Opinión

AMLO, la venezolanización de México

AMLO, la venezolanización de México

AMLO, la venezolanización de México

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En 1998 durante la campaña política rumbo a la Presidencia de la República de Venezuela, en ese entonces el líder de la Revolución Bolivariana y opositor, Hugo Rafael Chávez Frías, mejor conocido como Hugo Chávez, utilizó la estrategia antisistémica de ir en contra de todo lo que se relacione con el gobierno.

No solamente concentró el descontento de los venezolanos, sino que capitalizó política y electoralmente los vicios gubernamentales que mantenían en pobreza y pobreza extrema a la mayoría de la población de aquella nación.

Durante su recorrido por todo el país, Chávez Frías evaluaba los gobiernos locales y los descalificaba mediante discursos incendiarios, por lo que volcaba a los ciudadanos asistentes a sus mítines en contra de las autoridades de alguna comunidad, pues les decía lo que querían escuchar.

Esta estrategia, si bien le abonó a sus preferencias electorales, también logró dividir a la sociedad venezolana, de tal forma que fomentó el odio entre las clases sociales al ponerles motes a los políticos corruptos, a los empresarios, a la policía, a los funcionarios y servidores públicos, así como a la clase media y alta.

Por ello, y al llegar el turno del sufragio, el militar Hugo Chávez ganó las votaciones el 6 de diciembre de 1998 y recibió el 56.20 por ciento de los votos, superando a sus contrincantes más cercanos, Henrique Salas Römer con 39.97 por ciento e Irene Sáez con 2.82 por ciento.

Según analistas, el triunfo histórico de Chávez fue por el hartazgo de la población que castigó al bidipartidismo adeco-copeyano, que mantuvo al país suramericano sumido en la miseria por más de cuatro décadas.

Sin duda, la gente votó no por un proyecto, sino por un malestar social, por un enojo generalizado, por una irritación a los escándalos de corrupción y, sobre todo, por la cólera hacia su clase política, que dicho sea de paso, sufre en estos momentos nuestro país.

Por ese fenómeno, son creíbles aquellas encuestas que ponen al fundador del Movimiento de Regeneración nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, al frente en las preferencias electorales para el 2018, toda vez que ha usado la misma estrategia de insultar a políticos, de capitalizar el descontento social para obligar a la gente a votar con las vísceras y no con el razonamiento de proyectos a mediano y largo plazo.

En Venezuela nadie sospechaba de quién podría suplantar a Chávez Frías, pues su repentino padecimiento del cáncer lo llevó a dejar el poder en manos de Maduro y quien ha demostrado todo menos eso, madurez política y social, pero no vayamos tan lejos, en México podríamos sufrir un reemplazo similar o peor, ya que de quienes echaría mano Obrador sería de un Martí Batres, una Delfina Gómez o una Claudia Sheinbaum o cualquiera de sus apóstoles que han demostrado ser pésimos gobernantes y muy buenos para dinamitar.

Tan es así, y volviendo al caso de Venezuela, que hoy ese país tiene una realidad que no imaginaron todos aquellos que dieron su sufragio a Hugo Chávez, pues a 19 años de su triunfo y que ha secundado Nicolás Maduro, ese país sufre de aquellos vicios que los llevó al borde del hastío político y de aquella corrupción, ahora duplicada, por la que votaron en contra por allá de 1998, pues el error de heredar un gobierno a alguien incompetente está terminando por la rapiña a la que se ha sometido aquel país.

Ojalá no nos pase lo mismo, que la gente no vote este 2017 y mucho menos en el 2018 por hartazgo, por descontento o por enojo, sino por un proyecto que nos asegure estabilidad en lugar de filas y filas de personas afuera de las farmacias, mercados y tiendas para conseguir un medicamento o un poco de comida incluso, pepenando en la basura, como lo han documentado los medios y, lo peor, es que tienen un país dividido que protesta y lucha en las calles por el anhelo de cambio y por el arrepentimiento; ojalá en veinte años no nos estemos preguntando, donde quedó la “honestidad valiente” o la llamada esperanza de México.

Aprendamos de nuestros hermanos y de otras experiencias que podrían, en estos tiempos, situarnos en momentos similares previos a la era de Chávez, razonemos antes de decidir y fomentemos la unidad en lugar de la división para que no nos pase lo mismo.

Y de Pilón: Por cierto, el apoyo que Elba Esther Gordillo ha brindado abiertamente a Delfina Gómez rumbo a la gubernatura del Estado de México confirma que en Morena existen miembros de la llamada “mafia del poder”, de lo contrario, no se explicaría cómo se ha acercado a ese partido, una lideresa sindical que enfrenta un proceso judicial por lavado de dinero, situación que contradice absolutamente todos los discursos de cada uno de los seguidores del pejemesías.

Twitter: @julioc_moreno