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Musk sume a Twitter en el caos: Echa a media plantilla mientras caen anunciantes

El excéntrico magnate da hachazo al equipo tras pagar un importante sobreprecio por la empresa; despide a toda la división de México

gran estratega

Un hombre sale con cara larga de la oficina de Twitter en Nueva York, este viernes 4 de noviembre de 2022, tras el anuncio de despidos masivos.

Un hombre sale con cara larga de la oficina de Twitter en Nueva York, este viernes 4 de noviembre de 2022, tras el anuncio de despidos masivos.

EFE / EPA / Justin Lane

El capricho de un multimillonario hijo de esclavistas que explotaban una mina de diamantes en Sudáfrica, Elon Musk, le ha costado el trabajo a más de 3 mil 700 personas este viernes, en la confirmación de un movimiento que se especuló durante los anteriores dos días.

Con fríos correos electrónicos, o incluso porque se dieron cuenta de que ya no podían acceder al servidor interno de la empresa, los y las empleadas recibieron sus notificaciones de despido, incluso violando la ley laboral de Estados Unidos, que obliga a dar preaviso de 60 días.

Para ello, decenas de empleados de California ya han presentado una demanda colectiva contra el nuevo propietario de la empresa, mientras Musk ha ofrecido a los despedidos una indemnización equivalente a dos pagos mensuales, según varios medios.

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Los despidos en Twitter han afectado a empleados a lo largo y ancho del planeta: Desde Asia y Europa hasta Medio Oriente y América Latina. En total, ha quedado desempleada casi exactamente la mitad de la plantilla de la empresa, que se cifraba hasta este viernes en 7 mil 500 personas, de las cuales se cree que han sido despedidas al menos 3 mil 738.

Se marchan a casa, por ejemplo, los equipos al completo de Twitter México y Twitter España, entre otros.

En Estados Unidos, el seísmo Musk ha dejado sin trabajo a los equipos encargados de verificar noticias y escribir aclaraciones en los “trending topic” y al de Inteligencia Artificial Ética, así como al community manager jefe de la empresa.

También están afectados los equipos de desarrollo e ingeniería o el de aprendizaje automático (“machine learning”, en inglés), el de moderación de contenido o también los de ventas y publicidad.

Ante el previsible temporal de quejas e indignación que han causado tanto la medida como las formas elegidas por el nuevo “chief twit”, como se define Musk en su cuenta oficial, el nuevo líder de la empresa, que abarca varios cargos directivos él solo tras despedir a los altos ejecutivos de la empresa, ordenó cerrar la sede principal de Twitter, en San Francisco, California.

Irónicamente, esta vez no encerró a empleados, que durante la última semana han estado trabajando a destajo para cumplir nuevas metas y objetivos de Musk y han llegado, incluso, a tener que dormir en la oficina tras jornadas maratonianas.

Musk ha defendido en el pasado que todo el mundo que de verdad quiera contribuir al mundo y lograr cambios debería trabajar más de 80 horas a la semana, esto es 16 horas al día por cinco días a la semana.

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DESPLOME DE ANUNCIANTES

Por si esta sacudida fuera poco, Twitter también se ha visto afectado por una drástica reducción de anunciantes, algo que comenzó tras la llegada de Musk a la empresa, ante el temor a que ocurrieran, precisamente, este tipo de cambios drásticos, y que se acentuó este viernes tras conocerse los primeros despidos.

El propio Musk admitió este viernes, precisamente en un mensaje publicado en Twitter, que los ingresos en Twitter han “caído masivamente” debido a lo que él calificó de “presión de grupos activistas a anunciantes”, aunque no aclaró qué activistas o con qué fin se habrían hecho estas presiones de las que no dio detalles ni más información.

El magnate detalló que Twitter pierde 4 millones de dólares al día.

Musk añadió, de nuevo sin dar explicaciones, que esta situación es “extremadamente perversa” y que estos supuestos activistas están “tratando de destruir la libertad de expresión en Estados Unidos”.

La admisión del nuevo jefe de Twitter ahonda en una realidad que ya era conocida, que es que en su momento pagó un elevado sobreprecio por la adquisición de la compañía, que se cerró en 44 mil millones de dólares. Esto, según medios, cifra en al menos 13 mil millones de dólares la cifra de deuda que ha adquirido Musk con la compra.

Esta situación se suma a la que ya era la realidad previa de Twitter: Pese a ser una de las mayores redes sociales del mundo y de las más relevantes para algunos sectores de la sociedad, como los medios de comunicación, había perdido dinero en 8 de los 10 últimos años y ya estaba perdiendo anunciantes antes de la llegada de Musk en medio de la desaceleración económica global.

No en vano, tras encontrar las primeras discrepancias en el proceso de compra, el magnate sudafricano, director ejecutivo también de Tesla y SpaceX, trató de zafarse de la compra, pero tuvo que claudicar y ejecutar la transacción por la amenaza de un juicio que tenía casi perdido.