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“Los beneficiarios de Sembrando Vida no regresarán nunca más a la pobreza”

 El subsecretario de Inclusión y Desarrollo Rural informa de resultados en el primer ciclo multianual del programa. Llegamos a la etapa de la cosecha, comenta y señala que los sujetos de derecho incrementaron sus ingresos, organizándose en pequeños grupos que buscan alternativas de mercado para mejorar su nivel de vida y así lograr bienestar. “Con la producción de sus sistemas agroforestales instalados lograrán mantener, en mediano y largo plazo, un ingreso superior al que hoy reciben”

Entrevista a Hugo Raúl Paulín Hernández

VIAJE A TUXPAN, VERACRUZ DEL 4 AL 7 DE AGOSTO, 2021. PROYECTO SEMBRANDO VIDA, PUBLICADO EN EXPANSION.MX Y EN EXPANSION 1286. FOTOS ISRAEL P. VEGA
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2021, la preparación de las plantas

ISRAEL P. VEGA

Este año es el de cosecha para una buena parte de quienes se sumaron a Sembrando Vida, un programa que, se dice, nace del corazón y la mente del Presidente Andrés Manuel López Obrador. El subsecretario a cargo de este programa, Hugo Raúl Paulín Hernández señala: “Hemos constatado que es necesario que el Programa Sembrando visibilice logros y alcances para que la sociedad en general tenga mayor información sobre su impacto”.

Una diferencia respecto a otros programas oficiales, de fondo, es que los 450 mil beneficiarios son conscientes de que el apoyo que hoy reciben no será para siempre, como otros programas como Adultos Mayores o la pensión de Discapacidad. Los productores plantaron árboles y plantas económicamente rentables en terrenos ociosos o degradados y recibieron dinero público por ello, pero saben que ahora deberán transitar a la comercialización de la producción que están obteniendo para que sus ingresos se mantengan a ese nivel.

El subsecretario

El subsecretario

Adrián Contreras

Dentro de la Secretaría del Bienestar, Paulín Hernández, actualmente es responsable del programa Sembrando Vida. Este subsecretario ha estado acompañando el programa desde su origen y ha incorporado la experiencia de otros proceso productivos locales: se trata de invertir en sistemas alternativos de producción o, que deberán ganar impulso y tornarse independientes, autosustentables y finalmente se vea en posibilidad de prescindir de nuevas inyecciones de dineros externos.

Y bajo ese esquema, a cuatro años de arrancar, el subsecretario platica con Crónica y revela que desea presentar resultados completos en julio próximo, ya con datos estadísticos duros, sobre el primer ciclo de árboles sembradíos hace cuatro años: cerca de medio millón de beneficiarios de Sembrando Vida y entre ellos muchos que han abandonado la pobreza y “no habrán de regresar nunca más a ella”.

“Estamos en una etapa muy importante: de la cosecha, de la comercialización y la de incorporar valor agregado. Hoy tenemos mil 400 millones de árboles vivos en un millón de hectáreas; árboles con dueño, pues no están perdidos por allí, sino que hay una comunidad que los cuida; es una cifra histórica y más por la modalidad agroforestal”, comenta.

Pero puntualiza que lo más importante es que esto ocurre con los pequeños grupos de productores: Comunidades de Aprendizaje Campesino o CAC. “Los sembradores no están cada quien por su lado, se agrupan en más o menos 25 y es allí, en las CACs, donde se da vida a Sembrando Vida. Esta articulación comunitaria ha fortalecido el tejido social. Al iniciar el quinto año de trabajo, hay constituidos poco más de 18 mil CACs”.

¿Tendríamos que entender entonces este programa más allá de lo estrictamente productivo?

La novedad es lo integral: está lo productivo, lo comunitario y lo ambiental. El componente de lo comunitario es sustancial, se recupera toda una tradición de trabajo comunitario, no olvidemos que más el 50 por ciento de la propiedad de la tierra es propiedad social, son ejidos y allí hay una vida, una gobernanza en la que debió insertarse Sembrando Vida. Por eso se convocó inicialmente a las asambleas ejidales y allí se determinó quienes debían integrarse al programa. Esa manera de iniciar fue fundamental porque Sembrando Vida vino a reabrir una puerta de participación social y comunitaria.

