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¿Por qué disminuye el nivel de las presas en México?

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La disminución del nivel de las presas en México ha encendido las alertas a nivel nacional, pues en las últimas semanas, este fenómeno ha cobrado relevancia.

Desde el pasado 12 de enero, el Sistema Cutzamala, una de las fuentes de abastecimiento de agua más grandes del país, redujo a 800 litros por segundo su caudal aportado para la Ciudad de México, esto, ante los niveles críticos de almacenamiento que registra.

Rafael Carmona Paredes, coordinador general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), atribuye esta disminución del caudal a las condiciones precarias de las presas del Sistema Cutzamala, afectadas por la falta de lluvias en los últimos años.

La escasez de agua en México no es un problema aislado, sino parte de una crisis global que afecta a todas las regiones del mundo. El cambio climático, el crecimiento demográfico y la sobreexplotación de los recursos hídricos son factores que han contribuido a asentuar esta problemática.

La deforestación y la degradación ambiental también han mermado la capacidad de los ecosistemas para retener agua y regular los flujos hídricos, exacerbando los efectos de la sequía y la desertificación en muchas áreas del país.

Ante estos desafíos, las presas se han convertido en infraestructuras vitales para tratar de mitigar los impactos negativos de la escasez de agua y contribuir a la gestión eficiente de los recursos hídricos.

¿Cuál es la función principal de las presas y dónde se almacena el agua en México?

De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres, las presas son estructuras hidráulicas que permiten almacenar agua para diversos usos como riego, consumo humano y generación de energía eléctrica. También son empleadas para controlar inundaciones, al evitar que el agua de las montañas llegue a las comunidades en terrenos planos.

Operadas tanto por instituciones públicas, como el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), como por entidades privadas, las presas son sometidas a estrictos protocolos de construcción, operación y monitoreo para garantizar su eficacia y seguridad.

Asimismo, son una herramienta clave en la conservación del agua y la mitigación de los efectos del cambio climático. Su capacidad para regular el flujo de los ríos y retener agua durante períodos de abundancia contribuye a mantener el equilibrio hídrico en las cuencas hidrográficas y a asegurar un suministro constante en épocas de escasez.

Por último, poseen políticas de operación, diseñadas específicamente para cada estructura, establecen directrices claras sobre la gestión del agua, teniendo en cuenta factores como los niveles de precipitación, la demanda de agua y la protección del medio ambiente; asegurando una distribución equitativa y sostenible del recurso hídrico, así como para prevenir impactos negativos en las comunidades y los ecosistemas circundantes.