
Ya se cumplió un año del operativo que realizó la Marina en la delegación Tláhuac, donde abatió a Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, líder del Cártel de Tláhuac; desde esa fecha continúa el narcomenudeo, los asesinatos y detenciones en el que era su territorio.
Rigoberto Salgado, morenista que fue acusado de tener vínculos con el capo, no fue removido como delegado de Tláhuac como tanto se predijo.
La Comisión Investigadora del caso en la ALDF, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y la Procuraduría General de la República (PGR) hasta el momento no le han encontrado responsabilidad alguna.
Incluso, como nada se lo impide, Salgado será integrante del primer Congreso de la Ciudad de México.
El Ojos es el último gran capo que ha operado en la Ciudad de México. Todos en su territorio (al suroriente de la CDMX), le temían. Fue necesario que el 20 de julio de 2017 la Armada interviniera para acabar con su imperio de plomo y narcóticos.
Felipe Jesús Pérez, de 48 años, controló hasta hace un año exactamente la distribución y venta de drogas en el sur de la Ciudad de México y buena parte de la zona metropolitana.
Manejaba el negocio en Tláhuac, su bastión, pero también en Milpa Alta, Xochimilco e Iztapalapa. Estos distritos limitan con el Estado de México y Morelos, hogar en estos años del cártel de los Beltrán Leyva y La Familia Michoacana, organizaciones delictivas de alcance internacional.
Nadie en los últimos años había alcanzado un poder parecido como el de Felipe de Jesús, el del famoso narco corrido. Y desde luego nadie lo había ejercido como él y los suyos. Mataban a quienes no se plegaban, amenazaban a cualquiera que les pusiera en problemas.
Y las cosas siguen igual o peor en ese territorio a pesar de su abatimiento.
En las calles de dicha demarcación, sus subalternos y algunos de sus familiares (los que sobreviven o se encuentran en libertad, puesto que la Marina detuvo a su hijo Kevin y mató a El Richi, uno de sus sobrinos) siguen peleando la plaza a balazos.
Y es que el narcomenudeo en la zona sigue al alza. No paró tras el abatimiento del capo.
Según el reporte del Observatorio de la Ciudad de México en Seguridad y Justicia (OCDMX) el narcomenudeo en Tláhuac tuvo el aumento más drástico en toda la ciudad al sumar 46 indagatorias abiertas en el primer trimestre del año.
De acuerdo con el informe, que considera las indagatorias de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), la tasa para este delito fue 22 veces más alta en comparación con el primer trimestre de 2017, cuando El Ojos todavía operaba en Tláhuac, al pasar de 0.57a 12.57 por ciento.
Hechos violentos como el asesinato en febrero pasado de dos presuntos narcomenudistas, en el pasillo verde, dentro de Ciudad Universitaria, entre las facultades de Contabilidad e Ingeniería, por integrantes de un grupo rival, han sido muestras que hay grupos criminales que se disputan la capital.
Inclusive la DEA entregó información a las autoridades mexicanas sobre la presencia de cárteles que operan a nivel nacional que se instalaron en la Ciudad de México.
El cártel más conocido en la ciudad era el de Tláhuac, aunque en esa misma demarcación operan Los Rodolfos, a los que se deben sumar Los Negros, cuya zona de control está en la delegación Gustavo A, Madero y Los Patines, que controlan la zona de la Unidad Habitacional Ejército de Oriente, en Iztapalapa.
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