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Haitianos hayan refugio en iglesia aledaña a Plaza Giordano para no ser enviados lejos de la CDMX

Un grupo de 500 haitianos que integran familias completas con niños, desde hace varios días se refugian en la Iglesia de la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús

Mario D. Camarillo

Mario D. Camarillo

La noche pasada por lluvia parecía que no traería sorpresas para la comunidad de La Pequeña Haití, en la Plaza Giordano Bruno, pero el ruido de motores, de pasos de gente que parecía marchar en los alrededores alertó a los más de 600 antillanos que se asomaron de entre sus casas de campaña para saber qué ocurría. En el exterior más de medio centenar de elementos del Instituto Nacional de Migración les instaban a abordar una veintena de autobuses contratados por la Secretaría de Gobernación para “llevarlos a un albergue más seguro”. La comunidad haitiana de inmediato rechazó el ofrecimiento, en tanto en la iglesia de la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús, en la calle Londres y anexa a la plaza, personal del templo abrió las puertas para proteger a 500 personas, la mayoría mujeres con niños, algo que las autoridades no han hecho.

El grupo de al menos 500 haitianos que integran familias completas con niños y que desde hace varios días se refugian en la Iglesia de la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús, al notar la presencia del personal de migración, en su poco español rechazaron todo ofrecimiento del personal de migración que ingresaron al templo sin haber solicitado un permiso previo al párroco del lugar.

Evens es un joven haitiano de 33 años que con un escaso español explicó al personal del INM que ni él ni su familia dejarían la Ciudad de México hasta no conseguir el permiso de tránsito libre y llegar a Tijuana, donde los esopoeran familiares con los que juntos esperan para poder cruzar a Estados Unidos.

“Hace tres semanas llegamos acá desde Tapachula, y ahora nos quieren regresar allá, no, aquí nos quedamos, nos abrieron las puertas de este templo donde hay muchas familias y mientras nos apoye el cura de aquí no nos sacan. En Chiapas no hay atención para nadie, ni una autoridad que te auxilie, acá al menos nos apoyan con alimentos y agua”, señaló.

Feligreses que apoyan al párroco en las misas cotidianas se sumaron a la causa de asistir y brindar protección a familias de migrantes que han encontrado algo de consuelo en sus necesidades de protección.

Mario D. Camarillo

Mario D. Camarillo

Luego de que el Gobierno Federal le cerró las puertas de 33 albergues bajo responsabilidad del Instituto Nacional de Migración (INM), lo que ha complicado la asistencia y ayuda a migrantes de distintas partes del mundo que se encuentran de tránsito en el país, muchas familias de esta comunidad han tenido que buscar acomodo donde sea, en parques, plazas o en templos, ante la indiferencia de las autoridades que ven como única alternativa de solución a ciudades de otros estados del país donde las carencias y la ayuda están muy limitadas.

Poco más de 50 elementos del Instituto Nacional de Migración (INM), con apoyo de la policía capitalina, llegaron durante la noche del viernes y madrugada de este sábado a bordo de 10 camionetas blancas con el logotipo de la dependencia escoltaron a 12 autobuses que hicieron fila sobre la calle de Londres, cerca de la Plaza Giordano Bruno, con el objetivo de trasladar al mayor número de migrantes haitianos a otros sitios, lejos de la Ciudad de México; su destino inicial era el albergue de Huixtla, en Chiapas, pero al notar el temor de los migrantes antillanos cambiaron la oferta a albergues en Estado de México, Puebla, Hidalgo e incluso a Guerrero, pero la respuesta fue la misma: “de aquí no nos movemos”.

Algunos haitianos en su muy limitado español preguntaban al personal de migración que si estaba próxima su cita por una solicitud de asilo en la Comar (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados), si también podían irse para luego regresar y les explicaron que si viajaban a la estancia en Chiapas su cita tal vez podría perderse, por lo que les instaron a decidir que sería lo mejor, si viajar al sur del país o quedarse.