Se concluyó que las CACs iban a ser el corazón del programa y efectivamente así ha sido. La supervisión y el seguimiento, todo pasa por los CACs, de modo que estás comunidades son transversales a la vida del programa, se cruzan permanentemente .

Esa es la explicación por la que Sembrando Vida está en la Secretaría del Bienestar y no en la de Economía o en la de Recursos Naturales. Sembrando Vida incorporó el componente de bienestar social porque a partir de allí se teje la perspectiva productiva y económica.

Los sembradores individuales que se integran en estos pequeños grupos, se exigen unos a otros para que las metas se cumplan y que los árboles sobrevivan, sean alimentados con insumos orgánicos producidos en forma colectiva. Este componente colectivo es la base.

¿Este exigirse unos a otros es para poder recibir los beneficios de Sembrando Vida?

El programa tiene una inversión mensual de 6 mil pesos por productor; es un pago para que el sembrador en su propia tierra, su propia parcela, siembre y cuide un sistema agroforestal, sea árbol maderable, frutal, agroindustrial o alguna otra: debe estar vivos y produciendo.

Hace cuatro años, en el primer anuncio del programa, se pensó que era algo para el Sur-Sureste del país…

Ahora estamos en 23 estados. Hubo un proceso intenso de ajuste del programa e inició en el sur-sureste con condiciones más o menos homogéneas…

Y favorables también…

Sí, regiones con mucha agua, con tierra buena en general. El modelo que se construyó se dio rápido y los estados del sureste van muy bien. Tabasco, Chiapas, Veracruz o Yucatán tienen modelos que están, en lo básico, concluidos, en proceso de producción. Incluso en Tabasco y Chiapas tuvimos inundaciones y perdimos mucha planta que ahora ya se recuperó; los mismos productores la repusieron y, aunque esto nos movió un poco los tiempos y volúmenes de producción, los modelos agroforestales en estas regiones están completos y están en etapa franca de cosecha.

Al iniciar en el centro, occidente y norte del país, se inició el ajuste. Las condiciones del suelo son muy distintas, al igual que la lluvia y la temperatura. Nos enfrentamos a territorios en Chihuahua, Durango, Sinaloa, regiones muy amplias, con poca agua y suelos complejos. En 2020, el programa vivió esos reajustes; los sistemas agroforestales en el norte incorporan nopales, o agaves, estos sistemas visualmente son muy distintos y hubo que aprender a adaptar el programa a nuevas regiones. Fue y es complejo, seguimos con este proceso que es de largo plazo.

Hay que entender que Sembrando Vida no es de 6 años, es algo de más largo alcance porque la naturaleza tiene su ritmo y no se le puede forzar.

¿Se podría pensar en incluir a los 32 estados?

Es factible y deseable. A quienes hoy estamos en él, nos gustaría que se convierta en una política pública de desarrollo rural.

Ha presentado informes, incluso en las mañaneras de Palacio Nacional, pero, ¿Al subsecretario Paulín cómo le gustaría que se consolide Sembrando Vida?

Lo deseable es que cuando esta estrategia cumpla seis años, el campesino o la campesina inscrito tenga un ingreso igual o mayor que el que hoy recibe como apoyo: una vez que el ciclo se complete, él o ella debe tener ese ingreso por la venta de los productos de la parcela.

Ya tenemos experiencias, hay un muestreo de noviembre en el que detectamos un ingreso anual de 50 mil pesos, cerca de empatar al ingreso tradicional. La expectativa es que al cerrar plenamente el ciclo inicial de Sembrando Vida, en donde el pago o apoyo directo gubernamental al sembrador ya no estaría, el sistema ya sería rentable.

La estrella de Sembrando Vida es demostrar la rentabilidad productiva y comunitaria de este modelo de desarrollo rural.

Vamos en buen camino. Este año ya no haremos muestreo, sino análisis estadístico en forma de manera que podemos informar sobre la rentabilidad de las unidades de producción. Lo vamos a hacer para tener resultados en julio, porque café, cacao o cítricos apenas empiezan cosecha.

