
Alemania, el motor de Europa, cambia de piloto, luego de 16 años siendo manejada por la ya legendaria Angela Merkel, durante todo este tiempo la mujer más poderosa del mundo.
Luego de casi dos décadas de hegemonía conservadora, el Partido Socialdemócrata (SPD) recuperó el liderazgo en Alemania a través de Olaf Scholz, el nuevo canciller federal al frente de una coalición inédita con verdes y liberales.
Scholz, de 63 años, vicecanciller y titular de Finanzas en la última gran coalición, fue investido por el Parlamento federal (Bundestag), dos meses y medio después de las elecciones generales y tras un exitoso proceso negociador en busca de socios de gobierno.
Aunque se trata de un experimento de gobierno —socialdemócratas y liberales eran vistos hasta no hace mucho como agua y aceite—, no hay sensación de incertidumbre por un detalle que suena a regalo de despedida a Merkel, pese a que no ganó su candidato las elecciones: Scholz es el político opositor más “merkeliano” posible, para tranquilidad de los ciudadanos alemanes, según las encuestas.
Si Scholz llegó a ser candidato del SPD y ganó las elecciones en septiembre, fue en gran medida porque Merkel lo eligió de ministro de Finanzas, cuando decidió que su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), iba a buscar gobernar con el SPD, sus adversarios tradicionales, antes que permitir que se aliara con la extrema derecha.
De hecho, los alemanes sólo habrían dado el triunfo a otro que no fuera Scholz, de haberse presentado Merkel a su cuarta reelección.
En 2018, Merkel, ahora de 67 años, anunció que quería retirarse de la política y dedicarse a lo que más se le antoja: leer y dormir.
Misión cumplida
Con la tranquilidad de quien entrega al nuevo canciller un país que ha sido modelo de muchas cosas durante su mandato, Merkel vivió sus últimos minutos en el Bundestag, recibiendo los aplausos de un hemiciclo con los parlamentarios de todos los partidos puestos en pie… excepto los ultraderechistas del xenófobo AfD.
¿Qué mejor homenaje pudo recibir Merkel de los diputados que aplaudieron más de un minuto en pie (una proeza para el frío carácter alemán que en México equivaldría a media hora)?
¿Qué mejor homenaje pudo recibir Merkel que el boicot de los diputados neonazis, en protesta por haberse defendido la canciller a los refugiados y por haber atacado sin piedad a los herederos de Hitler, al que llegó a calificar como el mayor criminal de la historia de la humanidad?
El dolor de la pandemia
Aunque se marcha a casa con los aplausos de un país que la ve como una leyenda, Merkel deja el poder con una punzada dolorosa en el corazón: el azote de la pandemia.
La canciller que superó con nota la crisis financiera de 2008, que impidió la debacle del euro y que frenó el populismo antiinmigrante que se coló en otros países europeos, como Gran Bretaña, Hungría o la vecina Polonia, se marcha en medio de un rebrote preocupante de contagios de covid y de muertes, y sin haber logrado persuadir a una parte importante de los alemanes de la necesidad de vacunarse para derrotar a la pandemia.
La cifra diaria de muertes ascendió el martes a 527, el nivel más alto desde el pasado febrero, con los hospitales sobrecargados, restricciones en comercios y restauración.
De hecho, la crisis sanitaria es tan grave que lo último que acordó con el nuevo canciller alemán es que su partido no se opondrá a la vacunación obligatoria a partir de febrero.
La coalición a tres se estrena durante “el peor desafío al que se ha enfrentado el país desde la Segunda Guerra Mundial”, en palabras de la propia Merkel.
El gobierno más paritario de la historia
El nuevo gobierno será el más paritario de la historia de Alemania, ya que ocho de sus 16 ministerios estarán ocupados por mujeres, entre ellos los cuatro que atañen a la seguridad nacional y política exterior: Asuntos Exteriores, Interior, Defensa y Ayuda al Desarrollo.
El más comprometido ministerio del momento, Sanidad, lo ocupará el experto en epidemiología Karl Lauterbach, defensor de la máxima cautela y de la vacuna obligatoria contra la covid, lo que le ha convertido en objetivo preferente de los ataques de los antivacunas y la ultraderecha.
Merkel, últimas palabras
Ante el reto del nuevo gobierno, el consejo último de Merkel:
“Cualquiera que se mude a la Cancillería sabe lo que significa estar en política. Que por la mañana cuando te levantas no sabes lo que va a pasar hasta la noche. Que siempre hay que estar atento a los nuevos retos”.
La excanciller animó a Scholz a “trabajar por el bien del país” y le dijo que, encarándolo con ganas, ser canciller “es quizá una de las tareas más bonitas que hay”.
Primeras palabras de Scholz
El canciller recordó los desafíos a los que se ha enfrentado Merkel en sus 16 años al frente del Gobierno y las “grandes crisis” que ha vivido, desde la financiera de 2008 a la del coronavirus pasando por la crisis migratoria de 2015.
“Quiero agradecerle mucho su trabajo durante los últimos 16 años. Puede decir con claridad que ha logrado grandes cosas”, le dijo. “Usted ha dado forma a este país y esta casa”, añadió, y prometió continuar el legado de la canciller.
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