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¿Kosovo como Ucrania? Guía del polvorín que amenaza al país más joven de Europa

La tensión creciente entre la minoría serbia y la mayoría albanokosovar podría estallar en un conflicto donde, de nuevo, aparece la sombra de Putin; pero con un agravante: la presencia de tropas de la OTAN en el empobrecido país balcánico

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Serbokosovares se enfrentan a soldados del cuerpo de paz de la OTAN en la localidad de Zvechan

Serbokosovares se enfrentan a soldados del cuerpo de paz de la OTAN en la localidad de Zvechan

EFE

¿Cuál fue la chispa del reciente estallido de disturbios en Kosovo?

El estado más joven de Europa —declaró unilateralmente su independencia el 17 de febrero de 2008, tras ganar la guerra a Serbia con el apoyo de Estados Unidos— no ha logrado en estos 15 años integrar pacíficamente a la minoría serbokosovar que vive en la región fronteriza con Serbia.

La chispa estalló el pasado viernes porque la minoría serbia, que es mayoría en el norte de Kosovo, se niega a aceptar la autoridad de los alcaldes de etnia albanesa de cuatro municipios. Esos regidores fueron elegidos en abril en unos comicios boicoteados por los serbokosovares.

La tensión estalló cuando los serbios bloquearon el acceso de los ediles a los ayuntamientos y la policía kosovar les abrió paso recurriendo a la violencia, algo que fue criticado incluso por Estados Unidos, el principal valedor del gobierno de Prístina, la capital de la pequeña nación europea (menor que el estado de Querétaro y con sólo dos millones de habitantes, de los que apenas 80 mil son de etnia serbia).

El lunes, las protestas se tornaron violentas y 50 manifestantes y 30 soldados de la misión de la OTAN, la KFOR, resultaron heridos en la ciudad de Zvechan. Como reacción, la OTAN enviará otros 700 militares para reforzar el contingente de los 3,800 ya desplegados.

El problema es que, para los serbokosovares, las tropas de pacificación de la OTAN son lo más parecidos a tropas de ocupación. No las consideran imparciales porque no olvidan que fueron las mismas que bombardearon Belgrado en 1999, alegando limpieza étnica de los serbios contra la población de origen albanés (como quedó confirmado por inspectores de la ONU). 

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Los bombardeos ordenados por Bill Clinton precipitaron la rendición de Serbia y la consumación de la independencia de Kosovo.

¿Qué quieren los serbokosovares?

En pocas palabras, la minoría serbia no quiere ser engullida por la mayoría albanokosovar, con la que no comparte ni abecedario (los primeros escriben en cirílico, los segundo en caracteres romanos), ni idioma (los primeros hablan serbocroata y los segundos albanés), ni religión (los primeros son cristianos ortodoxos, los segundos musulmanes), ni origen étnico (los primeros son eslavos y los segundos proceden de antiguos pueblos helénicos y balcánicos con algo de mezcla de invasores turcos), ni desde luego comparten la Historia (cuando no guerrearon, uno de los dos estaba sometido al otro).

Antes de la guerra de independencia de Kosovo (de febrero de 1998 a junio de 1999) los que estaban marginados por las autoridades de Belgrado eran los albanokosovares; después de la guerra se invirtieron los papeles y la que está marginada ahora es la minoría serbia.

Los serbokosovares boicotearon las elecciones de abril, en protesta por negarse el gobierno de Prístina, la capital de Kosovo, a cumplir su parte del acuerdo de 2013 de concederles un cierto nivel de autonomía. El pretexto del gobierno kosovar es que más autonomía atentaría contra la integridad del país, obviando que uno de los derechos a los que están obligados todos los países miembros de la ONU es a proteger a las minorías y preservar su cultura y su lengua.

¿Por qué es tan importante Kosovo para el pueblo serbio?

Para el imaginario del pueblo serbio, Kosovo es un territorio mítico. 

En Kosovo está el legendario 'Campo de Mirlos', el sitio de la batalla entre el ejército del príncipe serbio Lazar y las fuerzas del Imperio Otomano, que tuvo lugar en 1389, y que terminó con la derrota serbia. 

Desde hace siete siglos, los serbios conmemoran una derrota en su particular guerra santa contra los musulmanes. Y los albaneses, de Kosovo o de Albania, son los herederos musulmanes de esa victoria turca.

Este es el motivo por el que ningún líder serbio se atrevería a reconocer la independencia de un territorio que reconquistaron plenamente tras la caída del Imperio Otomano (1922), aunque la islamización sigue siendo abrumadoramente mayoritaria en Kosovo, como lo es en la exyugolaslava Bosnia y en la vecina Albania.

Mapá étnico de la antigua Yugoslavia y de Albania

Mapá étnico de la antigua Yugoslavia y de Albania

Wikipedia

El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, promete que nunca reconocerá la independencia de Kosovo, ya que cualquier actitud conciliadora le podría costar el apoyo de los votantes más conservadores y nacionalistas.