¿Hay otro reto adicional de igual importancia?

La comercialización: el pequeño productor no tiene la experiencia de la comercialización en volumen. En café y cacao el aumento que lograremos es del 25 por ciento de la producción nacional.

Esto no está concluido, estamos construyendo con las organizaciones de productores ya establecidas. Damos mejor calidad al proceso de producción para que el precio sea mejor y queremos que de manera organizada logremos una vía que nos libere del problema del intermediario…

¿Del famoso coyote?

Pues sí, que llega y compra. Y si no se le vende, lo cosechado se pierde. Estamos en este punto. En Tapachula hay dos cooperativas constituidas formalmente, de 4 mil socios cada uno, para comercializar café. En Veracruz, en el sur, otra para comercializar hule y en Papantla una que transforma el cacao en chocolate. En Yucatán se hace con la miel y en Tabasco se hace con el plátano que además se transforma en harina.

En el norte hay para transformar el agave y el nopal. Hay experiencias, aún incipientes, pero se está detonando que los CACs evolucionen hacia figuras jurídicas que les permitan entrar en el mercado, tener RFC, facturas, etiquetados, tablas nutricionales, que su producto tenga las formalidades para poder salir del mercado local.

Pensando en la diversidad del territorio, pero ya no en lo ecológico, sino en cuanto al mosaico de gobiernos de distintos partidos, ¿cómo le ha ido a Sembrando Vida?

Hay una buena experiencia de colaboración. En muchos municipios la inversión del programa supera el presupuesto municipal y sus gobernantes lo valoran porque saben que detona economía local.

Hay otro tipo de programas con otras inversiones que fortalecen habilidades, capacitan a la gente o mejoran su salud, pero no necesariamente arraigan a la gente a su localidad. Este programa sí lo hace. Arraiga al campesino a la tierra, ya no se va, pues esta inversión lo coloca en posición de aprovechar los recursos que tiene a su alcance.

Los actores estatales y municipales ven esto y saben que no hay intermediario, que el recurso que recibe la señora campesina lo gasta en su localidad. Hay anécdotas muy interesantes que debemos analizar ahora con datos duros para ver cómo creció el comercio y la oferta de servicios en pequeñas localidades. Hay que aclarar que Sembrando Vida no está en las cabeceras municipales, sino en las rancherías y comunidades más alejadas.

¿Ve elementos suficientes para pedir que Sembrando Vida vaya más allá de lo sexenal?

En una asamblea de CAC, un productor dijo: “si el presidente hubiera pensado que este programa era para 6 años, nos hubiera mandado a sembrar rábanos o lechugas, pero nos invitó a sembrar árboles y algunos podrán ser aprovechados en 20 o 30 años, y hay frutales que tardarán 3 años en dar frutos y luego tendrán una vida productiva de 15 años, así que esto sólo funciona si se piensa a largo plazo”. Lo que dijo ese productor evoca lo que nosotros pensamos sobre el programa, más allá de cómo se le nombre, pero que la estrategia que vinculó lo productivo, lo comunitario y lo ambiental se mantenga como una apuesta de desarrollo rural.

A los 6 años, a muchos de estos sistemas agroforestales les faltará un poco para madurar plenamente una primera etapa, pero no habremos terminado, hay ciclos naturales. Se requerirían al menos darles 6 años más para continuar, así que sí estamos esperando que la siguiente administración adopte esta estrategia, haciendo las adecuaciones que haya que hacerse, pero que lo sustancial se mantenga.

El campo lo merece y hoy tenemos evidencias claras de que esta estrategia funciona, que le está generando ingresos, bienestar, a los campesinos y que todos ellos que se pudieron a trabajar en esto, nunca más van a estar en las estadísticas de pobreza.

Entrevista con Hugo Raúl Paulín Hernández Subsecretario de Inclusion Productiva y Desarollo Rural.

Entrevista con Hugo Raúl Paulín Hernández Subsecretario de Inclusion Productiva y Desarollo Rural.

Adrian Contreras