
Durante 2024, los museos en México registraron un repunte significativo en su número de visitantes, alcanzando un total de 51.5 millones de personas. Esta cifra representa un incremento de tres millones respecto al año anterior, según el informe más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este crecimiento es una señal alentadora que refleja una recuperación continua de la actividad cultural tras años de retos, y evidencia el interés que mantienen los museos como espacios de difusión y disfrute cultural.
Sin embargo, un análisis más detallado muestra que este aumento en la afluencia no necesariamente se traduce en una relación más estable o frecuente con el público. De acuerdo con la Estadística de Museos 2024, un contundente 80.1 % de las personas que visitaron museos declaró que era su primera vez en ese espacio durante el último año. Mientras tanto, solo un pequeño porcentaje —12.5 %— volvió a asistir entre dos y tres veces, y apenas un 7.4 % manifestó haber realizado cuatro o más visitas en ese mismo periodo. Esto indica que, aunque más personas se acercan a los museos, la mayoría lo hace como una experiencia puntual o eventual.
Complementando esta idea, la duración de las visitas también apunta hacia una relación pasajera con estos espacios culturales. Más de la mitad de los asistentes —56.3 %— permaneció menos de una hora dentro del museo, lo que sugiere que muchas veces la visita es breve y posiblemente con un recorrido limitado. Estos patrones ponen de relieve el reto que enfrentan los museos para convertir la asistencia en un hábito y fomentar una experiencia cultural más profunda y continua.
En cuanto a la distribución geográfica de esta afluencia, los datos revelan una concentración significativa en pocas entidades. La Ciudad de México lideró con 26.1 millones de visitantes distribuidos en 159 museos, seguida por Nuevo León con 4.4 millones en 48 museos y el Estado de México con 2.4 millones en 72 museos. En conjunto, estas tres entidades concentraron el 64 % del total nacional, mostrando que la oferta cultural está muy centralizada y que otras regiones enfrentan mayores desafíos para atraer públicos.
El perfil de los visitantes también aporta información relevante. Un elevado 60.8 % de los asistentes tiene estudios de nivel superior, mientras que otro 26.2 % cuenta con escolaridad media superior. Estas proporciones se mantuvieron estables en comparación con el año anterior, indicando que acceso a la cultura museística todavía está más asociado con sectores educativos altos, lo que plantea la necesidad de impulsar políticas públicas que favorezcan una mayor inclusión y diversidad en los públicos.
Un aspecto que refuerza esta tendencia es la influencia del entorno familiar en la formación cultural. El informe destaca que el 66.3 % de las personas que visitaron museos recibió algún tipo de estímulo familiar en la infancia para acudir a espacios culturales o similares, mientras que el 33.4 % no tuvo esa experiencia.
La encuesta, realizada a 180,903 personas visitantes, también muestra que hay una ligera mayoría de mujeres entre los asistentes, con un 53.9 % frente a un 46.1 % de hombres, sugiriendo que el público femenino mantiene una participación ligeramente mayor en las visitas a museos.
A pesar de que la mayoría de los museos mantuvo condiciones favorables de acceso —59.4 % fueron gratuitos y otro 18.8 % ofreció gratuidad en ciertos días de la semana—, las razones por las que muchas personas aún no visitan estos espacios permanecen casi intactas. La falta de difusión o desconocimiento del acervo aparece como el motivo principal para no acudir, con un 18.2 %, seguido por la falta de cultura o educación (16.7 %) y la falta de tiempo (16.2 %), lo que apunta a retos persistentes en la promoción y accesibilidad cultural que deben ser atendidos para aumentar y diversificar el público.
En conjunto, estas cifras reflejan un panorama en el que los museos mexicanos recuperan visitantes y amplían su impacto, pero aún enfrentan el desafío de transformar la asistencia esporádica en una relación más profunda y sostenida con la sociedad. Incrementar el número de asistentes es un paso importante, pero fomentar un hábito cultural y una participación activa sigue siendo una tarea pendiente para el desarrollo cultural nacional.