Nacional

“Se los dije, él mató a mi hija”…

La frase resume el dolor y la impotencia de una madre: Mónica, quien ante la ineptitud de autoridades se dedicó a investigar el asesinato de Yang Kyung. Estados que distorsionan cifras, padres que escarban la tierra, en busca de restos de sus seres amados.

feminicidio

El caso de Yang Kyung Jun Borrego fue reabierto sólo después de que Jorge Humberto Martínez, “El Matanovias”, fue acusado de otro feminicidio.

El caso de Yang Kyung Jun Borrego fue reabierto sólo después de que Jorge Humberto Martínez, “El Matanovias”, fue acusado de otro feminicidio.

Cuando dos años después del asesinato de su hija vio en internet la fotografía de aquel sujeto, a quien ella siempre acusó de ser el feminicida, doña Mónica Borrego se estremeció hasta el llanto.

El hombre era Jorge Humberto Martínez, a quien después se le conocería con el mote perturbador de “El Matanovias”.

La noticia en la web lo relacionaba con el homicidio de otra mujer… Veintidós meses después de lo ocurrido a Yang Kyung Jun Borrego.

“Ver su imagen me impactó mucho. Quería gritar a todos, en especial a las autoridades corruptas: ´se los dije, él mató a mi niña”, cuenta Mónica.

Historias entrecruzadas con un mismo distintivo: las incompetencias y vicios de policías, ministerios públicos y jueces en casos de mujeres asesinadas de forma violenta; y las carencias institucionales, traducidas en dolor…

“He visto familias buscando restos faltantes de sus hijas, porque los cuerpos les fueron devueltos incompletos; he visto madres y padres arrodillados, escarbando la tierra donde hace años encontraron a sus hijas”, cuenta Adriana Rubio Mendoza, Coordinadora pericial y forense del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).

“Y aun así, hay familias que tienen la fortaleza para pasar de nuevo por el tortuoso camino de las Fiscalías en busca de la verdad, aceptando la exhumación, que sólo evidencia faltas graves y omisiones de las autoridades. Y el dolor se sigue multiplicando, porque hemos encontrado casos en los que se comprueba que hubo lesiones que no se reportaron o necropsias que jamás se hicieron, aunque oficialmente se informó lo contrario”.

-¿Necropsias simuladas?

-Sí, necropsias u otras acciones fantasmales. Y que difícil decir a las familias que nunca se hizo nada, que fue un teatro.

SIN GUÍA

La Recomendación 01/2018 de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX sobre el caso Lesvy Berlín marcó la pauta sobre la necesidad de ajustarse a una guía específica de necropsia para muertes violentas de mujeres. En la capital del país se ha dado cumplimiento a esa disposición, pero no ocurre lo mismo en la mayoría de los estados.

“Sí es urgente generarla en todas las entidades, pero el que no la haya tampoco es justificación: el modelo de protocolo latinoamericano que salió desde 2014 tiene una serie de diligencias específicas para la necropsia, también el protocolo de Minnesota. Lineamientos hay por todos lados, lo que falta es seriedad”, señala Rubio Mendoza.

“Otro factor es la falta de infraestructura en servicios forenses, hay estados que ni Semefo tienen, hemos hecho exhumaciones o necropsias en panteones. En Guerrero, por ejemplo, llegan todos los casos a Chilpancingo, los que vienen de la sierra o montaña, horas de distancia para trasladar evidencias y cuerpos. Se necesitarían al menos unidades de investigación proximal para realizar ese trabajo”.

Lee también

¿Suicidios, accidentes o muertes naturales?... No, feminicidios

Daniel Blancas Madrigal
Patricia Becerril, madre de Zyanya, señala irregularidades en la investigación

-Y en los estados en los cuales se ha decretado la alerta de género, ¿el presupuesto otorgado se reflejó en una mejora? -se le pregunta.

-No. Hay estados como Jalisco que en tecnología y recursos han avanzado mucho, pero las cifras de muertes de niñas y mujeres se han disparado. El reto es pulir las investigaciones.

“Lo que no se justifica -afirma Ana Yeli Pérez Garrido, abogada del ONCF-, es cuando el porcentaje de acreditación del feminicidio tiene que ver con una política del estado, que se resiste a tratar la muerte violenta de mujeres como feminicidios, a pesar de los estándares existentes. Vemos entidades como Guanajuato y Guerrero que, a pesar de que cuentan con un tipo penal, su porcentaje es mínimo. Guanajuato tiene una cifra elevadísima de homicidios dolosos y culposos de mujeres, comparada con el resto del país, pero en feminicidios nada, es inverosímil”.

