
Durante la 88 Convención Bancaria en Puerto Vallarta, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) ocuparon un lugar central en la agenda del sector financiero. Representando el 95% de las unidades económicas del país y generando 8 de cada 10 empleos, las MIPYMES son consideradas el pilar de la economía mexicana. “Sin embargo, persisten barreras estructurales que impiden su plena inclusión financiera, siendo la informalidad, la desconfianza hacia la banca y la falta de educación financiera los principales obstáculos”, señaló Julio Carranza, presidente de la Asociación de Bancos de México.
Actualmente, el crédito bancario al sector MIPYME representa apenas el 8% del total otorgado al sector privado, con una cartera activa cercana a los 500 mil millones de pesos. De los 4.8 millones de unidades económicas registradas, sólo 255 mil tienen crédito bancario, lo que deja un amplio margen —al menos 780 mil empresas formales— con potencial de financiamiento que aún no acceden a la banca.
En este contexto, el Plan México, impulsado en conjunto por el gobierno y la Asociación de Bancos de México, propone una estrategia integral para detonar el financiamiento a las MIPYMES. Incluye esquemas de garantías por parte de la banca de desarrollo, adecuaciones regulatorias para facilitar el acceso al crédito y mesas de trabajo con actores públicos y privados. El objetivo es reducir las tasas de interés mediante la mitigación del riesgo y fomentar la formalización empresarial.
Una MIPYME formal que accede a crédito bancario puede obtener tasas promedio del 16%, frente al 45% que enfrentan en instituciones informales. Esta diferencia ilustra la urgencia de bancarizar y educar financieramente a este segmento clave para el crecimiento del país. Con voluntad política, coordinación interinstitucional y herramientas adecuadas, el Plan México podría convertirse en un punto de inflexión para las finanzas de las pequeñas empresas mexicanas.