
En México se ha perdido o degradado más del 52 por ciento de la vegetación original del país, de este porcentaje más de la mitad se transformó a terrenos agrícolas, pecuarios, forestales y asentamientos humanos, señala la Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México y Plan de Acción 2016-2030.
De acuerdo con el texto, la pérdida y degradación de hábitats, aunado a otros factores de cambio como la contaminación, la sobreexplotación de flora y fauna, la introducción de especies exóticas invasoras y el cambio climático global han sido consecuencias desfavorables para numerosas especies, como el riesgo de extinción, y ha alterado la estructura y composición de las comunidades bióticas y los procesos que permiten mantener el funcionamiento de los mismos.
Esto ha traído impactos económicos y sociales que afectan negativamente el bienestar humano, refiere el texto realizado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
La Estrategia señala que la conservación in situ es fundamental para lograr mantener la biodiversidad.
El establecimiento de áreas protegidas en los ámbitos federal, estatal, municipal y privado, menciona el proyecto, es una de las políticas ambientales que se han implementado para promover la conservación de las especies y sus hábitats, así como frenar el deterioro de los ecosistemas.
Tras resaltar que a nivel federal hay 25.39 millones de hectáreas de áreas protegidas, la Conabio señala que las áreas protegidas difícilmente pueden contener una proporción representativa de la biodiversidad, debido a la magnitud de la diversidad de especies que alberga México y los complejos patrones de distribución a lo largo del territorio.
Por ello, abunda el texto, se requiere fortalecer las estrategias de conservación en un contexto de manejo de paisajes que integre las dinámicas ecológicas, sociales, económicas, administrativas y de política en el territorio, además de integrar la gestión de los remanentes de vegetación natural conservada con vegetación secundaria en diferentes etapas de sucesión y con sistemas locales de producción diversificados, con la adecuada planificación de la infraestructura y los asentamientos humanos.
Destaca que la transformación de los ecosistemas en México ha generado importantes beneficios económicos y sociales, pero al mismo tiempo ha provocado la pérdida de biodiversidad y de otros bienes y servicios ecosistémicos esenciales para el bienestar humano.
En términos económicos, detalla, se presume que los costos monetarios totales por agotamiento y degradación ambiental son sustantivos, con un valor promedio anual en el periodo 2003-2014 (once años) de aproximadamente 7.15 por ciento del PIB
El gasto de protección ambiental evolucionó de forma favorable en los últimos diez años, pero no es suficiente para contrarrestar los costos totales por agotamiento y degradación ambiental, refiere la Conabio.
Añade que en 2011, el 16.39 por ciento de la superficie territorial del país estaba cubierta con selvas y bosques, esto es, 31.8 millones de hectáreas, lo que significa que se había perdido 68 por ciento de las selvas y bosques en México.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó, en 2014, que los ambientes acuáticos también tuvieron alteraciones y que por lo menos 106 acuíferos epicontinentales están sobreexplotados y en 32 se registra la presencia de suelos salinos y agua salobre.
Menciona que existen áreas del país particularmente afectadas, como las zonas semiáridas del norte, en las que la sobreexplotación de los recursos hídricos llevó a la extinción de 15 especies endémicas de peces dulceacuícolas, y a que 120 más estén amenazadas.
Advierte que la degradación y pérdida de los ecosistemas constituye la principal amenaza a la biodiversidad.
havh
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