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Firmas y medios de EU presionan para gane hoy el "no" a la nueva Constitución chilena

El “Washington Post” teme que el litio —estratégico para EU— sea nacionalizado si gana el “sí” en histórico plebiscito de este domingo

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Una mujer del Ejército chileno custodia una de las casillas instaladas en el Estadio Nacional de Santiago para el plebiscito de este domingo

Una mujer del Ejército chileno custodia una de las casillas instaladas en el Estadio Nacional de Santiago para el plebiscito de este domingo

EFE

Los chilenos se preparan este domingo para la elección más decisiva: el plebiscito que deberá ratificar o no la nueva Constitución, con la que sus redactores y partidarios, pretenden enterrar 41 años de Constitución pinochetista.

Sin embargo, el entusiasmo inicial, fruto de la revolución ciudadana de 2019, se ha encontrado con un adversario que podría ayudar a la derecha tradicional a que se imponga el voto del miedo y no salga adelante la opción conocida como “Apruebo”.

Goldman Sachs, el mayor banco de inversión del mundo, alertó en plena campaña que si gana el sí podría haber una espantada de inversores extranjeros, ya que considera que la nueva Carta Magna es excesivamente progresista y ecologista, lo que obligaría a mayores inversiones o el peligro potencial de que algunas multinacionales puedan ser nacionalizadas.

"Los inversores deberían prepararse para ajustarse a un entorno macro y político volátil en los próximos años", alertó Goldman Sachs, en caso de que sea aprobada la nueva Constitución, vista con esperanza por progresistas de todo el mundo, que ven el modelo chileno un camino a seguir… si es aprobado.

En su artículo sobre Chile, Goldman Sachs llega incluso a criticar propuestas “revolucionarias”, como el reconocimiento de los sistemas judiciales indígenas autónomos, lo que podría entrar en conflicto con empresas mineras o madereras.

Victoria del “no”, según las encuestas

En Chile, las encuestas están prohibidas desde el 20 de agosto, pero todos los sondeos de entonces y algunas proyecciones desde el exterior confirman que el “no” se impone.

La última encuesta de Pulso Ciudadano daba un 45.8% a la opción rechazo y un 32.9% al apruebo. Un 15.7% dijo que estaba indeciso.

En tanto, Cadem, presentó un informe en el que un 46% respalda el rechazo, un 37% el apruebo y un 17% dijo estar indeciso. 

La encuestadora AtlasIntel Latinoamérica otorga al “no” más de 15 puntos de diferencia —54.8% frente al 39%— y además con un escaso margen de diferencia: 4.8%.

Plebiscito a Boric

El rechazo mayoritario (al menos en las encuestas) a la nueva Carta Magna —que ha tenido encendidos elogios en los gobiernos socialdemócratas europeos y en el líder de la izquierda estadounidense, Bernie Sanders— hay que buscarlo en varios factores.

El primero de ellos es de origen. El boicot de la derecha a participar en las elecciones constituyentes dejó a la izquierda (incluidos los comunistas) y a los movimientos ecologistas, feministas e indigenistas el campo abierto para que fueran sus candidatos los que redactaran la nueva Constitución.

La estrategia de la derecha (una parte muy importante nostálgica del pinochetismo) podría ser perfecta, si se confirma que este domingo se impondrá el “no”, ya que muchos chilenos (incluso muchos que vieron con simpatía o participaron en las masivas protestas contra la desigualdad) tienen miedo a un cambio demasiado brusco y a la incertidumbre.

A este factor —el voto del miedo— se sumó la injerencia externa que acrecentó este temor con la alerta de una huída de capitales o de la inversión extranjera.

Evento de Bloomberg a favor del “no”

A finales de octubre, la firma financiera Bloomberg organizó un evento en Chile, casi exclusivamente montado para alertar de lo que podría pasar si gana el “no”.

Bajo un título que deja margen de dudas — “El plebiscito y las inversiones: Escenarios y Desafíos”—, uno de los organizadores, el analista Pablo Cruz Doggenweiler, recordó que este año, todavía con la Constitución pinochetista, “ha sido bueno para las empresas chilenas, ya que las masivas transferencias inyectaron una gran cantidad de capital en la economía, estimulando el consumo”.

Por ello, dijo Cruz, “si el Apruebo gana el plebiscito habrá salidas de capital y el valor de las acciones caerán considerablemente”. Sin embargo, dijo esperanzado, su escenario de referencia asume que la nueva Constitución será rechazada.

El tercer y último factor es que los chilenos ven el plebiscito constitucional también como un plebiscito a la gestión del nuevo presidente, Gabriel Boric, cuya popularidad, muy baja, no está contribuyendo precisamente a la causa del “sí”.

La cuestión del litio

Aunque no extrañe tanto la posición de las grandes firmas de inversión, sí resulta cuando menos llamativo que “The Washington Post”, un periódico nada sospechoso de defender la causa neoliberal republicana, dedicara un editorial al plebiscito chileno con la siguiente cabeza: “Chile debe reescribir su propuesta de nueva Constitución”.

En el texto, el diario progresista va directamente al grano de por qué le preocupa la victoria del “sí, al menos en su actual redacción: la nacionalización del litio. El editorial empieza así:

“El litio es un insumo clave en las baterías que hacen funcionar millones de computadoras portátiles y en las que Estados Unidos está basando su futuro automotriz eléctrico. Chile tiene las reservas de litio más grandes del mundo: produjo alrededor de 25% del suministro comercial mundial en 2020. Esa es razón suficiente para prestarle atención al inminente plebiscito que se realizará el 4 de septiembre sobre una propuesta de nueva Constitución: podría reformular el marco legal para la minería en la nación sudamericana, que tiene un tratado de libre comercio de 18 años con Estados Unidos”.

El litio —nacionalizado recientemente por el gobierno de México— se ha convertido de repente en factor de lucha electoral.

Por tanto, los chilenos decidirán este domingo si prefieren una Constitución que defienda, entre otras cosas el derecho al aborto y el derecho a que el Estado controle una riqueza natural, si la considera estratégica, o mantiene el modelo neoliberal en uno de los países con peor reparto de la riqueza.