
La aplicación de la jornada laboral de 40 horas en México no solo provocaría el aumento de la informalidad sino que afectaría de manera importante la continuidad operativa de sectores estratégicos como los restaurantes y el alojamiento temporal (turismo), el comercio y la construcción donde sus empleados laboran más de esas horas que plantea la nueva reforma, advierte la Coparmex.
El organismo empresarial encabezado por Juan José Sierra establece que la reducción inmediata y uniforme de la jornada laboral a 40 horas podría afectar la continuidad operativa de actividades económicas clave.
El impacto sería particularmente grave en las MiPyMEs, donde trabajan más de 7.3 millones de personas que laboran más de 40 horas semanales.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) al primer trimestre de 2025, el 58.3% de los trabajadores formales asalariados en el país, equivalentes a más de 13.4 millones de personas, laboran más de 40 horas semanales.
Por ello alerta que cualquier transición debe partir de estas realidades estructurales y evitar una implementación que derive en informalidad, despidos o deterioro de las condiciones laborales.
La Coparmex considera que si el Congreso no contempla la reducción de la jornada laboral por regímenes especiales y mecanismos de flexibilidad por sector e industria, existe el riesgo de incrementar la informalidad y aumento de precios al consumidor.
En ese sentido el sector patronal del país propuso aplicar mecanismos de flexibilidad que permitan jornadas semanales, quincenales o esquemas adaptados a cada industria.
“Una implementación sin estas consideraciones podría traducirse en un aumento de los costos para las empresas, lo cual tendría un impacto directo en los precios de los productos y servicios, afectando también a los consumidores”, expuso.
Refirió el caso de Chile que implementó la reforma en 2023 e incluye un esquema gradual de cinco años para pasar de 45 a 40 horas semanales, permitiendo modelos y fórmulas flexibles en las jornadas de trabajo.
“Esta experiencia confirma que los procesos exitosos son aquellos acompañados de políticas de productividad, capacitación y esquemas de adaptación diferenciada”, explicó.
La Recomendación 116 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece principios fundamentales: reducción paulatina sin afectar ingresos, acompañamiento a sectores vulnerables, y equilibrio entre bienestar y sostenibilidad económica.
En ese sentido, la Coparmex propone que México construya su propia ruta, reconociendo su diversidad productiva y diseñando un modelo flexible que resguarde el empleo formal.
Precisó que una reforma de esta magnitud requiere una estrategia de implementación basada en evidencia y gradualidad. Esto es, que la reducción de la jornada se aplique por sectores, priorizando aquellos con condiciones favorables y realizando evaluaciones periódicas de impacto.
Asimismo, deben establecerse regímenes especiales para sectores de operación continua, como minería, manufactura, seguridad privada o logística, donde la prolongación de la jornada es estructural y necesaria. La jornada extraordinaria y su forma de pago debe analizarse, evitando distorsiones que perjudiquen a trabajadores y empleadores.
“Para incentivar el cambio hacia una jornada reducida sin afectar el ingreso neto de las y los trabajadores ni sobrecargar a las empresas, proponemos dos medidas complementarias: la deducibilidad al 100% de las prestaciones laborales y una revisión de los esquemas del ISR y el subsidio al empleo”, señaló el organismo privado.
Estas acciones permitirán fortalecer la formalidad y proteger la capacidad adquisitiva de los trabajadores, al tiempo que brindan sostenibilidad financiera a las unidades productivas.