
Heninrich Karl Bukowski, el último escritor maldito de la literatura norteamericana, va camino a convertirse en un clásico de forma involuntaria, señaló el autor torreonense Carlos Velázquez Perales en la charla Literatura salvaje. 100 años de Bukowski organizado por los sellos: Océano México y Anagrama.
“Durante mucho tiempo Charles Bukowski fue menospreciado y visto como una figura menor que no había que tomar en cuenta, pero ahora está llegando el momento en que la academia y la república de las letras va a tener que aceptarlo dentro del canon de la literatura mundial”.
El autor de El arma de vivir al norte señaló que Bukowski no es un escritor fácil de clasificar ni de definir. “Sí, escribió sobre realismo sucio, pero también es un precursor de la autoficción y un maestro del relato. Lo que más rescato de su obra es la vitalidad porque sus libros pulsan”.
Heninrich Karl Bukowski o Henry Charles Bukowski nació el 16 de agosto de 1920 y murió el 9 de marzo de 1994, a un siglo de su nacimiento continúa siendo buscado en las librerías y ganando lectores, según el librero español Ángel Tijerín, quien en su participación destacó que sin importar la forma explícita en la que Bukowski escribe y la violencia o toxicidad de las relaciones que plasma en sus libros, su obra es leída por un sinfín de jóvenes y mujeres.
“Detrás de cada abogado, médico, mujer ejecutiva o persona socialmente correcta, hay un Bukowski al que le gusta emborracharse, drogarse e irse de putas, entonces hay que revindicar a este personaje que sigue aquí, hay que dejar de que engañarse”.
Respecto a los cambios sociales y lo que es políticamente correcto, el escritor mexicano Bernardo Esquinca, recordó las palabras de Oscar Wilde quien decía que el arte no es moral, pero que sí puede ser analizado desde muchas ópticas y más cuando se trata de un autor como el escritor de Mujeres o La senda del perdedor.
No obstante, añadió, hay que contextualizar el momento en que las obras fueron escritas -segunda mitad del siglo XX-. “Era otro momento, su obra yo no la juzgaría con esos parámetros. Su obra no me parece misógina, a lo mejor él era un macho, pero una obra no puede juzgarse así, sino por su valor literario”.
“Como lectora, Bukowski fue muy importante para adentrarme a la literatura y muchos jóvenes entran a este mundo a través de él porque nos da la experiencia de compartir la vida con el chico malo, cosas muy al chile y a las que no necesariamente estábamos acostumbrados”
El lenguaje que usaba Bukowski era directo, descarnado, sin eufemismos y con la honestidad necesaria, agregó Esquinca. “A veces el mundo literario está lleno de imposturas y Bukowski narraba lo que le daba la gana, lo que le salía de las entrañas”.
Sus personajes, añadió, siempre son comunes y corrientes: los olvidados del sueño americano, las prostitutas, vagos, borrachos, quienes no quieren trabajar, los que no encuentra su lugar… situaciones que nos han pasado a todos en algún momento de nuestra vida.
Al respecto, Ángel Tijerín destacó que nos hemos equivocado al mitificar a Bukowski ya que lo único que el escritor hizo fue trasladar a los libros una realidad que aún sigue prevalece. “La violencia existe, lo que pasa es que hemos pasado a una realidad en la que no se puede hablar de nada. Nos estamos equivocando porque vamos a crear una literatura que es aburrida, que no nos pertenece y que no habla de nosotros”.
“Él era un misántropo, es decir, odiaba a la humanidad por parejo y hasta los animales, él decía que si caía una bomba atómica y se borra la humanidad, no se pierde nada”, puntualizó Bernardo Esquinca.
Respecto a si Bukowski era un ladies man y sobre el mito de su alcoholismo, Carlos Velázquez explicó que el escritor de El amor es un perro del infierno: Poemas 1974 – 1977, sí tuvo una relación sólida con una mujer durante décadas y no murió por su consumo del alcohol, sino de anemia.
“Hubo muchos elementos que funcionaron como un caldo de cultivo para que Charles Bukowski se convirtiera un mito, pero antes que nada es un escritor de nuestros tiempos y muchas conductas relatadas se siguen viviendo en el día a día. Si te vas a las casas de las periferias, seguro te encuentras una escena de sus relatos”.
Para acercarse a este autor, Bernardo Esquinca señaló que se pueden leer: Hollywood, obra en la que ficciona sus experiencias en la película Barfly y critica a la industria cinematográfica; así como Pulp, novela póstuma en la que rinde homenaje a la novela policiaca con ironía.
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