¡SE CREMARÁ!

La familia de Yang Kyung ni siquiera tuvo la posibilidad de la exhumación, porque las autoridades presionaron para la incineración.

La víctima tenía 21 años, estudiaba psicología y trabajaba en restaurantes del centro de la ciudad para pagar sus estudios y tener vida independiente.

La víctima tenía 21 años, estudiaba psicología y trabajaba en restaurantes del centro de la ciudad para pagar sus estudios y tener vida independiente.

“Lo más increíble de todo es que ellos mismos me alentaron a cremar el cuerpo, lo que automáticamente anula la posibilidad de comprobar otros indicios obtenidos después. Nunca tuve un abogado, ni una orientación”, relata doña Mónica.

La joven tenía 21 años; estudiaba psicología y trabajaba en restaurantes del centro de la ciudad para pagar sus estudios y una vida independiente.

La noche del 21 de septiembre de 2014 la madre recibió una llamada del papá de Jorge Humberto Martínez, el llamado “Matanovias”.

“Me dijo que mi hija había tenido un accidente, salí corriendo a donde vivía, y encontré patrullas y la camioneta del Semefo. El señor me atajó: ´No entiendo por qué su hija hizo esto´. Salí a hablar con mi esposo cuando escuché que cerraron las puertas de la camioneta, ya se llevaban el cuerpo a la agencia del MP de Cuauhtémoc. Así, rápido. No hicieron nada de investigación, el tipo se quedó con su computadora y teléfono, no siguieron el protocolo para estos casos y se quedaron siempre con la declaración de él”.

-¿Qué declaró el sujeto?

-Que llegó del trabajo y la encontró colgada, y, como le impresionó mucho, la descolgó.

Durante los siguientes ocho meses fue ella, doña Mónica, quien indagó por su cuenta y develó las múltiples irregularidades:

“Mi hija había presentado previamente una carta especial ante las autoridades en la que denunciaba que sufría violencia. Nadie movió un dedo. Después me enteré que él le quitaba su dinero, le rompía los celulares, su ropa, la quemaba, y ella nunca me compartió eso. Sus compañeros me contaron que el día anterior a los hechos, mientras ella trabajaba, la anduvo hostigando por el celular; también, que de repente se ponía bufandas para taparse el cuello, porque lo traía lastimado. Los amigos le llegaron a ver signos de ahorcamiento y golpes en la cara”.

Lee también

“Policías sabían que mi hija fue estrangulada, pero protegieron al sujeto, que era judicial”

Daniel Blancas Madrigal/ Segunda parte
Doña Irinea Buendía se convirtió en una especie de justiciera en casos en los cuales autoridades y/o victimarios se han coludido para encubrir o descarrilar feminicidios

“Por un contacto, conseguimos una relación (sábanas) de llamadas telefónicas con la cual se comprobó una triangulación entre el papá, el asesino y los ministerios públicos a cargo. La única prueba que había era la bufanda con la que supuestamente se ahorcó, y la dieron por perdida. La perito responsable ha sido citada muchas veces a declarar este año, y jamás se ha presentado, la audiencia se ha diferido seis veces”.

Mónica fue al MP a compartir todos sus hallazgos, pero… “La jefa ministerial salió a gritonearme, que era una madre histérica, que no entendía que mi hija se había suicidado, que me fuera a llorar a mi casa”.

Doña Mónica indagó por su cuenta y develó las múltiples irregularidades por parte de las autoridades.

Doña Mónica indagó por su cuenta y develó las múltiples irregularidades por parte de las autoridades.

El ONCF tomó el caso y lo reencauzó. Apenas el año pasado dictaron el auto de formal prisión en contra Jorge Humberto Martínez y el caso se investiga ya como feminicidio. En la actualidad, apenas se desahogan pruebas presentadas desde 2021. Así de lenta es la justicia en México… “Y mi familia, mientras tanto, se fracturó como un plato roto”, resume Borrego.

¿Cuál es la historia de esa otra víctima por la cual esta madre corroboró al asesino de su hija?, ¿quién era? Tenía un lindo nombre: Campira…