
Al final no hubo la “marea roja” temida por el presidente Joe Biden y por los legisladores demócratas, que trataban de defender, sin mucha esperanza, el control de las dos cámaras del Congreso, la de Representantes, que pasará a ser controlada por los republicanos, y el Senado donde la batalla era a muerte entre los dos partidos.
Al cierre de esta edición, la balanza se inclinaba claramente para los republicanos en la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas bajo el liderazgo de Nancy Pelosi; mientras que la lucha en el Senado era tan reñida que no era posible definir si los demócratas lograrían retener su mayoría, o si los republicanos ganarían finalmente y se quedarían con el control total del Congreso, lo que convertiría en un pesadilla los dos últimos años de mandato del presidente Biden.
Con 184 escaños en el último corte, los republicanos avanzaban lentamente hacia la cifra mágica de 218 escaños que necesitan para controlar la mayoría en la Cámara de Representantes; por el contrario, la batalla por el Senado presentaba un virtual empate (45 a 45), dejando en el aire el ganador, que necesita 50 escaños (en el caso demócrata, que cuenta con el voto de la vicepresidenta Kamala Harris) y 51 escaños en el caso republicano.
Los principales graneros de cada partido fueron fieles finalmente. Texas y Florida siguen siendo estados profundamente republicanos, mientras que California, Nueva York e Illinois no decepcionaron a los demócratas. Los estados que definirán para dónde se inclina la balanza en el Senado son Georgia, Pensilvania, Arizona y Nevada.
En Pensilvania y Georgia la batalla estaba prácticamente igualada, lo que podría ocurrir que no se conozca qué partido se queda con la cámara alta, sobre todo porque Georgia es el único estado que, en caso de que nadie llegue a la mayoría absoluta de votos, tiene segunda vuelta.
A falta de conocerse los resultados finales, el expresidente Donald Trump se apresuró a presumir de que los candidatos que él apoyó estaban arrasando.
Trump dejó caer, sin precisar sus cifras, que su bando acumulaba ya a nivel federal 80 victorias y tres derrotas.
Su comparecencia de esta noche, inesperada, se produjo un día después de que en un mitin de final de campaña en Ohio avanzara que el próximo 15 de noviembre prevé hacer "un gran anuncio". Se prevé que en esa fecha hará pública oficialmente su candidatura para las presidenciales de 2024.
Su intervención de esta noche se limitó a augurar que su bando tiene "grandes carreras" electorales a su favor.
En una entrevista difundida este martes por la cadena NewsNation, Trump consideró que se le debe atribuir el mérito de una eventual victoria de los republicanos.
"Si ganan debería llevarme todo el crédito. Si pierden, no se me debería echar la culpa para nada. Pero creo que probablemente será al contrario", anotó en una jornada donde también aprovechó su red social Truth para difundir sin fundamento sospechas de fraude electoral en condados como Maricopa (Arizona), donde se han registrado incidencias con las máquinas de voto.
En 36 estados del país se celebraron también ayer elecciones a gobernador, y en la mayoría de casos no hubo sorpresas. En una de las carreras más importantes, el actual gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, logró la reelección con una victoria relativamente cómoda contra el demócrata Beto O’Rourke.
O’Rourke suma, así, su tercera derrota consecutiva en tres intentos en los últimos seis años, tras su intento de llegar al Senado en 2018 y el de optar a la presidencia en 2020.
En California, el gobernador Gavin Newsom, demócrata, también logró la reelección, que, aunque se esperaba, resulta llamativa después de que enfrentó un proceso de destitución en 2021, en medio de críticas por su gestión de la pandemia de COVID-19.
En el otro extremo de EU, en Nueva York, la gobernadora actual, Katie Hochul, logró también ganar los comicios, aunque en su caso no es una reelección, pues llegó al cargo hace un año después de la renuncia al cargo de Andrew Cuomo en medio de una ola de acusaciones de acoso sexual.
Hochul no ha gozado de una gran popularidad y los resultados confirmaron mayores dificultades para los demócratas para retener el cargo, como auguraban las encuestas, con una ventaja de cerca de ocho puntos.
En el frente de la cámara baja, en medio de multitud de carreras en el aire en que se confirmó una tendencia a una menor ventaja para los republicanos de lo que auguraban las encuestas, se confirmaron las reelecciones de dos de las figuras a los extremos del espectro ideológico: Alexandria Ocasio-Cortez y Marjorie Taylor-Greene.
Ocasio-Cortez, una de las demócratas situadas más a la izquierda en el legislativo, logró imponerse con facilidad en el 14º distrito de Nueva York con el 70 por ciento de los votos. Similar resultado logró la republicana ultraderechista y conspiranoica Taylor-Greene, quien logró el 66 por ciento de los votos en su triunfo para el escaño del 14º distrito de Georgia.
Una de las grandes novedades simbólicas de la noche fue la victoria del “centennial” Maxwell Alejandro Frost en el 10º distrito de Florida. Frost, de solo 25 años, es el primer miembro de la llamada generación Z en llegar a la Cámara de Representantes.
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