Lenia Batres es incondicional del presidente López Obrador y es también ministra de la corte; esta semana, luego de preparar terreno contra la ponencia en la que se valida que un estado del país, en uso de su autonomía, puede revisar y contravenir un desafuero ordenado por el Congreso de la Unión, la ministra Batres indicó en el pleno que esa posición le parecía “más que ofensiva”.

Se trata del caso Francisco García Cabeza de Vaca, el exgobernador de Tamaulipas a quien se armó un expediente en tiempos electorales que condujo a su desafuero en la Cámara de Diputados federal, pero cuyo resolutivo no fue secundado por el congreso local.

Aquel caso, judicialmente, se desmoronó después de las elecciones y García Cabeza de Vaca ya no tiene pendientes con la justicia, aunque la protección que recibió del congreso tamaulipeco aún está a revisión en la Suprema Corte.

El primer error de Batres fue señalar que la ministra Margarita Ríos Farjat era la impulsora de esa “ofensiva” posición en un dictamen. En realidad Ríos Farjat no era el origen del dictamen, sino el ministro Pardo, algo que la presidenta de la Suprema Corte debió corregirle.

Batres se la ha pasado leyendo posturas preparadas previamente, en tanto los ministros dialogan y discuten al momento.