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La política migratoria subyacente: dispérsenlos en caliente, que no se vean

 Se les promete ayuda, agilizar trámites en otra ciudad, pero la condición invariablemente es que se muevan, que se alejan de la Ciudad de México

Ecos de la Pequeña haití

Ampliar En la Colonia Juárez, después de dos dispersiones

En la Colonia Juárez, después de dos dispersiones

Mario Camarillo

Arturo Ramos Ortiz

Los migrantes recogidos en Ciudad de México entre el viernes y el domingo fueron dispersados en diferentes puntos del país, ciudades donde el Instituto Nacional de Migración tiene oficinas, haciendo gala de recursos: aviones, convoyes de autobuses e infinidad de minivans para que los grupos de personas en situación de movilidad no sean visibles.

Esta política ha recaído principalmente sobre los haitianos, quienes habían generado hábitos de reunirse y crear campamentos (como la Pequeña Haití en la Colonia Juárez) en espera de sus trámites migratorios y resultaban muy visibles.

De unos 600 antillanos que estaban viviendo y durmiendo en la calle, el Instituto Nacional de Migración reportó haber convencido a 323 para que se fuesen, de manera voluntaria, a otra ciudad, con traslado y cena gratis, además de la promesa de entregarles una tarjeta de tránsito por el país. Para no incumplir la disposición presidencial de no entregar más permisos de tránsito, estas tarjetas son de carácter humanitario. Para quienes quieren el estatrus de refugiado que otorga la COMAR, el destino fue Toluca, en el estado de México.

De estas 323 personas, una 50 viajaron en avión hacia Tapachula, desde donde se les iba a mover hasta Huixtla con la pretensión de alojarlos en los terrenos del DIF local, sin embargo, ya en Tapachula, algunos migrantes optaron por no continuar con el trato y emprendieron el camino hacia el norte por propia cuenta y de nueva vez. Entre los haitianos sigue circulando el rumor de que se les quiere deportar a Haití, algo que no pasa en México, pero que han visto ejecutado en otros países de Sur y Centro América por donde vienen transitando desde hace 5 años al menos.

Las familias han sido respetadas y se mantienen unidas durante los traslados.

Una premisa del Instituto Nacional de Migración es que los migrantes no pueden elegir qué destino tendrán. Lo que es cierto es que este sábado se les ofreció San Luis Potosí, en lugar de los puntos anteriores que significaban muchas veces un retroceso en su caminar del sur hacia el norte.

La decisión de enviar haitianos a Tapachula para hospedarlos en Huixtla tuvo pésimas repercusiones, pues los haitianos que se han quedado en Ciudad de México siguen preguntándose si en realidad sus compatriotas no fueron regresados a Puerto Príncipe.

En cualquier caso, Sa Luis Potosí se ha abierto como un punto más cercano a la frontera norte que se les está ofreciendo a los haitianos y demás migrantes para que se dispensen, para no ser visibles. Es la nueva política subyacente del estado mexicano en torno a la migración.