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“A Lucas Villa lo ejecutaron; nadie recibe ocho tiros por casualidad”

COORDENADA CRÓNICA. Entrevista con Hans Lamprea, periodista especializado en crónica judicial y quien sigue en el terreno las marchas en la ciudad de Pereira, Colombia, donde ocurrió el asesinato del líder social que se ha vuelto ícono de las protestas.

“A Lucas Villa lo ejecutaron; nadie recibe ocho tiros por casualidad”

“A Lucas Villa lo ejecutaron; nadie recibe ocho tiros por casualidad”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
¿Quién mató a Lucas Villa?

Han pasado más de dos semanas y las autoridades no han dicho nada nuevo, lo cual es muy lamentable. Pero ya hay unas primeras pistas, a nivel extraoficial, que apuntan a hacia un grupo local de tráfico de drogas llamado Cordillera. Sabemos que la policía no fue, porque el disparo ocurrió el 5 de mayo, y tres días antes el cuerpo ordena no tener presencia en las protestas para evitar que siguiera la confrontación. En cambio, estos grupos criminales han perdido mucho dinero desde que comenzaron las protestas. Entonces su motivo sería que estarían buscando rebajar las protestas, porque Lucas Villa era un líder social. Y se sospecha concretamente de Cordillera porque su asesinato fue un acto sicarial. También habría que ver si esta organización actuó sola o tuvo ayuda, porque hay muchos intereses en juego. La ciudad de Pereira está bloqueada, lo que afecta a todo tipo de comercios y transporte.

–Entiendo entonces que el asesinato de Lucas Villa no fue indiscriminado, sino una ejecución.

–Así es. Si escuchas el famoso video que circuló en redes sociales no se oye a una moto pasando y los disparos, sino que se escucha perfectamente que los disparos son todos en un mismo lugar. No recibes los ocho disparos que recibió Lucas por casualidad. Uno fue en la cabeza, otro fue en el cuello, y los demás son en el pecho y uno en una pierna.

–En ese video se ve un coche y se oyen disparos…

–Sí, pero los disparos no vinieron desde el coche. Hemos analizado los videos y ese coche no tiene nada que ver. Yo mismo pasé caminando por el lugar de la concentración porque no tenía transporte para regresar a casa. Esto fue diez minutos antes de los disparos, y ya estaban ese y otros coches en el lugar, y estaban repartiendo pan y gaseosa a los manifestantes. Los disparos vienen de una motocicleta que no aparece en ese video.

Hans Lamprea, durante una de las protestas en Pereira, en una imagen cedida a Crónica por él mismo.
–¿Cuál es el objetivo de los bloqueos en Pereira? ¿Son tácticas de guerrilla urbana?

–El objetivo de las protestas fue desde el inicio rechazar la reforma tributaria, pero también hay protestas sobre los peajes en las carreteras y el aumento del precio del combustible, por lo que los transportistas decidieron protestar bloqueando vías. Entonces no es una táctica de guerrilla urbana sino una protesta de los transportistas, que buscan generar un impacto económico cortando vías muy importantes para el suministro de productos a Bogotá y a todo el centro del país.

–En el primer día de marchas, el expresidente Álvaro Uribe publicó un tuit invitando a las fuerzas policiales a disparar, ¿cuál ha sido su influencia?

–Todo el mundo sabe la influencia que tiene el expresidente Uribe con sectores de la sociedad y con el gobierno actual (Nota: del presidente Iván Duque). No sé si tenga que ver con lo que ocurrió en Cali, donde civiles armados salieron a las calles a impedir una minga, una marcha indígena, pero por ejemplo, aparece ese tuit y pocos días después ocurre lo de Lucas. Entonces es algo que genera bastante inquietud, porque hay una división política entre izquierda y derecha enorme, de un fanatismo bastante complejo.

–¿Estos grupos civiles armados evocan el trauma de los falsos positivos?

–Sí, por supuesto. Por eso hoy siguen las movilizaciones, porque hay regiones del país donde se habla de muertos pero también de desaparecidos. En Pereira hubo un caso antes del de Lucas Villa donde el Esmad (cuerpo de granaderos) desbloqueó una vía pública, y hubo un muchacho que se arrojó a un río para huir de la policía, y lo encontraron ahogado cinco días después. Esta son la clase de situaciones que genera el miedo.

–¿Qué hay de cierto en las acusaciones lanzadas por Uribe y el gobierno de que hay infiltrados del ELN y de disidentes de las FARC en las movilizaciones?

–Este tipo de mensajes generan una gran controversia e impacto, porque las acusaciones invitan a los seguidores de Uribe a salir armados a la calle. Si hay presencia de grupos criminales en las marchas… pues “yo me defiendo también”.

–Entonces, ¿la intención de Uribe era incentivar una reacción de civiles armados?

–Yo quisiera pensar que estos mensajes no son malintencionados, pero la respuesta solo está en la mente del señor Uribe.

–La gran mayoría de asesinatos en las protestas ha ocurrido en Cali en concreto y en la región del Cauca en general, ¿por qué?

