollado por Google como respuesta directa al auge de ChatGPT.

Ciertamente se extinguirán empleos actuales, pero deberán aparecer otros. Estos demandarán un mayor nivel de especialización que el que implica a quien labora de cajero en un supermercado, cobra peaje en autopistas o empaca camisetas.

Los bots también suponen una amenaza para matemáticos, gestores contables, auditores, analistas financieros, reporteros y periodistas, asistentes administrativos, traductores RP’s y más.

Los expertos coinciden en que el desafío consiste en adaptarse a este gran cambio, que incluso puede significar una quinta revolución industrial. El mismo reporte del Foro indica que gracias a la IA, para 2025 se crearán 97 millones de nuevos trabajos. Pero más allá de estas nuevas ocupaciones, el problema es que no estamos desarrollando las habilidades necesarias que eso implica.   

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IA y retos del mañana

No todo el panorama debe teñirse de gris. La IA igualmente está motivando iniciativas para nuestro bienestar. Desde hace más de 10 años existen movimientos “tecnooptimistas” como DataKind, Bayes Impact, Data Science for Social Good, AI4ALL o hack4impact y otras que se enfocan en utilizar la tecnología para abordar y resolver algunos de los desafíos sociales más complejos.

Naixus es una red compuesta por más de 30 socios fundadores. Se trata de una iniciativa multidisciplinar destinada a cerrar la brecha entre la IA y el desarrollo sostenible. Su objetivo es fortalecer la cooperación internacional en torno a esta disciplina y las tecnologías digitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Para 2030, la IA influirá e impactará de manera mensurable en más de 8500 millones de personas, en todos los sectores, y en diversos ecosistemas humanos y terrestres en una escala sin precedentes.

En su sitio web, Naixus refiere que un estudio publicado en Nature indica que la IA podría ayudar a alcanzar el 79 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

No es posible pensar en afrontar los retos que se vislumbran para la Humanidad sin robots ni procesamiento a gran escala de datos. ¿Cómo resolver el desafío que ya implican el envejecimiento de la población, las crisis hídrica, ambiental y energética o las próximas pandemias? ¿Cómo reducir el consumo de agua en la agricultura, detener el avance del virus del Zika en África o predecir inundaciones en Asia o Latinoamérica?

Sí, los dilemas de índole ético sobre la IA están ahí, y lo estarán por un rato más. Pero no debemos enfocarnos sólo en la turbadora disyuntiva acerca de su uso. Es una verdad irrevocable que ayudará a solventar aquellos problemas que nos amenazan a nivel planetario. Quizás por sí sola no será la solución, pero en definitiva formará parte de ella.