México se ha convertido en escenario de una novedosa forma de migración humana, debido a que cientos de personas quienes se han visto obligadas a dejar sus países de origen y desplazados por la violencia y la miseria, han decidido casos establecerse de manera permanente en el territorio nacional, resaltó Mario Pérez Monterrosas, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Azcapotzalco.

Esta situación ha dado pie, abundó, donde muchos de ellos han formado colonias y se han insertado en diversas formas de trabajo, sin embargo, los que deciden continuar su trayecto se enfrentan también al rechazo de la gente, como lo demuestran el constante cierre de refugios, como el cercano a la Central de Autobuses del Norte, el cual ha intentado ser clausurado en varias ocasiones frente a la presión de los vecinos, quienes piden el cese de actividades bajo el argumento de que no es posible ver tanta migración deambulando por las calles o el caso del FM4 en Guadalajara, donde se agruparon para levantar bardas, colocar alambre de púas y toda una serie de “protecciones” anti migrantes.

Abundó, que la misma situación se enfrenta en el Estado de México, en donde los emigrantes han sufrido las duras consecuencias del rechazo, luego de que los vecinos cerraran el Refugio de San Juan Diego, en Lechería, lo que ahora los obliga a caminar más de 50 kilómetros para llegar al albergue más cercano ubicado en Huehuetoca.

MIGRACIÓN DE TRÁNSITO, AHORA SE QUEDAN AQUÍ

Ante la situación actual, en la que los flujos migratorios en nuestro país se han incrementado de manera considerable, el académico de la UAM recordó que anteriormente México sólo era un país de tránsito, conformada en su mayoría por gente latinoamericana, sobre todo centroamericanos, que cruzaban hacia Estados Unidos en busca del “sueño americano”.

El problema, es que en épocas más recientes quienes intentan atravesar la frontera han cambiado su proyecto y han decidido quedarse en suelo mexicano, ya sea por decisión propia o por los largos periodos de espera frente a la resolución de sus solicitudes de asilo.

El académico adscrito al Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco explicó que con zozobra y miedo avanzan cada día miles de inmigrantes rumbo a la frontera norte de México, pese a los riesgos que conlleva transitar por un país catalogado como una frontera vertical, pues los peligros no se concentran en ciertos puntos fronterizos, sino que están latentes a lo largo de todo el territorio mexicano.

En el 2019, abundó, el presidente de México mandó a la Guardia Nacional a la frontera sur para contener los éxodos y bloquear simultáneamente el tren, que durante muchos años fue su principal vía de transporte, aunque ello, los ha obligado a buscar otras rutas, que cada vez se vuelven más peligrosas por estar acechadas y controladas por el crimen organizado.

SON VIDAS QUE HULLEN DE LA MUERTE

Hablar de estos éxodos o incluso hablar de migración es verdaderamente absurdo cuando se entiende que de lo que se trata es de vidas que huyen de la muerte, por lo que “es apabullante que no exista una política real por parte del gobierno mexicano, cuyos paliativos están en escuetos programas y pequeñas ayudas que no resuelven la situación de miles de personas”, advirtió el profesor Monterrosas.

Subrayó que el abuso de los delincuentes, la extorsión de los policías, el peligro de la trata de personas y el acecho de los maras son otras razones por las cuales miles de migrantes sufren graves violaciones a sus derechos humanos, sin que haya una autoridad o política que los proteja.