–Por su influencia económica. Estamos en el centro del país, en el eje cafetero de Colombia, entre otras industrias como la agrícola. Tenemos bloqueado el puerto de Buenaventura, de donde por ejemplo también sale buena parte de la exportación del narcotráfico del país. Entonces, el impacto de las protestas y los cortes es mayor en estas zonas, y eso ha avivado tanto las manifestaciones como a estos grupos armados a actuar, porque hay muchos intereses en juego.

–La ONG Temblores documenta que la gran mayoría de los asesinatos los cometen policías, ¿qué debería ocurrir para que el gobierno ceda y detenga la violencia?

–Cuando el presidente Iván Duque vino por sorpresa el domingo pasado a Pereira dijimos wow, viene a dialogar con los transportistas, con los jóvenes que lideran las movilizaciones y… ¡vaya sorpresa! Resulta que venía a un consejo de seguridad. Si no han empeorado las cosas aquí es porque han sido los líderes municipales los que han dialogado con los manifestantes, no el gobierno central. El presidente Duque está en Bogotá y no sabe lo que ocurre aquí.

–¿Qué legitimidad tiene el Comité Nacional de Paro para negociar con el gobierno, ahora que Duque dice que sí quiere diálogo?

–Aunque organizó las primeras protestas, ese comité no ha tenido un gran apoyo. Por tanto, lo que debería hacer el gobierno es tener en cuenta lo que están haciendo los gobernadores y alcaldes en mediar en el proceso y hacerles caso sobre cómo resolver la problemática en cada región. Y es importante que lo hagan así, porque hay temas muy complejos por resolver, como la reforma policial: Intervenir el Esmad no va a ser fácil cuando el Estado solo está pensando en fortalecer la institución.

–¿Entonces no hay una posibilidad real de reformar el Esmad?

–El Esmad necesita una reforma porque la gente en Colombia no cree en la policía. Ver a un policía en la calle es ver a una persona cualquiera pero con uniforme y un arma. Y la gente, los jóvenes, piden que cambie la estructura y que la policía sea más de la gente y no represiva, que es lo que es el Esmad. Pero, personalmente, creo que ese cambio no va a ocurrir. Si acaso, el cuerpo va a cambiar de nombre y tal vez el uniforme no será negro sino azul o verde, pero será lo mismo.

–En el marco de las protestas también han aparecido denuncias de abusos sexuales de la policía.

–Es algo muy complejo. Si uno escucha a la policía hablar sobre el caso de la muchacha de Popayán, que se suicidó tras acusar a la policía de abusar de ella en una URI (Unidad de Reacción Inmediata), ves que se justifican: “No, es que iba encapuchada y no sabíamos que era una menor de edad hasta que se le cayó la capucha por el camino cuando llegábamos a la URI”. Esto es lo que se reclama que se debe reformar, no puede ser que salgan a excusarse diciendo que se excedieron porque creían que era un joven y no una menor. Y ante todos estos casos, yo me pregunto ¿dónde están los organismos de control; la defensoría del pueblo?

–La defensoría del pueblo ha dado cifras de asesinatos entre las de la fiscalía y las de Temblores; ¿se queda a medio camino?

–No, no se queda a medio camino, es que no está actuando. Yo a los de la defensoría solo los he visto aquí en una protesta, donde iban a mediar para evitar que se bloqueara un viaducto… y el viaducto se bloqueó, entonces su papel tampoco fue efectivo. La ausencia de los grupos de defensa de los derechos humanos ha sido de lo peor en medio de estas movilizaciones. No aparecen, y deberían estar incluso cuando se arresta a alguien, para asegurarse de quién es la persona que están deteniendo si por ejemplo va encapuchada, o para saber si es menor de edad.

–Viendo a futuro, ¿las protestas corren el riesgo de enquistarse?

–Yo creo que sí pueden permanecer mucho tiempo más, porque solucionar el problema de desigualdad y pobreza que tiene el país es bastante complejo, y no se puede hacer de la noche a la mañana. También deberían terminar a los asesinatos de líderes sociales, lo que forma parte de las reivindicaciones de los manifestantes, así como la anulación de la reforma sanitaria (Nota: Ahora también retirada), o el pago de las vacunas contra la COVID-19 a hospitales, que adelantan el dinero y aún esperan la devolución. Son reformas complicadas, y pasa como con la de la policía, que aunque le cambien el nombre al Esmad y le pongan Escuadrón de flores, va a seguir siendo el mismo grupo represivo, y la gente no es boba y lo va a notar. Pero la pregunta, por ejemplo, también es: ¿hasta cuándo el resto del pueblo estará dispuesto a seguir soportando bloqueos?

–En 2022 Iván Duque se juega la reelección. ¿Un cambio de gobierno puede detener esta crisis?

–No sé qué va a pasar en las elecciones del año que viene, pero yo no veo a un candidato o una candidata que diga “sí, vamos a construir un país mejor”, y necesitamos a alguien que siente cabeza y diga “venga, sentémonos y cuadremos cosas que hay que cuadrar con urgencia en este país”. Alguien que además no tenga a la extrema derecha detrás, porque esta polarización nos está afectando. Pero por ahora no veo a ese alguien, y mientras esto continúe así, con esta división, no creo que vaya a cambiar la situación con próximos gobiernos.

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