
Don Arturo, de 68 años, diagnosticado con enfermedad renal crónica, recibió un riñón, de parte de su hermano, luego de que se comprobó la compatibilidad entre el donante y el receptor. “Fue el acto de amor de mi hermano, que desinteresadamente me donó el riñón, y la labor del equipo médico que, con profesionalismo, conocimiento y experiencia, el trasplante sea una garantía”, reconoció el paciente.
El procedimiento representó un logro no sólo por la complejidad médica de don Arturo, sino también por los desafíos que implicó la edad avanzada del paciente, una condición que suele ser considerada un factor de riesgo en este tipo de intervenciones, señaló la doctora Lorena Noriega Salas, médica cirujana adscrita a la Unidad de Trasplantes del hospital La Raza.
El paciente casi septuagenario, se ha convertido ahora, en el más longevo a quien se le ha practicado dicho procedimiento en el Centro Médico Nacional (CMN) La Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en donde, en lo que va del año, se han llevado a cabo tres trasplantes hepáticos y 43 renales, tanto de donante vivo como cadavérico.
Ahora somos uno parte del otro
Por su parte, el señor Javier, hermano de don Arturo y donador del órgano, explicó que al ver el deterioro en la salud de su familiar lo llevó a tomar la decisión de ser donador de manera inmediata.
“Cuando me dijeron que había respondido bien al trasplante y que estaba por salir del quirófano, fue muy emocionante. Hemos convivido prácticamente toda la vida, pero ahora puedo decir que somos parte uno del otro. Es una emoción indescriptible”.
Días previos al Día Mundial del Paciente Trasplantado, que se conmemora hoy 6 de junio, especialistas de la Unidad de Trasplante Renal y Hepático, de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital de Especialidades “Dr. Antonio Fraga Mouret”, llevaron a cabo el trasplante de órgano a don Arturo, quien además padece diabetes mellitus y era atendido con tratamiento sustitutivo con hemodiálisis por la insuficiencia en el funcionamiento de su riñón.
La doctora Noriega Salas, resaltó que uno de los principales retos en este caso fue la condición cardiovascular del paciente: “representa un gran desafío al momento de conectar el riñón trasplantado, pues es fundamental que los vasos sanguíneos queden en óptimas condiciones para garantizar el funcionamiento del órgano”.
En este mismo sentido, enfatizó la importancia del seguimiento integral posterior al trasplante, ya que el éxito de estos procedimientos no depende únicamente de la cirugía, sino del apego al tratamiento médico, la vigilancia clínica continua y el acompañamiento de un equipo multidisciplinario que incluye Enfermería, Nutrición y, por supuesto, el apoyo emocional y logístico de la red familiar del paciente.
Largo tiempo en lista de espera de un órgano
En su oportunidad, el doctor Germán Bernáldez Gómez, jefe de la Unidad de Trasplante Renal y Hepático de la UMAE, refirió que en nuestro país el tiempo promedio de espera para recibir un riñón oscila entre ocho y 10 años.
“Afortunadamente, en este caso se logró reducir ese tiempo gracias a que el hermano del paciente decidió ser donador. La compatibilidad fue del 100 por ciento, lo que permitió realizar el trasplante en un tiempo óptimo y con excelentes expectativas”.
Informó que, en lo que va del año, la Unidad ha realizado tres procedimientos hepáticos y 43 trasplantes renales, tanto de donante vivo como cadavérico; enfatizó que el compromiso de su equipo es mantener y ampliar estos esfuerzos para reducir las listas de espera y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Por su parte, el señor Javier, hermano de don Arturo y donador del órgano, explicó que al ver el deterioro en la salud de su familiar lo llevó a tomar la decisión de ser donador de manera inmediata.
“Cuando me dijeron que había respondido bien al trasplante y que estaba por salir del quirófano, fue muy emocionante. Hemos convivido prácticamente toda la vida, pero ahora puedo decir que somos parte uno del otro. Es una emoción indescriptible”.