Opinión

A propósito del mes de la patria

A propósito del mes de la patria

A propósito del mes de la patria

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tanto en México como en el mundo, existe una tendencia muy dinámica por conmemorar fechas y establecer días específicos a cerca de tantas cosas con la finalidad de sensibilizar o no perder memoria de lo que para un segmento social tiene impacto y relevancia colectiva.

A consecuencia de ello, cada vez está más nutrido el calendario cívico de nuestro país, que hasta hace no mucho su aspecto central estaba vinculado al conjunto de efemérides reavivadas, principalmente, cada lunes en los espacios escolares, institucionalizados en todas las escuelas del territorio nacional a partir del México post revolucionario.

Hoy esta celebración habitual, donde la entonación del Himno Nacional y el saludo a la Bandera, es una de las mayores expresiones del fervor patrio, también ha cedido su espacio físico por las afectaciones de la pandemia de Covid-19.

Una vez más, en este septiembre, y desde el confinamiento, revivimos mediante a exaltación de nuestros símbolos patrios, uno de los grandes momentos de historia nacional, que es el de mayor importancia y encarna la emoción y orgullo de ser mexicanos.

Mientras nos dure septiembre, en todo el territorio nacional, se extenderá la veneración a los símbolos patrios, como máxima representación de nacionalismo e identidad nacional, reavivadas en festejos y solemnidades nacionales que, con música, composiciones literarias, discursos, y más expresiones mantendrán el encanto del “mes de la patria”. Después, quizás, para muchos hasta será anecdótico olvidar la letra del Himno Nacional.

Más allá del amor por México, el contexto actual motiva a la reflexión sobre los procesos de aprendizaje de la historia nacional, que en gran parte es resultado de la difusión recibida desde la educación básica y la potencialidad del nacionalismo y la identidad nacional, como factor detonante para que cada mexicano luche para lograr un mejor país.

A lo largo de la vida independiente de nuestro país, esto ha dado lugar a un fenómeno ligado a una creencia colectiva que implica la lealtad hacia la comunidad como parte de un nacionalismo e identidad nacional. En este proceso se destacan rasgos de personalidad colectiva y se comparten valores, en su mayoría heredados, para ser aceptados como propios y auténticos, como es el caso de los bailes típicos, los ritos, los mitos, las costumbres, las canciones populares y la lengua.

En la consolidación de estas representaciones simbólicas con aceptación social, ha sido trascendental la labor del sistema educativo mexicano para consolidar la identidad nacional mediante aspectos sociales y culturales con los que la patria se integra y adquiere sentido; asimismo ha garantizado el recuerdo social de los acontecimientos históricos, al igual que el reconocimiento para quienes dieron la vida por la patria; la definición del territorio nacional, es otra enseñanza de la escuela que ha permitido tener conciencia del espacio  territorial que conforma nuestra nación.

Sin duda, resultado de la educación cívica, entendemos a nuestro país como el territorio donde, con igualdad de derechos, se impulsa la formación ciudadana para vivir armónicamente bajo las mismas normas.

Necesitamos incorporar a nuestros programas educativos un nuevo nacionalismo y valores cívicos que tengan como base la inclusión y cooperación; Reconocimiento a la diversidad cultural y multiétnica que nos permita entender y convivir en el fenómeno migratorio mundial. Un nacionalismo y patriotismo que exalte la vida humana y de otras especies con sustentabilidad y nos ayude a proteger en soberanía nuestros recursos naturales y seamos responsables con las futuras generaciones y el Planeta