Opinión

AMLO: tiempos de cólera mediática

AMLO: tiempos de cólera mediática

AMLO: tiempos de cólera mediática

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

    Tal parece que el combate a la corrupción ha generado reacciones virulentas y resistencias proporcionales al tamaño de los intereses afectados. Los combates se llevan a cabo en diversos frentes y quizá la lucha más encarnada es la mediática, independientemente de los sabotajes que se han hecho a los ductos de Pémex en la lucha contra el huachicol.

En situaciones críticas o de cambio es donde se define quién es quién. En este contexto veremos quiénes están a la altura de los cambios que México necesita y quiénes quieren conservar las cosas como han estado durante años: endeudamiento desmedido para pagar burocracias inútiles, semi funcionales o eficientemente corruptas para que la maquinaria del saqueo siga adelante como es el caso de Pemex.

En este caso los contrastes se imponen. Salvo honrosas (e inteligentes) excepciones, los críticos acérrimos y contumaces de Andrés Manuel López Obrador y el ejército de boots que los promueven, son obvios por sus omisiones, su parcialidad, su mendacidad o la mentecatez de las que hacen gala al momento de firmar una nota, un artículo, un reportaje o de emitir un tuit o un enlace de Facebook en un ámbito en el que, paradójicamente, existe un respeto irrestricto a la libertad de expresión que ya lo hubiera querido Ana Lilia Pérez durante el prianato en el que se consolidó y creció la red de robo a los recursos de la nación como la que se aglutina en torno al huachicol.

Durante décadas padecimos un sistema perverso que fue manejado y aprovechado por una de las clases políticas más corruptas e impunes del planeta. La diferencia con Venezuela, por citar al monstruo más socorrido de los intelectuales autodenominados “liberales”, es que nuestra corrupción se democratizó en amplios sectores empresariales y en buena parte de la sociedad. Estos contextos son el perefecto abono para que florezca la delincuencia organizada en muchas de las manifestaciones que conocemos ahora y que, probablemente, son la punta del iceberg.

El gobierno de AMLO tiene menos de dos meses y se le exigen resultados que durante 18 años, por decir lo menos, no le fueron exigidos a Fox, Calderón o Peña Nieto. Ahora todos quieren cabezas en fast track incluidos muchos de los propios involucrados cuando menos por ineptos. Tontos inútiles como el deleznable Vicente Fox aprovechan cualquier situación para hacer uso de la desinformación, la verdad a medias, la mezquindad, y por qué no decirlo, la abyecta mentira.

La oposición al servicio del Ancien Régime, desestima (y por la tanto se hunde), la conciencia que muchos ciudadanos tenemos de la gravedad de la situación que heredamos; desestima nuestra capacidad de comunicación y organización para enfrentar los embates de la delincuencia organizada en varios niveles.

Por supuesto que el combate frontal a la corrupción implica costos; implica también que siempre habrá más preguntas que respuestas, pero en la actualidad es necesario que el estado de derecho vaya de la mano con el debido proceso para que la justicia se aplique con eficacia y no se caigan, “convenientemente”, los procesos judiciales.

Existe mezquindad en muchos de los detractores de Andrés Manuel López Obrador al no reconocerlo como un auténtico un hombre de Estado, un estratega o un animal político como lo calificó con agudeza la doctora Leticia Calderón del Instituto Mora.

AMLO afronta temas de corrupción de manera clara y prudente, se reúne todos los días con una serie de reporteros que con no poca frecuencia se tornan monotemáticos.

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