¿Y qué significa Kosovo para los albaneses?

El primer ministro kosovar, Albin Kurti, también es nacionalista como el líder serbio Vucic, y hace años incluso reivindicaba la unión de Kosovo con Albania para construir la “Gran Albania”, pero cuenta con el rechazo de EU y de todos las potencias europeas; empezando, obviamente por Rusia, la gran aliada de Serbia, con la que comparte abecedario, religión y origen eslavo.

El líder kosovar afirma que no retirará a los alcaldes elegidos en las elecciones boicoteadas y acusa a Belgrado de provocar tensiones mediante el envío de grupos extremistas y violentos.

¿Estos disturbios podrían degenerar de nuevo en una guerra?

Una segunda guerra de Kosovo sería, como cualquier guerra, el escenario más catastrófico y el menos deseado, pero no por ello es totalmente descartable.

Al igual que China, que considera a Taiwán una provincia rebelde, Serbia considera a Kosovo una provincia rebelde. Y tanto en el caso de Taiwán como en el de Kosovo, Estados Unidos es un aliado que advierte que acudiría en ayuda si ocurriera una invasión.

De hecho, si Pekín, que ya es una superpotencia militar, no ha invadido Taiwán, muchísimo menos lo haría Belgrado, que es un enano militar y económico comparado con el gigante asiático.

Además, en el caso de Kosovo existe un agravante disuasorio: el despliegue sobre el terreno de tropas de la OTAN, por lo que Kosovo —el tercer país más pobre del viejo continente, por detrás de Moldavia y Ucrania (cuya economía está destrozada por la guerra de resistencia a los invasores rusos)— es “de facto” un protectorado de Washington.

¿Qué papel juega Estados Unidos?

La independencia de Kosovo no habría sido posible sin la ayuda militar de Estados Unidos.

Pero, por desgracia, EU vuelve una vez más a cometer un grave error de inteligencia, que es no presionar a sus protegidos, en este caso los albanokosovares, para ceder en algo tan justo (porque así lo acordaron) como conceder autonomía a la minoría serbia, protegiendo su lengua, su religión y su cultura.

Uno de los grandes interrogantes de la actual guerra de Ucrania es por qué Washington no obligó a Kiev a que cumpliera el acuerdo de Minsk, mediante el cual, el gobierno ucraniano se comprometía a defender los derechos de los ucranianos de habla rusa y a concederles autonomía, que no independencia.

¿Y el papel de Rusia; cómo se enlaza la crisis kosovar con la ucraniana?

Para Putin —que considera el colapso de la URSS como "la mayor tragedia geopólítica del siglo XX" y que sintió vergüenza del entreguismo de su antecesor, Boris Yeltsin, ante EU, el vencedor de la Guerra Fría—, su misión sagrada es reconstruir el imperio ruso.  

El origen del conflicto ucraniano que degeneró en la invasión rusa fue el maltrato y el desprecio de Kiev hacia la minoría rusa (que no genocidio, como alega falsamente la propaganda del Kremlin).

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Asimismo, la torpeza de Kiev en empeñarse en entrar en la OTAN, humillando a Rusia, fue motivo suficiente para Putin para ordenar la invasión de Ucrania, sin importarle el terrible dolor que iba a causar (y que sigue causando) a una población, inocente de toda culpa.

¿Pedirá Serbia ayuda a Putin para "resolver la cuestión kosovar"?

Serbia difícilmente cometerá el error de solicitar su ingreso en la OTAN, como hizo Ucrania provocando innecesariamente a Moscú; del mismo modo que difícilmente pedirá a Rusia que le ayude a embarcarse en una guerra para recuperar Kosovo, ya que convertiría a la nación balcánica en un estado paria europeo. 

El líder serbio no pedirá ayuda a Putin, en primer lugar, porque no es un déspota sanguinario como lo es el tirano sirio Bachar al Assad, quien si pidió ayuda a Rusia para para aplastar la rebelión de su pueblo; y no pedirá ayuda, en segundo lugar, porque ahora sabe, como todo el mundo, que el Ejército ruso no pudo conquistar Kiev en 48 horas, como le aseguraron a Putin, y que lleva quince meses contando las miles de bajas de soldados rusos, por las armas occidentales que EU y sus aliados europeos entregaron a Ucrania, y seguirán haciendo hasta expulsar a los invasores.

Además, Serbia es consciente de que no tiene riquezas naturales de Rusia ni una economía tan grande como para soportar las sanciones occidentales que la asfixiarían en cuestión de semanas.

Por tanto, una nueva guerra en el antiguo polvorín multiétnico que un día se llamó Yugoslavia y saltó en pedazos ante la impotencia de la derrotada URSS en el ocaso del siglo XX sólo es posible si Vladimir Putin, elige la guerra (como hizo ese haciago 24 de febrero de 2021 en Ucrania) y fuerza a su débil aliado balcánico a invadir la vecina Kosovo.