
El sector agropecuario mexicano aún no tiene las bases mínimas para llegar a una real estrategia de responsabilidad social, y no tiene las certificaciones mínimas que fomentar esta práctica entre sus empresas.
Así lo señaló, Judith Méndez León, presidenta de Productores Hortofrutícolas del Norte y experta en temas de responsabilidad social, quien subrayó que México no exige ninguna certificación relacionada con este tema, que fomente buenas prácticas sociales en la producción y la comercialización de productos agropecuarios.
Ante ello, sostuvo, nuestro país todavía no ha logrado salir “de la primera base” en esta materia”, al tiempo que señaló que, en el futuro cercano, es decir, de forma global a partir de la próxima década, los principios de responsabilidad social como protección laboral y procuración de medio ambiente, serán fundamentales para diferenciar a las empresas que competirán de las que no lo podrán hacer.
En este contexto, la especialista en temas de responsabilidad social advirtió que el futuro en el sector será en la agricultura regenerativa y distributiva, y para llegar a ella, dijo, México por lo menos debe tener “un piso parejo” en responsabilidad social, lo cual no existe porque en la creación de las certificaciones en la materia debe participar el gobierno.
Méndez León recordó que en el pasado, nuestro país contaba con el distintivo “libre de trabajo infantil” para las empresas agrícolas, el cual era otorgado por la Secretaría del Trabajo, sin embargo, lamentó, los operativos que se realizan no permiten detectar todos los casos de trabajo infantil que hay en el campo mexicano, y esa es una realidad.
En este sentido, señaló que el Departamento de Trabajo, de Estados Unidos, tiene una lista de productos del campo mexicanos que se cultivan con trabajo infantil, en el que aparecen entre otros el chícharo, algunos chiles, los tomates, el café, los pepinos, la berenjena, los melones, las amapolas, la caña de azúcar, el tabaco y accesorios de piel.
Ante ello, señaló, las empresas mexicanas deben tomar conciencia, en especial las tiendas más grandes, para que establezcan certificados mínimos y exijan a sus proveedores que por lo menos paguen seguridad social y horas extras a sus trabajadores, es decir que exijan “al menos lo mínimo”.
La responsabilidad social, dijo, es una asignatura pendiente en México, en un mundo en el que las marcas cada vez más exigen confianza, trazabilidad y responsabilidad a sus socios, ya que en la actualidad, a nivel mundial hay 138 millones de niños entre 5 y 7 años trabajando y de estos, el 61% están en la agricultura, es decir 84 millones”.
Es por ello, insistió, que la industria agropecuaria mexicana debe responsabilizarse, sumar los conceptos de propósito y prosperidad a sus objetivos, para poder ganar económicamente y hacerlo con una estrategia integral aplicando la responsabilidad social en todos sus procesos.