
El pasado 7 de noviembre, nuestro país cumplió un año más como miembro fundador de uno de los organismos internacionales más sólidos y plurales de nuestro tiempo, creado a finales de la Segunda Guerra Mundial y que se ha caracterizado por la búsqueda de consensos para fomentar la cooperación y desarrollo en el mundo, así como por su inquebrantable espíritu democrático para mantener la seguridad y la paz internacionales. Me refiero, por supuesto, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ante un panorama marcado por la crisis y la ruina que dejó tras su paso la guerra, México mantuvo su posición como actor responsable del nuevo orden internacional, apoyando la firma de la Carta de San Francisco, el 26 de junio de 1945, a través de figuras de la historia diplomática y política de nuestro país como Ezequiel Padilla Peñaloza, Manuel Tello Macías y Francisco Castillo Nájera.
Desde los anales de la ONU, nuestro país ha apoyado la consigna de paz internacional, además de promover unos principios de política exterior dignos de la diplomacia mexicana. El destacable papel de México en este organismo internacional es recordado por haber presidido la Asamblea General en 1951 bajo la representación del diplomático Luis Padilla Nervo, así como por ocupar en ocho ocasiones la vicepresidencia en distintos periodos de sesiones. También hemos ocupado un lugar privilegiado al interior del Consejo de Seguridad, en calidad de Miembro No Permanente en tres ocasiones: 1946, 1980 y 2002, destacando en este último la posición de nuestro país como opositor de la intervención en el conflicto de Irak.
El papel de México en la ONU ha sido relevante en asuntos coyunturales de suma importancia, tales como el voto negativo de México ante la expulsión de Cuba del organismo internacional, la promoción del desarme a través del Tratado de Tlatelolco, la adopción de la Carta de Deberes y Derechos Económicos, así como impulsor de la lucha contra las drogas, los derechos de los trabajadores migratorios y sus familias, la colaboración con los Objetivos del Milenio, los objetivos de Desarrollo Sustentable y la Agenda 2030.
Hoy en día, México es un gran contribuyente al presupuesto regular de la ONU y ha promovido diversos temas ante el organismo internacional como el Desarme, la Paz y Seguridad Internacionales, el Combate a la Delincuencia, la promoción y defensa de los Derechos Humanos, la inclusión de las minorías y grupos vulnerables, la promoción del Desarrollo Sustentable, la promoción del Desarrollo Económico y Social y el respeto al Derecho Internacional.
En concordancia con todo lo anterior, México se ha pronunciado este año durante el 71 período de Sesiones de la Asamblea General en absoluta disposición para trabajar en aras de llevar a cabo la consecución del desarrollo sustentable propuesto por la organización como eje central y misión para dirigir sus labores. Incluso, el Presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto, ha refrendado su decisión histórica de enviar elementos de nuestras Fuerzas Armadas en México para participar en las operaciones para el mantenimiento de la paz de la ONU en la estabilización de Haití, en el Sáhara Occidental y para la conformación de una Fuerza Provisional para Líbano.
México cumple 71 años de actuar responsablemente como actor internacional ante la organización más representativa de todo el orbe, y seguro estoy que así lo seguirá haciendo.
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