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Cada año, durante la primera semana de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Es una ocasión para valorar la lactancia materna como una práctica esencial para la salud, el desarrollo y la equidad a lo largo de toda la vida

Lactancia materna: Política de equidad, salud y economía sostenible

Lactancia materna: Política de equidad, salud y economía sostenible

Desde hace más de 30 años, la Semana Mundial de la Lactancia Materna se celebra cada año durante la primera semana de agosto. Es una iniciativa conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Alianza Mundial pro-Lactancia Materna (WABA) para promover y apoyar su práctica a nivel mundial. Desde 2016, está vinculada con los Objetivos del Desarrollo Sostenible por su impacto en la salud infantil.

Este año, el lema “Dar prioridad a la lactancia materna: crear sistemas de apoyo sostenibles” busca concentrar los esfuerzos en reforzar su importancia como la forma de alimentación más respetuosa con el medio ambiente durante los primeros años de vida, y la necesidad de entornos favorables que permitan establecerla y mantenerla de manera óptima.

Lactancia materna: Política de equidad, salud y economía sostenible

En México, sólo 34.2% de los bebés menores de 6 meses recibe lactancia materna exclusiva, debido a factores como políticas laborales poco favorables, falta de capacitación del personal de salud en temas de lactancia y la falta de regulación en la comercialización de fórmulas comerciales infantiles. Contar con sistemas de apoyo sostenibles requiere del respaldo de las políticas públicas, la sociedad y un entorno favorable, así como la colaboración de diversos actores a distintos niveles y sectores.

La lactancia materna es un derecho humano que protege la dignidad, promueve la equidad desde la infancia y debe ser prioridad en las políticas de salud y desarrollo social. Mejora la supervivencia infantil, reduce enfermedades, favorece el desarrollo y protege tanto a madres como al planeta. Invertir en la nutrición desde el embarazo hasta los primeros años salva vidas, reduce desigualdades y fortalece la economía, al mejorar la salud, aumentar la productividad y proteger el medio ambiente.

La leche materna, por su alto valor nutricional, refuerza el sistema inmunológico y protege a niños y niñas contra enfermedades respiratorias, desnutrición y, a largo plazo, de enfermedades crónicas. Para las madres, amamantar reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario, y de enfermedades del corazón. Promover la lactancia, podría prevenir hasta 100,000 muertes maternas al año. En México, podría prevenir más de 2,000 muertes prematuras, cerca de 10,000 casos de cáncer de mama y ahorrar más de 245 millones de dólares en gastos médicos y pérdida de ingresos asociadas con esta enfermedad. Si todos los niños y las niñas fueran amamantados según las recomendaciones de la OMS —inicio de la lactancia en la primera hora de vida, lactancia exclusiva hasta los seis meses y continuada hasta los dos años o más— se podrían evitar hasta 800,000 muertes infantiles cada año. Promover la lactancia materna no solo mejora la salud, también reduce costos, combate desigualdades y contribuye al desarrollo sostenible.

Lactancia materna: Política de equidad, salud y economía sostenible Imagen tomada de “Índice País Amigo de la Lactancia Materna: Situación y recomendaciones para México”, 2023

Diversas investigaciones han demostrado que la lactancia se asocia a un mayor desarrollo cognitivo en niñas y niños. Quienes fueron amamantados suelen obtener mejores resultados en pruebas de inteligencia durante la infancia y la adolescencia. Además, al seguir a personas desde que eran bebés hasta que llegaron a la edad adulta, se ha encontrado que las amamantadas tienden a alcanzar mayores niveles educativos y mejores ingresos laborales. Esto podría deberse a los ácidos grasos esenciales presentes en la leche materna, que favorecen el desarrollo del cerebro, especialmente en áreas clave para el aprendizaje.

La lactancia no solo beneficia la salud de los niños y niñas, sino que también protege el medio ambiente. A diferencia de las fórmulas infantiles, que requieren procesos industriales, envases y transporte, la leche materna se produce de forma natural, sin generar residuos ni emisiones contaminantes. No requiere agua, electricidad ni materiales desechables como biberones o latas, lo que contribuye a reducir el uso de recursos y la huella de carbono.

Además, la lactancia es una acción rentable. Según estudios del Banco Mundial, promover, proteger y apoyar la lactancia materna a nivel mundial cuesta unos 600 millones de dólares al año, mientras que los beneficios económicos podrían alcanzar los 30 mil millones de dólares anuales en la próxima década. Pocas estrategias de desarrollo social y económico ofrecen un retorno tan alto con una inversión tan baja.

¿Qué se puede hacer para mejorar la lactancia en México? Durante 2023 y el primer semestre de 2024, el Comité BBF México realizó reuniones para identificar brechas en las prácticas y políticas de lactancia materna en el país. A partir de este diagnóstico, se elaboraron recomendaciones y acciones orientadas a promover, proteger y apoyar la lactancia, garantizando los derechos de mujeres, niñas y niños con un enfoque articulado, multisectorial y basado en evidencia.

Una recomendación clave es fortalecer la coordinación de las acciones de lactancia en el país, mediante el Grupo Interinstitucional Permanente de Lactancia Materna (GIPLM), otorgándole más poder y capacidad operativa. Este grupo debe ser multisectorial y basarse en evidencia para impulsar la lactancia como prioridad en la agenda gubernamental y apoyar a la Secretaría de Salud en la toma de decisiones. Se busca mejorar la coordinación entre gobierno, academia y sociedad civil mediante mesas de trabajo intersectoriales.

Otra recomendación prioritaria es la ampliación de la licencia de maternidad, mediante la ratificación del Convenio 183 de la OIT. Se propone comenzar con 14 semanas e ir avanzando hacia 24 semanas, conforme a estándares internacionales. También se destaca la necesidad de crear un mecanismo de protección para mujeres del sector informal, quienes enfrentan mayores barreras para amamantar, especialmente por su falta de acceso a programas de seguridad social.

Se recomienda además establecer un mecanismo de vigilancia y denuncia de violaciones al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, el cual debe ser independiente de la industria, libre de conflictos de interés y utilizar herramientas de inteligencia artificial para detectar incumplimientos. Esto es clave para proteger a las mujeres y permitir que tomen decisiones informadas sobre la alimentación de sus hijos e hijas, sin la influencia de la publicidad de las fórmulas infantiles.

Otra propuesta es el desarrollo de un programa nacional de capacitación en consejería de lactancia materna para profesionales de la salud. Este programa debe fortalecer sus conocimientos y habilidades de comunicación para acompañar a las madres, promoviendo una lactancia exclusiva y prolongada según las recomendaciones de la OMS.

Finalmente, se destaca la necesidad de contar con una estrategia de comunicación nacional y permanente para el cambio de comportamiento, que tenga cobertura a nivel nacional, estatal y municipal. Dicha estrategia debe adaptarse a distintos entornos sociales y culturales, con el objetivo de normalizar la lactancia materna en escuelas, centros de trabajo, hospitales y espacios públicos.

Análisis de especialistas de la Universidad Iberoamericana son presentados a nuestros lectores cada 15 días en un espacio que coordina el Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, CDMX
Comentarios: pablo.cotler@ibero.mx

Las autoras del presente texto son investigadoras del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad, EQUIDE, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

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