llll

Frente a la temporada de lluvias y huracanes que enfrenta el país, más del 80 por ciento de las empresas en México están expuestas a sufrir un daño o pérdida total en su estructura, lo que significa, por un lado, el quebranto total o parcial del patrimonio del empresario, y, por el otro, la suspensión o pérdida permanente de la fuente de trabajo de quienes laboran en ese negocio.
Así lo advirtió el presidente de CONCOMERCIO, Gerardo López Becerra, y recordó que, según el Bando Mundial, alrededor del 40 por ciento del territorio mexicano está expuesto a riesgos naturales, como el caso de sequias, sismos, inundaciones, incendios y huracanes.
En términos económicos, de acuerdo con la institución financiera, el 68 por ciento de la población y el 74 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), son susceptibles a sufrir daños por algún tipo de esos desastres.
En ese sentido, López Becerra precisó que entidades federativas como la Ciudad de México, Guerrero, Jalisco, Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Yucatán, Chiapas, Michoacán, Estado de México, Baja California Sur y Tabasco son altamente susceptibles a algún fenómeno natural.
En dichas regiones se localizan, al menos, la mitad de los 5.5 millones de negocios de todos los tamaños que existen en el país.
Sin embargo, el empresario alertó que menos de una quinta parte de esas 5.5 millones de empresas tienen contratado algún tipo de seguro, lo que evidencia la gran vulnerabilidad en que encuentran no sólo los propietarios del negocio, sino también los millones de personas que laboran en esos proyectos y que podrían perder su trabajo en caso de algún siniestro.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), tan sólo en 2024 las empresas del sector pagaron más de 520 mil millones de pesos por siniestros, es decir, 60 millones de pesos cada minuto.
“El gobierno mexicano hoy en día -agrega López Becerra-, no tiene un fondo al que se le puede echar mano para ofrecer a los pequeños comerciantes que pierden todo en caso de un desastre natural ; sería bueno volver a revitalizar el FONDEN o algún instrumento similar que pueda apoyar a fondo perdido a los pequeños empresarios o comerciantes que pierden todo en caso de un desastre natural; no sólo se trata de proteger una empresa, es cuidar una fuente de trabajo”, aseveró
El dirigente recordó que en los últimos años se ha visto como los huracanes, pueden escalar de categoría en cuestión de horas; un ejemplo son Otis y Erik; a casi un año de Otis, cientos de negocios en Acapulco todavía no pueden reabrir o regresar a la normalidad.