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El Trigo y la Uva en Nueva España, un texto de Carlos Villa Roiz

Al conmemorarse los 500 años de la caída de Tenochtitlan, se recuerda el inicio del intercambio de productos entre México y España, que favoreció a los habitantes de ambas naciones

El Trigo y la Uva en Nueva España, un texto de Carlos Villa Roiz

El Trigo y la Uva en Nueva España, un texto de Carlos Villa Roiz

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

México Tenochtitlan tuvo un asedio de 93 días; luego, Cuauhtémoc, con 26 años de edad, fue apresado y con ello se pudo fin a esta guerra entre el ejército que encabezaba Hernán Cortes y que estaba integrado, principalmente, por indígenas tlaxcaltecas que eran los enemigos de los mexicas, y de poco más de 500 españoles.

Eso ocurrió el martes 13 de agosto de 1521, por la tarde, hace 500 años. Esa fecha en el calendario prehispánico fue el día Ce Coatl del año Yei Calli.

Así platica este episodio Bernal Díaz del Castillo: “Iba con sus grandes piraguas Cuauhtémoc huyendo y (Sandoval) mandó a García Olguín que, si lo alcanzase que no le hiciera enojo alguno, más de prenderlo … entonces Cuauhtémoc dijo a Cortés, Señor Malinche: ya he hecho lo que estoy obligado en defensa de mi ciudad y vasallos, y no puedo más, y vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder; toma ese puñal que tienes en la cinta y mátame luego con él.”

Aquel día se celebraba a San Hipólito, por esa razón, lo designaron como santo patrono de la Ciudad de México y para perpetuar esos acontecimientos, primero mandaron hacer una ermita sobre la calzada México Tacuba, muy cerca del Puente de Alvarado, donde los indígenas habrían sacrificado a los ídolos a varios españoles y habían puesto en picotas sus cabezas; a ese templo, primero lo llamaron “de los mártires”, en recuerdo de la llamada Noche Triste, cuando los españoles huyeron de la ciudad y estuvieron muy cerca de morir casi todos. Esa batalla tuvo lugar que el 1 de julio de 1520.

Al conmemorarse los 500 años de la caída de Tenochtitlan, se recuerda el inicio del intercambio de productos entre México y España, que favoreció a los habitantes de ambas naciones.

Aunque no se conoce la fecha exacta, en México se empezó a sembrar trigo a partir de que en unos costales aparecieron unos granos que fueron sembrados en estas tierras, y cuya primera producción se multiplicó y estos se volvieron a sembrar.

Andrés de Tapia platicó que “al marqués, acabado de ganar México, estando en Coyoacán, le llevaron del puerto un poco de arroz; iban entre ellos tres granos de trigo; mandó a un negro horro (liberto) que lo sembrase; salió el uno, y como los otros dos no salían, buscáronlos y estaban podridos. El que salió llevó 47 espigas de trigo. De esto hay tanta abundancia que el año 39 yo merque buen trigo, digo exagerado, a menos de real la hanega; y aunque después al marqués le llevaron trigo iba mareado y no nació. De este grano es todo, y hace diferenciado y las tierras se ha sembrado, y uno parece lo de cada provincia, siendo todo de este grano”. Humboldt, años después, lo reportaría en el siglo XIX.

Se sabe que la persona que descubrió y sembró aquellos granos era un esclavo de origen africano que acompañaba a Hernán Cortés y cuyo nombre era Juan Garrido; posiblemente él este dibujado en el Códice Durán, pues allí aparece una persona de esta raza, empuñando una lanza, lo que significa que participó en las batallas de conquista.

Cuando la producción ya lo permitía, se empezaron a fabricar hostias en México con lo que las misas dejaron de ser “Secas”, es decir, sin la consagración eucarística. En cuanto a la uva, el vino llegaba de Europa en navíos, ya avinagrado, y por eso, una de las prioridades del gobierno de Nueva España fue sembrar vides que se dieron con éxito.