
El voto de los ciudadanos británicos para dejar la Unión Europea y el euro no debe de sorprendernos. El historiador Paul Johnson sobre la historia del mundo es muy claro al señalar la vida casi independiente de las grandes islas de lo que ocurre en el resto de los continentes. Gran Bretaña siempre ha sido un lobo solitario en el entorno internacional, pero lo mismo podemos decir de Japón y en América de Cuba, un país que lleva más de 40 años con un boicot comercial por parte de Estados Unidos.
México no podría vivir ni un sexenio en la condiciones que lo ha hecho Cuba. Se ha bastado a si misma. Es la misma historia de Inglaterra, que siempre ha sido exceptisista respecto a su calidad Europea. Tan fue así que aún con el nacimiento del Euro ellos prefirieron la libra esterlina. Estaba y no en la Unión Europea.
Así que lo único que se hizo fue corroborar esa independencia, de la que históricamente ha disfrutado y que no podría hacerlo, por ejemplo España o la misma Francia. En el continente la suerte de uno es la del otro e Inglaterra puede evitar, por ejemplo el fenómeno de la migración. Llegar a esa gran isla es mucho más difícil que atravesar la frontera de Hungría.
Los efectos para México no radica en la dependencia comercial ni económica con Gran Bretaña, porque es muy reducida, lo que pega es la aversión al riesgo por parte de los inversionistas, que siguen buscando plazas seguras como Estados Unidos y el dólar. La migración de capitales es el verdadero riesgo y es lo que tiene la moneda en condiciones de debilidad.
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