El ex policía federal Iván Morales fue asesinado en Morelos a diez años exactos de que participara en un intento de aprehensión del sanguinario narcotraficante el Mecho.
El 1 de mayo de 2015, una acción que a la postre se sabría había sido mal planeada por los mandos militares y, sobre todo, por la parte civil de inteligencia policial (entonces a cargo de Monte Alejandro Rubido), ocasionó que terminara en desastre el intento de interceptar, por sorpresa, a un convoy de autos en el que se traslada el líder narco. El saldo: siete muertes entre los uniformados, por sólo tres narcos de la escolta del Mencho, un helicóptero derribado y toma de carreteras y calles en 15 municipios estrategicos de Jalisco.
Morales iva a bordo del helicóptero que encabezaba el operativo sorpresa y sobrevivió a costa de sufrir innumerables intervenciones quirúrgicas en su cuerpo, quemado en un 70 por ciento.
Ese día, la hegemonía del Mencho en el país se dio por sentada. El asesinato de Morales en el aniversario de esos eventos indica, además, que el Mencho no está dispuesto a olvidar a sus enemigos, esto ni en épocas donde otros narcos hubieran preferido bajar su perfil debido al reciente escándalo por los homenajes de narcocorridos.
Hace 10 años
Iván Morales fue parte de las fuerzas especiales que fueron enviadas, sin la preparación adecuada, a capturar al Mencho, el ascendente líder del Cartel Jalisco Nueva Generación. Para entonces, este sanguinario grupo estaba bastante confinado al estado que le da nombre y venía de brindar servicios de renta de gatilleros a otros narcos.
Sin embargo, en ese momento ya era evidente que se convertiría en el nuevo grupo hegemónico y la inteligencia militar y policial fallaría lamentablemente. Un helicóptero habilitado básicamente como transporte de tropas (en el que iba Morales junto a uno de sus compañeros y miembros del Ejército Mexicano) fue derribado por un Stinger, un modelo de misil tierra-aire que dio muestra de su eficacia contra helicópteros artillados en Afganistan.
Ni las instancias federales a cargo de Rubido ni los militares habían detectado que las fuerzas del Mencho estaban recibiendo preparación paramilitar y que estaban operando armas de alto poder y lanzamisiles. El helicóptero se acercó al convoy narco con una inocencia que costaría muchas vidas, incluyendo una década después, la de Morales.
Rubido, uno de los fundadores del Cisen, fallaría lamentablemente en dos ocasiones más en esa misma época, con consecuencias que aun se padecen.
La primera, al no detectar los planes de fuga del Chapo Guzmán. Si bien el viejo narco fue recapturado, las fallas civiles terminaron por generar el terreno posible para el ascenso de los militares mexicanos a tareas propias de policías. La Policía Federal s la que perteneció Morales, desapareció en ese mismo contexto.
Y la segunda fue la puesta en circulación de Ricardo Márquez Blas en áreas estratégicas de manejo de información de seguridad; es el mismo que fue contratado en años recientes por la ministra Piña en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y detenido ante acusaciones de acoso sexual. Es un colaborador de García Luna y, al cobijo de Rubido, detuvo la integración de una base de datos poblacional con biometrías, justo lo que ahora intenta relanzar el gobierno federal como herramienta para afrontar la crisis de desaparición de personas.