Debido a la emergencia sanitaria por la COVID-19 que se vivió en el país, amplios sectores de la población en zonas urbanas buscaron los servicios de personal calificado en atención materna, como fue el caso de las parteras, para que atendieran nacimientos, y así evitar los riesgos de contagio de este virus al tener que acudir a un hospital.
Así lo señaló Lucía Illescas Correa, académica de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM, quien precisó que hubo una solicitud constante de atención por parte de parteras, porque se generó ansiedad y temor entre las mujeres embarazadas, quienes buscaron los servicios de personal calificado para la atención de parto en el hogar.
La también enfermera perinatal y quien ha sido partera desde hace 30 años, refirió que ella estuvo atendiendo en promedio alrededor de cada seis meses un alumbramiento, pero en los momentos más álgidos de la emergencia sanitaria llegó a tener cuatro solicitudes de apoyo al parto, en cuatro meses.
“Tuve la oportunidad de comentarlo con la presidenta de la Asociación de Parteras Profesionales y coincidió en que ella ha atendido uno o dos nacimientos al mes, en estos dos años”, aseveró.
Al respecto, indicó que un profesional de la salud que tiene título y cédula puede atender un nacimiento y llevar a cabo todo un plan de trabajo, un protocolo de emergencia”.
Illescas Correa explicó que desde finales de 2019 y hasta hace unos meses, se ayudó a cerca de 950 embarazadas de Iztapalapa en condiciones vulnerables, en alianza con la Red Materna y la Fundación Carlos Slim que otorgó apoyos económicos para que ellas se realizaran estudios de laboratorio y ultrasonidos, mientras que la Red Materna lo hizo en la atención del parto.
En nuestro país, abundó, hay una amplia tradición cultural para que parteras o matronas atiendan a las mujeres de sus comunidades; en las grandes ciudades suelen recurrir a instituciones de salud, aunque también hay un sector de la población que cada vez más desea tener un alumbramiento de manera natural, con las intervenciones mínimas necesarias.
En estos casos son en los que las parteras cuentan con las habilidades y los conocimientos para hacer un plan de alumbramiento en casa, pero también para identificar riesgos y planear la asistencia al hospital, de ser necesario.
Enfatizó que “sociedad civil, academia e instituciones públicas y privadas, podemos hacer mucho e impactar positivamente en la población mexicana”, para lo cual, en la actualidad se buscan nuevas organizaciones interesadas en la salud materna y la formación profesional de enfermería para poder seguir ayudando a más mujeres”.
Ello, subrayó, porque es de suma importancia “que haya una amplia red de atención de especialistas materno infantiles y perinatales que ayuden a reducir las muertes maternas, que son elevadas en nuestro país, con relación a otras naciones”.
Según el Informe Semanal de Notificación Inmediata de Muerte Materna de la Secretaría de Salud federal, en la semana 17 de 2022 se registraron en el país 33.2 defunciones por cada 100 mil nacimientos estimados.
Las entidades con más fallecimientos son Estado de México, Chihuahua, Guerrero y Veracruz que concentra 39.6 por ciento de los decesos. Las causas principales: enfermedades hipertensivas; el edema y proteinuria, las hemorragias obstétricas y el COVID-19 con virus identificado, agrega el informe.
Illescas Correa remarcó que hay países cuyas tasas de mortalidad materna no superan un dígito. “Mientras no se invierta en formación de profesionales y se mejoren las condiciones para la atención de los nacimientos, seguirán las complicaciones”.
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