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“Si hay cárceles que funcionen, se evitarán nuevos homicidios y secuestros”: Reinserta

Una iniciativa civil denominada Reinserta trabaja directamente en los centros penitenciarios. Reos y, sobre todo, niños que crecen allí, son su población objetivo

Una iniciativa civil denominada Reinserta trabaja directamente en los centros penitenciarios. Reos y, sobre todo, niños que crecen allí, son su población objetivo

“Si hay cárceles que funcionen, se evitarán nuevos homicidios y secuestros”: Reinserta

“Si hay cárceles que funcionen, se evitarán nuevos homicidios y secuestros”: Reinserta

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Ante la grave situación de impunidad, corrupción e inseguridad que atraviesa el país, la iniciativa civil Reinserta se ha propuesto lograr que los centros penitenciarios de México dejen de ser universidades del crimen, donde gobierna la delincuencia organizada. Lo que se busca es que sean espacios que contribuyan verdaderamente a la reintegración de los presos a la sociedad.

Reintegra es una fundación que ha tenido intervención en la creación de legislaciones que aborden con perspectiva de género a las mujeres que se encuentran en prisión. Se encarga de temas difíciles como abusos sexuales, prostitución en los centros de internamiento, embarazo de las prisioneras y el nacimiento y desarrollo de los niños en estos lugares.

Saskia Niño de Rivera pisó hace ya algún tiempo el primer centro penitenciario para hacer labor social. A partir de entonces, con una pasión irrefrenable, definde la idea de que “los homicidios, el secuestro, las extorsiones (y todos los crímenes existentes) jamás se frenarán si no se cuenta con cárceles que realmente funcionen”.

Fue mientras Saskia trabajó en la Comisión Nacional Antisecuestro como directora de Enlace Penitenciario. Junto con Mercedes Castañeda Gómez Mont, quien en ese entonces formaba parte de Pro Víctima, crearon en 2013 la fundación Reinserta.

Los penales mexicanos distan de proporcionar lo necesario para que los prisioneros se rehabiliten, para no volver a poner en riesgo a la sociedad.

La cercanía de Saskia a los centros penitenciarios le permitió abrir los ojos ante el entorno de comisión de delitos y violación de derechos dentro en las mismas prisiones. Fue en ellas donde supo que las más importantes bandas criminales del país han operado todo tipo de delitos desde allí, como es el caso de Los Caletri y Los Arizmendi. Ahí conoció al Mochaorejas. “Cuando lo entrevisté me dijo que pagó 200 mil pesos a un juez para salir libre cuando lo detuvieron por primera vez. ¡Es terrible que por un acto de corrupción de ese tamaño, hubo muchas vidas que se pudieron haber salvado y muchas mutilaciones que no se hubieran conocido!”.

Saskia asevera que dado que las cárceles mexicanas no están gobernadas por las autoridades penitenciarias, se han convertido en fuentes de problemas de inseguridad, sin que realmente puedan cumplir con la función de salvaguardar la integridad de la sociedad, ni la de los propios prisioneros.

A consideración de Saskia, es imperante el involucramiento de las secretarías en materia de trabajo, salud, educación, deporte, ya que “nuestros centros son completamente de venganza”.

Las violaciones de derechos humanos en los penales del país son brutales, no sólo para quienes cumplen condena, Saskia comparte que los niños que nacen y crecen tras las rejas ni siquiera cuentan con

cuidados de salud y oportunidades de educación para tener un buen desarrollo.

“Comen lo que las mamás puedan comprar o bien la comida que el mismo reclusorio da. Es la llamada ‘Comida de rancho’, distribuida en prisiones a través de una empresa que compra en la central de abastos comida podrida o a punto de podrirse. No se acerca a los requerimientos de alimentación de una mujer embarazada o de un niño o recién nacido”.

Inserta promueve que, en materia de seguridad, los niños se encuentren en áreas especiales y no en rejas, como es acostumbrado: “En cuestiones de protección civil las condiciones son fatales: en caso de motines, un incendio o un sismo deben de tener a los niños en áreas especiales para que los puedan sacar”.

En el caso de la educación los niños se enfrentan ante un grave rezago cognitivo. Según explica Niño de Rivera, son muy escasas las cárceles que cuentan con Centros de Desarrollo Infantil.

Gracias a la presión de la iniciativa, en el ámbito legislativo desde el año 2016 ya se encuentran contemplados artículos que velan por una adecuada maternidad en prisión.

Se exige a las autoridades que se cuente con las instalaciones y programas necesarios para alejar a los niños de los espacios de violencia, así como para procurar el cuidado sanitario y el acceso educativo. Sin embargo, aún no se aplica a todos los centros en los que viven menores de edad. El siguiente paso es que surjan programas que verdaderamente se apliquen en los penales.

Saskia considera que la sociedad no puede apartarse ante la realidad penitenciaria, ya que se encuentra estrechamente ligada a la violencia e inseguridad que nos aqueja, y también porque considera que la presión social es la principal vía para que las autoridades lleven a cabo programas efectivos de readaptación social.