Cada uno de nosotros es único entre los millones de seres humanos que habitan este planeta. Es imperioso descubrir y ser conscientes de aquello que nos hace únicos, así como de la misión que podemos cumplir y los atributos con los que contamos  para el logro de nuestra felicidad y plenitud, e igualmente  reconocer que  la forma en  que percibimos lo exterior es un espejo de lo que interiormente somos, que el gran regalo del autodescubrimiento es intentar trascender con libertad. Una vez que nos conocemos profundamente a nosotros mismos, vivimos  con más alegría y sentido del humor.

Tomemos consciencia de que primero llega la sensación emotiva y después el pensamiento. Pero estos dos conceptos están muy ínter relacionados por lo tanto, también las emociones pueden desencadenarse a través del pensamiento. En todo caso, estar alertas a qué tipo de pensamientos son los que abrigamos, porque si nos sentimos mal o insatisfechos, la razón es, porque estamos pensando negativamente, ya que el cerebro es como una computadora, según la información que nosotros le introducimos es el resultado que nos  brinda.

Por lo tanto, el sentirnos bien o mal proviene de aprender a manejar nuestras emociones adecuadamente y de observar nuestros pensamientos, para erradicar los negativos y procurar los positivos. Esto es nuestra responsabilidad. De manera que debemos disfrutar lo que hacemos, reconocer nuestras virtudes y limitaciones, aceptarnos como somos y  encausarnos a nuestra superación, sabiendo que este camino es inacabable y que podemos tropezar infinidad de veces, pero que si nos levantamos y continuamos llegaremos al final con la satisfacción de haberlo intentado siempre.

Si expresamos con oportunidad lo que sentimos o lo que pensamos evitaremos guardar resentimientos que crean enfermedades e infelicidad. Por supuesto darnos tiempo para pensar, para reflexionar antes de actuar. Los mayores desaciertos provienen de decisiones tomadas impulsivamente, en cambio aquellas que han sido reflexionadas y sopesadas debidamente por lo general  desembocan en resultados más  previsibles y por lo tanto más manejables.

La mejor forma de encauzarnos hacia lo positivo, es  preguntarnos que podemos  aportar a la vida y no solamente estar esperando a ver qué es lo que la vida nos ofrece, teniendo presente en todo momento,  que nosotros podremos ser sustituidos para alguna función, pero jamás reemplazados en nuestra esencia porque somos únicos e irrepetibles.

Tratemos de ver, amar y agradecer lo que sí tenemos y no enfocarnos en lo que carecemos. Utilizar lo que tenemos, pero no permitir  que lo que  tenemos nos utilice. En la vida todo puede disfrutarse a plenitud pero con moderación. Si tú controlas tus placeres es positivo, pero si ellos te controlan a ti, ya no lo es.

Entre más pronto nos adaptemos a las circunstancias o personas nuevas en nuestra vida fluiremos con mas ritmo y armonía en ella. Caminemos sin egoísmo, pero con el conocimiento del verdadero valor que tenemos.

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