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El uso de las tabletas, cada vez más focalizado en el entretenimiento

En México, según apunta un estudio realizado por The Competitive Intelligence Unite, solamente el 26,4% de la población a partir de cinco años dispone de una

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Las tabletas han perdido mucha popularidad respecto de hace una década, cuando fueron uno de los dispositivos inteligentes que más crecía en número de usuarios. A nivel global, su comercialización ha ido descendiendo: de los 220 millones de unidades vendidas en 2014 a los 165,8 del presente año. En la actualidad, a diferencia de otros aparatos que muestran una mayor versatilidad, como son el celular y la computadora, su uso se ha centrado básicamente en un paquete de actividades específicas vinculadas, sobre todo, al sector del entretenimiento.

En México, según apunta un estudio realizado por The Competitive Intelligence Unite, solamente el 26,4% de la población a partir de cinco años dispone de una. Eso significa un total de 31,8 millones de este tipo de pantallas, cifras muy alejadas de sus principales competencias. Entre las razones que se dan como explicación primordial es el gasto económico, pues la ciudadanía prefiere buscar teléfonos inteligentes, que resultan más económicos, los de gamas media y baja, y se les saca mayor aprovechamiento.

Del trabajo y el estudio al ocio más puro

Las tabletas nacieron como una herramienta más de estudio y trabajo para aquellas tareas difíciles de realizar en las pequeñas pantallas. Aunque en sus inicios fue así, han terminado albergando diferentes entretenimientos. Uno de los principales es el juego, que va desde títulos que recuerdan a una consola portátil hasta aplicaciones móviles que proponen prácticas migradas a las nuevas tecnologías como es el póker mediante las plataformas especializadas. Los gráficos son buenos y la jugabilidad, cómoda.

La buena resolución de sus pantallas también ha generado que sean una buena forma de visualizar contenido audiovisual. Siendo en muchas ocasiones los celulares y las computadoras no demasiado confortables, este dispositivo presenta un perfecto equilibrio entre facilidad, sencillez y buena experiencia. A su vez, por su similitud, y aunque son ligeramente diferentes en cuanto a prestaciones a los libros electrónicos, suelen usarse como superficie de lectura, sean ya libros o periódicos en formato digital.

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Y terminamos con una serie de actividades muy populares en las tabletas que guardan mucha relación con la rutina. Dan respuesta a esas prácticas que muchas personas repiten a lo largo del día, como la presencia en redes sociales, la gestión del correo electrónico o la consulta de las plataformas de comercio en línea. A diferencia de las mencionadas en párrafos anteriores, la vivencia no está sometida a muchos cambios como sí que lo es el simple hecho de jugar o de ver nuestra serie favorita.

Hacia un sistema binario: celulares y computadoras

Más allá del coste, otro de los motivos que explican el poco uso de las tabletas es la falta de utilidad que le ven los usuarios en numerosas ocasiones. Para realizar las actividades anteriormente comentadas, y muchas otras, es suficiente con disponer de un celular o de una computadora. Por ejemplo, de los primeros, en 2022 se registraron 123 millones en el país, lo que significa un 96,5% de la población. En relación con las segundas, hay más de 85 millones, un 67,5% del total.

Así pues, estos dispositivos que se situarían a medio camino entre un ordenador de sobremesa y un teléfono inteligente son considerados ahora como herramientas complementarias a actividades como la educación o el trabajo. En otras palabras, su uso no es imprescindible para el día a día de la gran mayoría, aunque hay empleos que sí que las requieren y pueden ser de ayuda en momentos puntuales. En casos como consultas de documentos, diseños artísticos o la gestión de los mensajes formales se suelen usar con asiduidad.

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La presencia de las tabletas, como ya se apuntaba al principio del artículo, guarda mucha relación con los niveles socioeconómicos. Entre aquellas personas que se ubicarían en la franja alta, un 56,2% dispone de ellas; mientras que el registro va bajando hasta un 16,2% en la franja más baja. Las hay de todo tipo de marcas y precios muy variados, pero al ser considerado en muchos ámbitos como un gasto poco necesario, no tiene la misma presencia que otros dispositivos considerados como obligatorios como son los celulares y las computadoras.