
Yasuaki Yamashita es un sobreviviente de la bomba atómica que el ejército estadounidense lanzó en Nagasaki, Japón, en 1945. El testimonio de cómo este hombre, cuando era un niño, tuvo que vivir con sus hermanas en un sótano, pasar hambre y después sufrir desmayos sin explicación alguna, es recuperado por el investigador Sergio Hernández en el libro Hibakusha. Testimonio de Yasuaki Yamashita, editado por el Fondo de Cultura Económica.
La publicación que forma parte de la Colección Vientos del Pueblo se presentará este sábado 14 de agosto a las 13:00 en la librería Rosario Castellanos (Tamaulipas 202, Condesa, CDMX) con la presencia de Yasuaki Yamashita.
“Mi madre me jaló al suelo, me cubrió con su cuerpo, y escuché una explosión ensordecedora. Sentimos que estaban volando miles de cosas encima de nosotros. De repente, un silencio total. Cuando nos levantamos, los tejados y las puertas habían desaparecido; no entendíamos tal destrucción, pero de cualquier manera gateando entramos al refugio de la casa”, narra Yasuaki Yamashita a través de Sergio Hernández.
Lo que al autor le interesa es contar historias de gente que de carne y hueso como Yasuaki Yamashita para que los lectores piensen que hay una docena de países con bombas atómicas: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia, CHina, India, Pakistán, Israel y Norcorea.
En ese sentido, añade, Yasuaki es ejemplar. “Nos habla para decirnos que no es algo que ya pasó, es algo que se puede repetir, nos dice que él se morirá pronto, los sobrevivientes tienen un promedio de edad de más de 80 años y entonces ya no habrá nadie más que dé el testimonio y que quede en los jóvenes, en las nuevas generaciones para que nunca más se vuelva a repetir”.
-Yasuaki platica que trabajó en un hospital dedicado a los sobrevivientes de la bomba atómica...
-Yasuaki siendo muy joven empezó a trabajar en ese hospital como parte de su trabajo profesional y ese hospital se creó por el número de víctimas de la guerra que ya había terminado, pero ahí seguía muriendo gente joven, nacían niños deformes por los efectos de la radiación, la leucemia se empezó a incrementar de manera masiva.
“Las autoridades japonesas crearon ese hospital para atender este tipo de enfermedades muy especiales y por eso se le llama el Hospital de la Bomba porque miles de personas, como hoy sucede con los hospitales de reconversión por COVID, se atendieron ante la explosión masiva de enfermos”.
Hernández narra a través de la voz de Yasuaki que a los sobrevivientes se les denominó hibakusha.
“Es una palabra que surge después de la bomba, quiere decir personas que sobrevivieron de la bomba atómica, lo más grave para los hibakusha es que no solamente tienen que sobrevivir las consecuencias de la bomba sino la discriminación que se sempezó a generar sobre ellos porque los veían como personas que contagiaban enfermedades”, señala.
No se sabía los efectos de la radiación, indica el autor. “Hubo una etapa de censura de las autoridades norteamericanas donde se prohibía decir en periódicos y sacar fotos de lo que había hecho la bomba”.
“La cultura mexicana empieza a tener impacto en Japón en la generación de los 50 del siglo pasado con una exposición de arte que México llevó a Japón en 1955, en Tokyo. Pero también la cultura popular se hizo presente, el Trío Los Panchos empezó a ser muy famoso en Japón, en 1953 visitaron esa ciudad. Esto empieza a impactar en Yasuaki”, indica Sergio Hernández.
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