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in lugar a dudas, existen personas que no aprenden de la historia y una de ellas es precisamente Andrés Manuel López Obrador quien, por cierto, no se ha cansado de señalar la existencia de una “mafia en el poder”, pero también ha sido el primero en ofrecer una amnistía para narcos y delincuentes en el país, so pretexto de que es a favor de la paz en México.

Es bien sabido que el tabasqueño se ha dado golpes de pecho al decirse alérgico a la corrupción, pero en los hechos se le ha visto al lado de varias personalidades que ahora se encuentran procesadas o atraviesan una averiguación previa por la presunción de cometer actos ilícitos, lo que contradice su insistente retórica.

Además, con esa propuesta, que no es otra cosa más que una ocurrencia, el dueño del partido Morena deja al descubierto una gran ignorancia de la historia de América Latina, pues pareciera que no se enteró de lo sucedido en Colombia cuando, desde la Presidencia, se intentó imponer un indulto a los cárteles de la droga de ese país, lo que desató una férrea protesta social que obligó a su gobierno a llevar a cabo un plebiscito, mismo que legitimó un rotundo NO a dicha propuesta presidencial.

Imaginemos por un momento el escenario donde el titular del Ejecutivo federal decrete un perdón a miles de delincuentes que han traficado armas y drogas, no sólo por todos los rincones del país, sino más allá de nuestras fronteras; imaginemos el sentir de los familiares de las víctimas, que se cuentan por cientos de miles, si, de llegar a la Presidencia, López Obrador decidiera que ya no hay ningún delito por el cual perseguir a quienes arrebataron la vida de padres de familia, hijos, niños, madres, maestros, funcionarios, estudiantes, policías, militares, defensores de derechos humanos, extranjeros y demás seres que no tenían nada que ver con cárteles o bandas dedicadas al trasiego de drogas.

Imaginemos el sentir de abandono de los que han perdido a un ser querido o al pilar de su hogar si las autoridades y las instituciones les informaran que se suspende toda averiguación previa contra los culpables de quienes les cambiaron la vida al arrebatarles al sostén de su casa.

Quizá por las condiciones en las que se encuentra el país, Andrés Manuel ha de pensar que nuestras autoridades están gobernando de acuerdo a lo que se les ocurra y por eso ha de creer que puede también lanzar ocurrencias vanas, como proponer una amnistía a narcos.

Estoy seguro que López Obrador nunca ha imaginado aquel dolor que han causado esas personas a quienes intenta indultar; ni siquiera ha revisado la historia de nuestros pueblos de América, que también han sufrido los horrores y han pagado altos precios por el cultivo y tráfico de enervantes, de lo contrario no creo que se haya atrevido a lanzar dicha propuesta que a todas luces es una idea vacía pues, de entrada, estaría atentando contra un proceso de justicia, por lo que carece de sustento, como todo su supuesto proyecto de nación que nadie conoce.

Con ello, López Obrador, de llegar a la Presidencia de la República, primero estaría haciendo a un lado el sentir y la opinión de las víctimas; y segundo, estaría dejando ver que una de sus principales acciones sería pactar con el crimen organizado y sobre todo con el narcotráfico y entonces sí nadie podría negar la existencia de una mafia del poder como tanto ha señalado quien asegura no ser un peligro para México.

Y de Pilón:

Luego de la aprobación de la Ley de Seguridad Interior en la Cámara de Diputados, varias voces no se han hecho esperar para pronunciarse en contra de la misma, pues de acuerdo a Jan Jarab, representante de la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, existen riesgos para las garantías de los mexicanos, pues con la minuta se busca normalizar lo que no es normal, como el hecho de que las Fuerzas Armadas lleven más de una década recorriendo las calles de varios estados y municipios de México, pues esto, además de ilustrar un rotundo fracaso de todas y cada una de las policías que existen en nuestro país, pareciera que los promotores de dicha ley ignoran, o por lo menos han olvidado, fechas tan cruciales como 1968 y 1971, por citar algunos ejemplos.

@julioc_moreno