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Especialistas del IMSS reconstruyen con éxito columna destrozada de paciente postrado

Durante ocho horas reconstruyeron la columna colapsada por una tuberculosis vertebral

CASO DE ÉXITO 

Siete añosde dolor quedaron atrás, luego de que manos mágicas de especialistas del IMSS, lograron reconstruir la columna de don Rodolfo, quien por fin pudo volver a andar en bici

Siete añosde dolor quedaron atrás, luego de que manos mágicas de especialistas del IMSS, lograron reconstruir la columna de don Rodolfo, quien por fin pudo volver a andar en bici

En un nuevo caso de éxito, se podría pensar que la mano de Dios, operó a través de las manos de médicos especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quienes durante ocho horas se dieron a la tarea de reconstruir la columna vertebral de un paciente postrado.

Los médicos de Nuevo León, Monterrey, colocaron ocho tornillos, dos barras, un travesaño y una estructura hecha con pequeños cuadritos de hueso, extraídos de la cadera del paciente, para reconstruir la columna destrozada en 60 por ciento.

En el marco del 70 aniversario de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital de Traumatología y Ortopedia No. 21 del IMSS en Nuevo León, un equipo de especialistas logró una verdadera proeza al reconstruir una columna destrozada a causa de una tuberculosis vertebral.

SIETE AÑOS DE DOLOR, Y SEIS MESES POSTRADO

Don Rodolfo León Rodríguez, chofer y trabajador de mantenimiento, vivió los últimos siete años con dolores e incluso durante seis meses ya no le fue posible ponerse de pie y permaneció postrado en cama, sin si quiera imaginar que estaba a punto de ocurrir prácticamente un milagro, gracias a la destreza de los especialistas del IMSS.

Es importante mencionar que la unidad del Seguro Social recibe muchos pacientes con daño vertebral, pero a don Rodolfo una tuberculosis le destrozó la columna hasta dejarlo postrado en cama, explicó el jefe del Departamento Clínico de Columna en la UMAE No. 21, doctor Joel León Ruiz.

El paciente de 55 años y originario de Matamoros, Tamaulipas, presentó en el 2015, molestias de espalda a causa de una infección que se controló con medicamento, sin embargo, cuatro años después, para el 2019, el dolor volvió más intenso en la región lumbar, acompañado de sensaciones de choques eléctricos en las piernas y debilidad muscular; para entonces ya requería del uso de muletas para poder trasladarse.

Ante la condición de Don Rodolfo, el servicio de Patología del hospital realizó estudios, los cuales arrojaron diagnóstico de tuberculosis vertebral, llamado Mal de Pott, el cual había ya destruido el 60 por ciento de su columna.

Pese a que ya se tenía todo listo para una cirugía de salvamento, desafortunadamente para el paciente comenzó la pandemia por la COVID-19, y no fue sino hasta el pasado 18 de marzo del año en curso, cuando finalmente se pudo reprogramar la intervención de don Rodolfo.

UN VERDADERO DESAFÍO, CON EXITOSO RESULTADO

El médico a cargo de la cirugía, doctor Abraham Isáis Gómez, especialista en Traumatología y Ortopedia con subespecialidad en Columna Vertebral, señaló que la experiencia en el quirófano fue un verdadero desafío para él y sus colegas, los doctores José Pablo Rodríguez López y Othoniel Cruz Jiménez.

Al inicio de la cirugía, los cirujanos encontraron una columna colapsada, con una masa amorfa que contenía huesos destruidos, ligamentos, nervios y músculos fuera de su lugar.

“Lo problemático fue que era como si hubiera explotado una bomba y tienes todos los pedazos por todas partes”, explicó Isáis Gómez.

El primer reto fue el abordaje. La deformación anatómica impidió a los cirujanos llegar a la columna en forma habitual. Con dificultad evaluaron el daño, descubrieron la zona y determinaron con exactitud dónde colocarían los tornillos y los injertos de hueso extraídos de la columna del paciente.

Los tres cirujanos trabajaron de manera sincronizada por ocho horas en una minuciosa técnica ortopédica que consiste en elaborar pequeños cuadritos de hueso, llamados “chips”, para darles forma y reconstruir la columna, hasta que quedó lista.

Una vez que la nueva estructura se colocó en la zona destruida, junto con los ocho tornillos, dos barras y un travesaño, procedieron a la complicada descompresión, en la que con sumo cuidado tuvieron que retirar pedazos de hueso, ligamentos y fibrosis que comprimían y dañaban los nervios. Además, eliminaron las cicatrices que había dejado la tuberculosis.

SORPRENDENTE RECUPERACIÓN

Al concluir la cirugía, para los médicos fue sorprendente la recuperación del paciente, quien a los cuatro días abandonó el hospital para volver a casa.

“Yo salí tan bien que no sabía si me habían hecho cirugía, porque no sentía ningún dolor, nada, hasta le dije a mi esposa: ‘revísame la espalda’”, compartió el paciente.

Don Rodolfo recuerda que cada dos meses viajaba de Matamoros a Monterrey para su tratamiento contra la tuberculosis. Inicialmente llegaba al hospital en muletas, posteriormente en silla de ruedas y finalmente en camilla. “Intentaba levantarme, pero ya no podía, tardaba una hora y media”, recordó.

Con enorme alegría, el paciente externó su total agradecimiento a todos los médicos que lo atendieron y en especial al doctor Jesús Domínguez, quien por dos años le atendió en el proceso de su enfermedad en el consultorio 13 del mismo hospital.

“Ellos (los médicos) son ángeles que me hicieron una hermosa cirugía, son una maravilla, me regresaron mi salud, la felicidad volvió a mi vida, porque recuperé la libertad y no solo cumplí mi sueño de caminar, también volví a conducir y pasear en bicicleta”, expresó sonriente.

Para el doctor Isáis Gómez no importó el cansancio de ocho horas continuas en el quirófano, “lo más gratificante es ver que el paciente vuelva a levantarse, a caminar y recibir las gracias… eso no tiene precio”, compartió con emoción.

“El IMSS tiene la capacidad de hacer cosas maravillosas”, afirmó Gómez. “Trabajar en la emblemática UMAE No. 21, que está por cumplir 70 años, es un gran orgullo, seguiremos haciendo casos exitosos para engrandecer su historia”. Este hospital realiza 500 intervenciones de columna al año, de las cuales sólo 50 son reconstrucciones, pero el caso de don Rodolfo fue para los médicos un verdadero desafío que enfrentaron con éxito.