El presidente de EU, Joe Biden, defendió este jueves el uso de la vía diplomática para tratar con Irán y su amenaza nuclear ante la insistente presión del gobierno israelí para que Washington amenace a Teherán con la fuerza militar como vía para resolver la crisis.

El segundo día de la visita de Biden a Jerusalén estuvo marcado por el tema de Irán y, en las múltiples declaraciones públicas, quedó claro que EU e Israel siguen divididos sobre cuál es la mejor manera para tratar con la República Islámica.

En una rueda de prensa, el primer ministro israelí en funciones, Yair Lapid, apeló directamente a Biden para presionar militarmente a Irán y consideró que la "única forma" de evitar que este país obtenga una bomba nuclear es "poner sobre la mesa una amenaza militar creíble".

"Las palabras no los detendrán, señor presidente. La diplomacia no los parará. Lo único que frenará a Irán es saber que, si continúan desarrollando su programa nuclear, el mundo libre usará la fuerza", manifestó Lapid.

Biden respondió defendiendo la vía diplomática para salvar el acuerdo nuclear suscrito en 2015 y del que su antecesor Donald Trump (2017-2021) se salió en 2018, a lo que Teherán respondió con un mayor enriquecimiento de uranio.

LA FUERZA MILITAR, “ÚLTIMO RECURSO”

Pese a defender la diplomacia, Biden dijo en una entrevista retransmitida el miércoles por el Canal 12 de noticias israelí que estaría dispuesto a usar la fuerza contra Irán si desarrolla un arma nuclear, pero lo haría "como último recurso".

El Gobierno estadounidense ha estado negociando con Teherán de manera indirecta con mediación europea desde 2021 para revivir el pacto, pero las negociaciones llevan atascadas desde marzo y la Casa Blanca cada vez es más pesimista sobre la posibilidad de un entendimiento.

Biden dijo este jueves que ha delineado el camino para que Irán vuelva a adherirse al pacto y avisó de que no esperará mucho.

En concreto, preguntado sobre si hay una fecha límite para que Irán acepte las condiciones propuestas por EU, Biden respondió: "No sé cuándo ocurrirá eso, pero no vamos a esperar eternamente".

Biden y Lapid comparecieron ante la prensa justo después de firmar una declaración conjunta en la que Estados Unidos se comprometió a usar "todos los elementos de su poder nacional" para evitar que Irán se haga con un arma nuclear, aunque no se menciona en ningún momento el uso de la fuerza militar.

POLÉMICA REUNIÓN CON BIN SALMAN

El mandatario estadounidense, que tiene previsto viajar a la ciudad saudí de Yeda este viernes, enfatizó en varias ocasiones la necesidad de que Israel se "integre por completo" en la región, especialmente con un posible acercamiento a Arabia Saudí.

Pese al impacto geopolítico que tendría ese cambio de postura entre dos países que no tienen relaciones diplomáticas, la visita de Biden a Arabia Saudí estará centrada en la reunión que mantendrá este viernes en la noche con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, líder de facto del régimen.

Biden defendió este jueves su decisión de verse con Bin Salmán, pero no se comprometió a mencionar durante la reunión el asesinato y descuartizamiento en 2018 en la embajada de Arabia Saudí en Estambul del periodista saudí Jamal Khashoggi, columnista del diario The Washington Post.

El mandatario aseguró que su “visión” sobre el crimen “está absolutamente clara” y defendió que nunca ha “guardado silencio sobre los derechos humanos”, pero, a la vez, defendió que la prioridad es “promover los intereses de EU”.

Al respecto, Biden señaló que no quiere dejar un "vacío" en la región que puedan usar Rusia o China para ejercer su influencia.

HOMENAJEADO EN ISRAEL

Mientras Biden está teniendo dificultades para justificar su viaje a Arabia Saudí, en Israel fue recibido con los máximos honores y sobre la cuestión palestina se limitó a repetir que está a favor de la solución de los dos Estados.

El presidente israelí, Isaac Herzog, le entregó la medalla de honor presidencial en una ceremonia al aire libre repleta de aplausos; y, poco antes, Biden se reunió con el ex primer ministro y líder de la oposición Benjamin Netanyahu, con quien tuvo una relación conflictiva cuando era vicepresidente de Barack Obama.

La Casa Blanca justificó el encuentro diciendo que refleja los lazos "irrompibles" entre EU e Israel y muestra que ese vínculo no depende de sus líderes, sino de sus pueblos.